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sábado, 23 de agosto de 2014

LA VIDA COMO INSPIRACIÓN


"FANNY AUSTEN-KNIGHT"
De Cassandra Austen



Cada momento que vivimos, cada situación, cada persona que encontramos en nuestro camino, va llenando nuestra mochila, la de nuestra vida, poniendo en ella buena cantidad de experiencia. Los libros que leemos añaden a esa experiencia el conocimiento. Son dos buenos ingredientes para forjar nuestra personalidad.
En el caso de los escritores, parte de esa personalidad se ve reflejada en alguno de sus personajes, en alguna de sus historias. Para bien y para mal.
Se ha hablado sobre si es posible crear unos personajes, una historia, independientes totalmente de quien los crea. Hay quien va más lejos y asegura que los personajes de sus libros, tienen vida propia. Que no tienen nada que ver con él.  Pero no hay más que leer las opiniones de algunos escritores para darse cuenta que no son tan independientes, como a lo mejor quisieran, de sus propias experiencias. 
En el libro titulado "Dickens" de J.B. Priestley, editorial Biblioteca Salvat de Grandes Biografías, se nos cuenta cómo marcó al escritor el que su padre acabara arruinado y él tuviera que ir a trabajar a una fábrica de betunes, teniendo que abandonar su, hasta entonces, plácida vida de estudiante. Es difícil creer que sin esta experiencia, Charles Dickens hubiera podido crear obras como la de "Oliver Twuist", que habla de la pobreza golpeando con más fuerza a los más débiles: los niños. O "La Tienda de Antigüedades", donde además de la pobreza, denuncia lo difícil que es que una persona sin medios,  tenga derecho a la justicia.
En el primer título mencionado, las palabras del propio escritor, dan cuenta de la huella indeleble que la vida dejó en su personalidad:
"Durante muchos años he defendido un concepto subversivo del periodismo y la literatura. El afán provocador que ello comporta me parece esencial al hálito de cualquier intento de creación, y no digamos si éste lucha primordialmente por la belleza".
La belleza que, durante un tiempo, la vida le arrebató sin compasión.
Otro caso lo podemos encontrar en un libro que leí hace un tiempo. Un libro que sorprendentemente pertenece a una de esas colecciones denominadas juveniles, pero que me parece que puede ser interesante para cualquier adulto. Estoy hablando de "Boy (relatos de la infancia) de Roald Dahl, editorial Alfaguara Juvenil. En el capítulo titulado: "El Director", refiriéndose a los malos tratos que sufrió el señor Dhal durante sus años de estudiante dice:
"Seguro que a estas alturas ya os estaréis preguntando por qué doy tanta importancia en estas páginas a la cuestión de los castigos corporales en las escuelas. La respuesta es que no puedo evitarlo. Durante toda mi vida escolar me aterró el hecho de que a maestros y alumnos mayores se les permitiera herir literalmente a otros niños, y a veces de gravedad".
Leyendo este libro entiendes que en la mayoría de las historias de este autor aparezcan niños que se salen de las normas establecidas, atreviéndose, en algunos casos, incluso a retar y llevar al ridículo a los adultos que las representan. Como ejemplo podríamos mencionar: "Matilda" o "Las Brujas".
Como lectora, me resulta difícil imaginar que J.R.R. Tolkien hubiera podido escribir "El Señor de los Anillos" sin haber pasado por la triste experiencia de una guerra. Y si lo hubiera hecho, no sería la misma historia.
Siempre habrá alguien dispuesto a negar esta influencia de la que hablo. Recuerdo que hace ya bastantes años, estando en una tertulia literaria a la que asistía, se me ocurrió decir que Salinger parecía tener algún tipo de desorden interno porque, a mi entender, no le hubiera sido posible de no ser así, crear una psicología tan complicada como la del protagonista de su obra cúspide "El Guardián Entre El Centeno". La que se lió fue gordísima. Una "horda" de iracundos seguidores de Salinger se me echaron encima verbalmente, para reprocharme que se me ocurriera pensar tal cosa. Cómo era posible que no entendiera que estaba hablando de un genio de la literatura.
Años más tarde, cuando a raíz de la muerte del escritor, aparecieron amplios reportajes sobre su vida y sobre el libro que su propia hija había escrito, me eché más de un sonrisita recordando aquella escena. 
Cuando hice esa declaración no estaba en mi mente ofender al escritor, lo único que quise expresar es que,  a mí me resultaba muy difícil creer que alguien creara una psicología tan complicada como la del protagonista de "El Guardián Entre El Centeno", desde fuera. Sólo sintiendo o pensando de forma parecida a dicho protagonista, se podía hacer, a mi entender, un retrato tan minucioso.  Desde ese día me cuidé muy mucho de decir lo que realmente pensaba. Una pena, porque se supone que en una tertulia literaria lo que debería reinar es la libertad de expresión. Bueno, una experiencia más para mi propia mochila.
Otro caso curioso que me ocurrió sobre este tema, fue a raíz de la presentación de un libro de poesía de una persona que conozco y admiro.
Como dice el refrán: el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Pues ahí estaba yo para hacer realidad el dicho, con mis propios actos. Por si fuera poco la experiencia con mi comentario sobre el señor Salinger, se me ocurrió decir a la persona que presentaba su libro, en un instante que pudimos hablar después de la presentación, que, habiéndo leído sus poemas, había reconocido en algunos de ellos a su creador. ¡Menudo chaparrón que me cayó!. Al parecer se lo tomó casi como una ofensa, pues la persona en cuestión defendía que  sus poemas eran exclusivo fruto de su duro trabajo y no tenían nada que ver con quien los había escrito.
No sé si la imagen que tiene de mí esta persona se habrá devaluado desde entonces. Yo sigo leyendo su poesía, sigo admirando su obra,  y sigo viendo en ella gran parte de quien la ha creado. No es tozudez, es pura lógica, creo yo. ¿Conocen alguna otra forma de ser poeta, que no sea desde dentro? Pues eso. Que el trabajo en la creación es necesario, que las Musas pueden visitar al escritor en cualquier momento, pero no me negarán que la mejor Musa, la mayor inspiración, suele venir de la vida misma.

4 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo contigo, la inspiración suele venir de la vida misma. Creo que en lo que los escritores nos cuentan hay mucho de su realidad...literaturizada, cambiada, girada, metamorfoseada como diría don Quijote. A mí también me ha ocurrido eso de dar mi opinión sobre un libro y que se me echen encima, cielos santo, qué dice esta persona...No se dan cuenta de que un libro está para eso, para que cada lector lo vea desde su ángulo, para que haya tantas lecturas como lectores. Una obra literaria es un diamante con millones de facetas dispuestas a la talla que hagamos los "letraheridos".
    En cuanto al libro de Salinger, también pienso en algún desorden personal del escritor. Lo leí en un momento muy duro de mi vida, daba clase en un instituto a los alumnos de PCPI, antes llamada Garantía Social. Casi todos tenían problemas: alcoholismo, drogadicciones, trastornos de personalidad y, por supuesto, fracaso escolar. Me puse con su lectura y ¿sabes lo que me ocurría? Que lo leía y la voz del personaje era la de mi alumno más problemático, era como si me lo estuviese contando el chaval burgalés que yo conocía y no el americano de colegio fino... Y no pude con el libro.
    Sé de buena tinta que dirigías muy bien las lecturas, un pajarito...
    Un abrazo y seguiremos hablando.

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  2. No podías explicarlo mejor. Entiendo que se te hiciera difícil la lectura del libro de Salinger en las circunstancias en las que estabas trabajando. Creo que yo no sería capaz de trabajar con personas así, me involucraría demasiado.
    La tertulia a la que me refería, fue a la primera que asistí. Entonces yo tendría unos veintitantos años. ¡Uff, el tiempo que ha pasado!.
    En cuanto al pajarito, no sé si le conoceré. Ya hablaremos.
    Un abrazo.

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  3. Completamente de acuerdo con tu teoría, y además creo que muchos reinciden en las mismas ideas a lo largo de su obra. Eso es una opinión, claro.

    En lo de Salinger, yo pienso lo mismo.

    Besos.

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    Respuestas
    1. Casi se me pasa tu comentario en esta entrada uyyyy.
      En lo de la reincidencia estoy de acuerdo contigo. Quizás se deba a que hay acontecimientos en la vida del escritor que de alguna forma le han marcado, y eso lo expresa en su obra. Al final hombre y escritor son la misma persona, y puesto que los sentimientos son universales, lo único que puede hacer destacar a un escritor sobre los demás es la forma de contarlo. Ahí es donde está la creatividad. Bueno, creo yo.
      Besos, Pamisola.

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