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martes, 5 de agosto de 2014

LOS CUADROS ESCRITOS



"UNA VISTA DE TOLEDO"
De El Greco



Como en mi entrada anterior les di reseñas de una autora y un libro que ya había leído hacía tiempo, me ha parecido que sería bueno darles otra opción de una lectura más reciente.
El libro que quiero comentarles se titula: "El Poeta y El Pintor" de Ana Rodríguez Fischer. El título de este libro me llegó gracias a un comentario que leí en la prensa. A raíz de ese comentario, no se me iba de la cabeza, así que lo busqué.
Para ser sincera tengo que decirles que es una lectura que no me resultó fácil al principio. Tuve que adaptarme al lenguaje de la época. Pero según iba avanzando me daba cuenta de dos cosas: estaba ante el trabajo de una autora culta, que además había creado un historia de ficción llena de belleza y conocimiento, no sólo de literatura. Porque eso es lo que rebosa este libro: belleza y cultura.
La autora relata un supuesto encuentro entre dos artistas: Luis de Góngora y Domenikos Theotokopulos (El Greco, en el libro llamado El Griego). Un encuentro que lo sitúa nada menos que en la ciudad de Toledo, en la primavera del año 1610.
La novela empieza relatándonos el viaje que Góngora hace hasta esa ciudad. A través de ese recorrido en el espacio, vamos conociendo más al escritor, y por medio de la información que éste va obteniendo de El Greco, también nos va abriendo una ventana hacia la personalidad del pintor.  Pero a la vez conocemos la situación social, religiosa, política e incluso económica de la época.
Cuando ambos personajes se encuentran y van abriéndose en las conversaciones que tienen, se dan cuenta de que cada uno, en su forma de expresión, está buscando lo mismo.
Hay varias páginas en las que la autora a través de los ojos y la voz de Góngora, que va mirando los cuadros y bocetos que El Greco le va enseñando, nos pone al alcance esas maravillas pictóricas. Y les juro que se pueden ver a través de la palabra, con todo detalle. Cuadros como el del rapto de Proserpina, hija de Júpiter y de Ceres, o el de San Martín de Tours y El Mendigo.
Las reflexiones que llevan al escritor los cuadros de El Greco, crean un intercambio de opiniones entre ambos hombres que, aunque a veces vean la cosas desde distinta perspectiva, llegan a conclusiones parecidas.
De las páginas 128 a la 131, se habla de la fuerza de los colores. Es simplemente MARAVILLOSO.  Les copio aquí unos extractos para que se les abra el apetito:
"La naturaleza es una palpitación eterna, afirma El Greco. No hay más que fijarse en el arco iris, que no es otra cosa más que la fusión íntima de dos colores". (Página 128).
"El Griego juega con los colores como un niño tantea y va probando hasta ver hacia dónde se derraman, desde la claridad débil del primer rasguño a la densidad última, cuando ya anuncian otro tono y reclaman mezclas y alianzas y transformaciones sin meta ni límite que él aceptará con entusiasmo o rechazará nervioso e insatisfecho para precipitarse de nuevo hacia el fondo del color y arrancarle su secreta armonía. Y así hasta el agotamiento. Hay desgarro y nostalgia en ese empeño, impulsos insensatos, lazos desatados que se reanudan y cadenas rotas que se restauran, contradicciones y contrastes. Es una desarmonia fecunda en la que hay choque e imposición y dominio y realce y freno, pero nunca hay renuncia".
La contemplación de esos colores dará pie al escritor a evocar algunos de sus versos: "el rojo paso de la blanca Aurora... claveles del abril, rubíes tempranos... fuego que su humo envía al ámbar  su llama al oro... oro bruñido el sol relumbra en vano...".
Como artistas que son, son rompedores de viejos moldes. Hombres que no temen expresar lo que piensan, y eso, ellos lo saben, tiene su precio. Ya lo dice El Greco:
"Tener personalidad es poder elegir".
"Hay que afirmarse a través de las rivalidades polifónicas, salirse del orden y desoír  las viejas reglas para que nazca una belleza nueva y no marchita, una obra que nos sorprenda y nos conmueva. Hay que caminar por lo difícil, azuzar el ingenio y adentrarse en la oscuridad.
Y caso que fuera error; aún podremos holgarnos de haber dado principio a algo, pues es mayor gloria empezar una acción que consumarla". (Página 119).


Aprovechando que es verano, hagan un viaje a la ciudad de Toledo a través del tiempo. Vayan con "El Poeta y El Pintor", disfruten de la belleza en todas sus expresiones. Quizás no vuelvan más morenos, pero seguro que volverán un poco más sabios.

2 comentarios:

  1. Ese libro me tiene que gustar porque me gusta el Greco, como pintor y como personaje misterioso. Recuerdo un libro que saqué de la biblioteca de la vieja Casa de Cultura, la de San Juan que para mí no había otra. Era un ensayo del famoso doctor Marañón que analizaba al pintor desde el punto de vista médico y psiquiátrico, a la vista de sus cuadros y su biografía. Se titulaba "El Greco o el secreto de Toledo", ahora lo han vuelto a editar con el título !El Greco y Toledo". Si te interesa, el viejo tomo debe andar todavía por las estanterías de la nueva Casa de Cultura. Me dejó con la boca abierta, a mis diecisiete años, porque Marañón, por ejemplo, relacionaba esas vistas de Toledo fantasmagóricas y bañadas de luz plateada…con el uso de alguna droga, vaya con Domenicos…
    Los libros buenos no se olvidan.
    El viaje que propones, está hecho.
    Disfrutemos del sol, que en Burgos ya se sabe.
    Un abrazo

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  2. Hola Abejita:
    He apuntado el título que me das sobre El Greco. Tiene que ser bastante curioso el punto de vista del autor, e interesante por el personaje que es. Ayer mismo comenté este libro a una amiga que es una gran aficionada a la pintura. Me pidió que se lo dejase. A ella siempre le ha llamado la atención El Greco porque según me estuvo explicando, en los cuadros que hizo de figuras de santos, se veían que no era el misticismo, como yo creía, lo que predominaba. Rompió moldes al darle carnalidad a los protagonistas de sus cuadros, y me puso como ejemplo su San Sebastian. Eran hombres de carne y hueso.
    Y luego estaban los fuertes contrastes del color. La luz era rompedora. En el libro también lo dice, que la luz puede ser a veces cortante, peligrosa.
    Todo esto me ha llevado a volver a cotemplar alguno de sus cuadros, y me doy cuenta que ya no voy a verlos de igual modo.
    Lo que tienen los buenos libros es que te hacen investigar, buscar, cuestionar opiniones que tenías antes. Es muy enriquecedor.
    Yo del sol de Burgos, más que disfrutar, huyo. Esta mañana he salido a la calle, y casi me caigo de calor, como los gorriones.
    Un abrazo.

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