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domingo, 27 de septiembre de 2015

LLAMAS CONTENIDAS


Hermanas Brontë
(Imagen sacada de Internet)


Acabo de terminar la novela "Todo ese Fuego", en la que su autora Ángeles Caso relata la vida de estas tres hermanas: Charlotte, Emily y Anne Brontë . Tres mujeres que, de haber nacido en otra época, hubieran tenido en vida el reconocimiento que merecían. Cada una tiene su personalidad como es lógico, pero tienen también algo en común: su pasión por leer, por aprender,  y, sobre todo, por escribir. Ésta última deben ocultarla como si de un pecado se tratara. En el siglo IXX, de las hijas de un clérigo sólo se esperaba que ayudasen  a su padre en la parroquia hasta que el día de su matrimonio, meta para la que debían haber sido educadas, llegase. Pero es que en el caso de estas hermanas ese día no parecía querer llegar. Lo tenían todo en su contra. A su falta de belleza, había que unirle el poco interés que ellas ponían en resultar atractivas a los ojos de cualquiera que se les acercara. Pero es que además ellas no habían recibido una educación como el resto de las jóvenes. Su padre se había preocupado de "amueblar" debidamente sus cabezas con el conocimiento. 
Alentó el genio de sus hijas y les enseñó a ser independientes de los hombres y libres de espíritu.
Desde el principio de sus vidas, estas tres mujeres tienen como compañera de camino la muerte, quien les arrebatará primero a su hermana María, después se llevará a su tía Elisabeth , y seguirá haciendo notar su guadaña según va pasando el tiempo. Esa implacable presencia, al igual que la del duro paisaje de los páramos, envuelto en vientos y hielo, que recorrerán con sus grandes zancadas, irán tallando la fuerte personalidad de estas tres mujeres.
Llama la atención el sereno tono de Ángeles Caso al contarnos esta historia. Serenidad que se tornará en fuerza, en puro fuego, cuando hable de las renuncias que por el hecho de ser mujeres, tienen que hacer las tres hermanas Brontë. Pero hay algo que nadie puede quitarles: su pasión por escribir. Lo hacen a escondidas de su hermano Branwell, que por el hecho de ser el varón de la familia, tiene todas las facilidades para adquirir una buena educación, saliendo incluso fuera de su hogar para completarla, y que quizás por esas facilidades que su condición de hombre le otorga, no le da importancia a su privilegio, y lo va tirando todo por la borda.  Pero también tienen que ocultar sus escritos a su padre, al que no dan conocimiento de ellos hasta que han conseguido publicarlos bajo seudónimo.
¡Qué rabia!, que rabia da ver que personas de tanta valía no pueden disfrutar de los frutos que su potencial les da. Ni siquiera pueden ser libres, como la misma Charlotte reconoce: 
Las alas que siempre ansiaban desplegarse obligadas a encogerse sobre sí mismas una y otra vez, convirtiéndose en muñones inútiles y horrendos. Las absurdas alas del espíritu rebelde de las mujeres.
Emily también expresa esa asfixia que las normas sociales de la época les hace sentir.
... detestaba que todas esas bobadas la afectasen, la sensación de que alguien podía estar vigilando tus pasos y criticarte por hacer cosas poco adecuadas para un dama, correr por los campos, levantarte demasiado las faldas para atravesar un arroyo, cantar a gritos una canción alegre o dejar que la lluvia te empapara el pelo en verano, cuando el aguacero rompe a veces el calor del día y desciende feliz sobre la tierra, como un regalo inesperado de los dioses.
He dicho anteriormente que en la vida de estas mujeres hay una serie de constantes presencias. Algo que se hace también patente durante el recorrido de sus vidas es el Amor. El amor entre las hermanas, y de ellas hacia el elegido por sus corazones. Elegido que no siempre es el más acertado, así son las cosas del corazón.
No quiero dejar de nombrar a un personaje que, aunque aparentemente secundario, va a tener importancia en el proceso creativo de Emily. Hablo de Tabitha Ackroyd, la asistenta que los Brontë tienen en su casa, y de cuyas historias de fantasmas, se alimentará parte de sus "Cumbres Borrascosas".


Las frases que he puesto con letra cursiva, las he sacado de la novela "Todo ese Fuego" de Ángeles Caso.


Puesto que de libros y su lectura he hablado en ésta, como en otras muchas ocasiones, me van a permitir que, como lectora, dirija desde aquí una queja a los Editores. Mi queja tiene que ver con el excesivo precio de los libros. No entiendo que, por norma, el precio medio mínimo de los libros sea de 20€. Y lo que todavía entiendo menos es que no se saque a la venta al mismo tiempo que la edición en tapas duras, que es la más cara, la de bolsillo. De esta forma podrían tener también acceso a las novedades aquellas personas que, como yo, no tienen sueldos de ministro. 
Si no han tenido ningún problema en sacar a la par la edición de tapas duras y la edición de libro electrónico, ¿por qué tanta reserva en sacar junto con estas dos, la edición de bolsillo? Les recuerdo señores editores que la cultura es un derecho, no un privilegio. No entiendo el porqué de esa insistencia en tratar un libro exclusivamente como si fuera un artículo de lujo. Si lo que pretenden es ahorrar costes, deberían seleccionar más los títulos editados, y no intentar  imponer a libreros y lectores, cosas ilegibles por su falta de calidad e interés. Esto último que expongo no me lo invento, hasta la genial Penélope Fitzgerald lo denuncia en su maravillosa novela "La Librería", (página 70 en la edición de Impedimenta). Novela que no me cansaré nunca de recomendar.
 No sé si algún editor se asomará a esta ventana, si es así, le agradezco de antemano el que se tome interés en leer lo que aquí expongo, y espero que en la medida de sus posibilidades, lo tenga en cuenta.  
Si hay algún lector o librero que se sienta identificado con mi queja,  y tiene la posibilidad de hacerla llegar  a algún editor, le estaré inmensamente agradecida de que lo haga. 
La cultura es un bien de todos.
 

 
 

jueves, 24 de septiembre de 2015

PERSONAS-CONTENEDORES

El niño va de la mano de su madre, casi a rastras,  protestando por algo que le ha ocurrido en el colegio. La madre, ensimismada en sus preocupaciones, de vez en cuando pega un tirón del brazo del pequeño para que acelere el paso. En uno de esos movimientos, la mujer pierde el equilibrio y a punto está de caerse al suelo. 
-¡Zás!
La *colleja que le cae al pequeño es tan sonora y contundente, que hasta mi piel se resiente. Entonces  el crío empieza a llorar.
Y ahora, ¿por qué lloras? -le pregunta la madre mientras le zarandea.
La respuesta del niño rasga el aire como el filo de una navaja.
-Porque me duele.


(Imagen sacada de Internet)


En una entrevista radiofónica que le hacían a un psicólogo sobre el tipo de personalidades que hay, me llamó la atención uno en concreto, que él denominó  persona-contenedor. Ésta, según explicó el psicólogo, es la típica persona que se adapta a las personas y a las circunstancias que le rodean, y suele hacerlo sin rechistar. Tal es su capacidad para mimetizarse con su entorno, que la gente cree que está ahí, para eso, para cargar con lo que le echen. Quién no ha conocido alguien así a lo largo de su vida. Es el hermano que siempre está dispuesto a escucharte, disimulando sus propios problemas, y del que nunca te acuerdas cuando tienes que celebrar algo. Es también la amiga a la que acudes cuando te ha dejado el último novio, que soporta durante días y días tu incontrolable llanto, o tus cambiantes estados de la crispación a la melancolía, pero que no te atreves a presentar al nuevo chico, porque para eso ya están las otras amigas, las más "guays". 
Es el cuñado que nunca se niega a quedarse con los abuelos, aunque sea un sábado por la noche, (de tan bueno que es, el resto de la familia le tiene por tonto), y al que no se le suele invitar cuando los que no se han preocupado de los ancianos, se van de comida o de cena. Total, si a él esas cosas no le van. 
La persona-contenedor es la esposa que, resignada, aguanta las broncas que le echa el marido. Donde descarga todo el estrés del trabajo. Como el marido que tiene que cargar con los malos modos de su mujer, por el simple hecho de que ella ha tenido un mal día, y él está ahí, a mano. 
Persona-contenedor es también el empleado que,  más que modelo, y no sólo como empleado, sino también como compañero de trabajo, es un chollo,  porque está dispuesto a cargar con responsabilidades, quejas, e incluso broncas, que no le corresponden.
La persona-contenedor es cualquiera capaz de tener sensibilidad hacia los problemas ajenos, echar una mano, sin esperar nada a cambio. Y si salen mal las cosas, la que aguanta, incluso insultos, que no debería recibir jamás, pero  lo hace, y casi siempre en silencio. 
A falta de perro al que darle una buena patada para descargar toda la adrenalina que llevamos dentro, que bien viene tener a una persona-contenedor cerca. Este "sambenito"  se le puede cargar  no sólo a un individuo, sino a toda una comunidad, incluso a todo un país. Quien no conoce alguno que sirva de "contenedor" de las inmundicias del resto. Basta con que la población sea un tanto incauta, ignorante y, flexible, además de pobre, y la super-potencia de turno ya tiene un basurero donde descargar toda su porquería. Y encima se espera que sean agradecidos porque se ha "contado" con ellos.
Volviendo a los contenedores individuales, la persona-contenedor es aquella a la que sólo se le echa de menos, el día de su muerte.
Me pregunto cuándo seremos conscientes del mucho dolor que podemos causar con un sólo mal gesto. Y  del mucho dolor que podríamos evitar con, simplemente,  no hacer ese mal gesto.

Ojeando el libro de poemas de Claudio Rodríguez "Alianza y Condena", me he encontrado con este bellísimo poema, que me ha hecho reflexionar sobre el tema que he planteado en esta entrada. Va por todas las buenas personas del mundo, en especial por los niños, que a cambio de su bondad, sólo reciben un trato injusto.

GORRIÓN

No olvida. No se aleja
este granuja astuto
de nuestra vida. Siempre 
de prestado, sin rumbo,
como cualquiera, aquí anda,
se lava aquí, tozudo,
entre nuestros zapatos.
¿Qué busca en nuestro  oscuro
vivir? ¿Qué amor  encuentra
en nuestro pan tan duro?
Ya dio al aire a los muertos
este gorrión, que pudo
volar, pero aquí sigue,
aquí abajo, seguro,
metiendo en su pechuga
todo el polvo del mundo.

(Claudio Rodríguez)





*Significado de "Colleja" en España: Golpe dado en la nuca con la palma de la mano.




domingo, 20 de septiembre de 2015

CONTRA CORRIENTES

Salmón 
(Fotografía sacada de Internet)


Se acerca el otoño. Cambia la luz y cambian los colores que nos rodean, incluso los de los escaparates de las tiendas de ropa. Como cada año a través de lo que en ellos se expone, nos indican las texturas, las tallas, las formas y tonos que debemos llevar. Me llama la atención que hay un color en el que, ya desde hace varios años, se insiste en mostrarnos como color de temporada: el negro. A estas alturas ya no puedo creer en la inocencia de los creadores de moda y de sus sugerencias. Sobre todo habiendo visto el daño que muchos de ellos, con su estúpida imposición de unas determinadas formas y tallas, han hecho. Así que me pongo a pensar el porqué del color negro.  Y me viene a la mente que hace muchos, muchos años, este color se utilizaba para los uniformes de las personas que trabajaban en el servicio de las grandes mansiones. Con él se intentaba convertir a esas personas en invisibles. No eran más que parte del mobiliario de la casa donde trabajaban. Y me pregunto: ¿será eso lo que intentan? Estarán conmigo que no hay mejor manera de ignorar, hasta anular como individuo a una persona, que haciéndole "uniforme". Todos con la misma forma, con el mismo color.
La naturaleza, como vieja sabia que es, siempre nos enseña, y en este tema también podemos recurrir a ella.  Hace unos días ojeando un libro, me encontré con un pez que siempre me ha llamado la atención: el salmón. No sé si sabrán que es un pez marino y también de agua dulce. Su nombre viene de la antigua Roma. Se le atribuye la capacidad de volver al mismo sitio donde nació para reproducirse. Una gran mayoría de ellos remontan la corriente donde nacieron. Su fino sentido del olfato le orienta y reconoce la química de su río natal. Lo que más me gusta de él es que nada contra corriente. Para mí tienen una gran belleza los saltos que llega a dar fuera del agua. Es capaz de "volar" durante unos segundos, para intentar esquivar la fuerza de las corrientes que pueden alejarle de su meta.
En la otra punta, en cuanto a comportamiento se refiere, tenemos al besugo. El besugo vive formando bancos de peces y a medida que aumenta su edad, se le localiza en lugares cada vez más profundos y arenosos. Aprovecha los desplazamientos de la marea para acompasarse a su ritmo. 

Siempre me ha dado un cierto repelús lo de las "tendencias". Eso de que me digan cómo he de ir vestida, qué tengo que comer, leer o escuchar, me pone nerviosilla. Porque empiezan por ahí y acaban inculcando formas de pensar. Y eso sí es peligroso.  Debe ser por eso que cuando me dicen que el negro es el color de moda, yo me pongo de rojo. Si dicen que se lleva el pelo liso y teñido, yo defiendo a capa y espada mis canosos rizos. Y cuando oigo voces que dicen que las personas que huyen de su país en guerra son gente vaga, escoria. Además de no creer ni una sola de esas palabras, intento ayudar a esas personas, aunque sea con un granito de arena. 
No me gusta la gente que se cree con derecho a pensar y decidir por mí, sea cual sea el tema de debate. Aun a riesgo de quedarme más de una vez sola, he decidido nadar contra ciertas corrientes. 
Lo de hacer el besugo, se lo dejo a los políticos iluminados de mentes acomodaticias.




jueves, 17 de septiembre de 2015

LA ESCRITORA OUTSIDER

PENELOPE FITTZGERALD
(Imagen sacada de Internet)


La primera novela que leí de Penelope Fitzgerald fue "La Librería", me gustó tanto su estilo sereno, la forma de dibujar los personajes, gente corriente, a la que ella sabía sacar, con su fina pluma, todo su mundo interior, que me prometí  seguirla a través de las novelas que nos había dejado. Después de volver a visitar esa maravillosa librería, me dejé llevar por "El Inicio de la Primavera", una novela con unos personajes un tanto difíciles de llegar a conocer, al menos para mí. Luego recogí "La Flor Azul", centrada en la vida del poeta alemán Novalis. Hasta llegar a "La Puerta de los Ángeles", que quiero comentarles aquí. Pero antes, vamos a conocer algo más de esta mujer. Según nos informa Hermione Lee en su interesante Prefacio, Penelope era hija de una atípica familia de clase media inglesa, aficionada a la literatura. Heredó los principios evangélicos de sus abuelos obispos y los valores de su padre y sus tíos paternos: integridad, austeridad, moderación, genialidad y un sentido del humor lacónico e irónico. Empezó a publicar a una edad tardía, alrededor de los sesenta años. Cuando tres años después recibió el premio Booker por su novela "A la Deriva", ella misma declaró:"Ya sabía que era una outsider". Como las personas sobre las que escribía: inadaptados, artistas románticos, optimistas frustrados, amantes incomprendidos, huérfanos y bichos raros. 
Tuvo fama de discreta. No era una celebridad, sino una novelista con un grupo de seguidores apasionados y exigentes. 
Una de las cosas que me ha llamado la atención de la presentación que de esta escritora hace Hermione Lee es que declara que sus novelas son divertidas, pero también oscuras. De ahí deriva quizás esa dificultad a la que anteriormente hacía referencia, para llegar a conocer a alguno de sus personajes.
Varias de sus novelas se basan en experiencias propias, como cuando ayudó a sacar adelante una librería en un pueblecito de Suffolk, cuando en los años sesenta vivió en el Támesis en una casa flotante que hacía aguas. 
Pero vamos a conocer de qué va la historia que la señora Fitzgerald nos cuenta en "La Puerta de los Ángeles":
Fred Fairly es un joven que tiene un prometedor futuro como profesor de Ciencias en Cambridge, en el St. Angelicus, college al que pertenece, y que se caracteriza por no haber permitido que ninguna mujer traspase sus muros desde hace más de quinientos años. El problema es que el joven Fairly pertenece a la peculiar Sociedad de los Desobedientes y, por si ésto fuera poco, tras un aparatoso accidente de bicicleta, conoce a una misteriosa joven de la que se enamora. ¿Creen ustedes que con todo este lío a su alrededor podrá respetar las normas ancestrales de su college?
Quiero resaltar uno de los capítulos de esta deliciosa novela, el titulado "Unas Breves Palabras sobre el St. Angelicus". En él, la señora Fitzgerald, haciendo gala de su fina ironía, nos explica la historia del mencionado college. Conoceremos también a un personaje histórico con el que dicho colegio está relacionado, el papa Benedicto Xlll, nacido en Illueca, provincia de Zaragoza. Un papa que, haciendo gala de su tenacidad, como buen maño que era, mantuvo una larga lucha con sus enemigos. Lucha que sirvió para que surgiera la frase "mantenerse en sus trece", en referencia a la negativa de renunciar a su posición de papa. 




Benedicto Xlll
(Imagen sacada de Internet)


Hacía tiempo que no me reía tanto leyendo. 
No se pierdan a esta escritora fuera de cualquier tendencia común. Ella es, sencillamente, genial.

La frase en versión original que aparece en la foto superior, la dice uno de los personajes de la historia que les he comentado. Traducida, tal y como aparece en la edición en español, significa:
"Para cada persona una cosa es lo que ella piensa que es. En otras palabras: las cosas son solo pensamientos".









domingo, 13 de septiembre de 2015

CUANDO DEL AGUA EMANA ARTE

Siempre he sentido una especial atracción por los cuadros donde aparece el agua, no sé si tendrá algo que ver el hecho de que ése es mi elemento. El caso es que contemplar una pintura donde aparece el mar, o un río, me produce una paz inmensa.
Ayer una amiga me sugirió que fuéramos a ver la Exposición Itinerante l Bienal de Acuarela Noble Villa de Portugalete, que está en la Sala de Exposiciones de la Caja del Círculo, en la Plaza de España. Pudimos comprobar los distintos estilos de diferentes artistas. Pero todos ellos tenían un elemento común: el agua. El agua utilizada como "herramienta" pictórica. Si me parece admirable que alguien sea capaz de plasmar toda la belleza que le rodea, belleza que ha captado incluso en aquellos rincones donde la mayoría no somos capaces de verla, el que lo haga utilizando un elemento tan difícil como es el agua, ya me parece cosa de alquimistas. 
La amiga que me acompañaba ha pintado toda su vida,  y siempre me ha comentado lo difícil que es la acuarela. Requiere de habilidad porque hay que saber "dominar" el agua con la que mezclas la pintura. Rapidez para secar a tiempo, con el fin de evitar que el líquido elemento se apodere de las formas y las reduzca a simples borrones.
Me parece algo precioso utilizar el agua para plasmar su serenidad, su poderío, su inmensidad, su ilimitada belleza. Entre los artistas que exponen está Aurora Charlo, con un cuadro que se titula "Dymchurch Beach". De uno de sus cuadros, he sacado  esta imagen de Internet:

  

Pero hay más artistas y más cuadros en los que se utiliza el agua, aunque no aparezca plasmada en ellos. Hubiera deseado poder poner una especie de mosaico con los cuadros que más me han gustado. Hay paisajes nevados, como el de Manolo Jimenez, titulado "Hierro, Vapor y Nieve", que me hizo revivir escenas de Anna Karenina. Otros, sin nieve,  como el "Otoño" de José Luis Labrador,  en el que pensé que  no sería raro encontrarse con  " La Princesa Prometida".
Hay cuadros que me han producido una doble sensación, como es el caso de "Viejo Bilbao" de Miguel San Pedro. En él sí aparece el agua. Ha utilizado unos tonos grises, nebulosos, que en un principio me causaron una cierta melancolía y,  sin embargo, su belleza es tal, que mis ojos volvieron a él, una y otra vez. Lo mismo me ocurrió con "Incertidumbre" de Aitor Renteria. Una imagen que parece levitar se refleja en el agua, y es ese reflejo el que me causó "Incertidumbre", sobre todo cuando al mirarlo desde distintas posiciones, pude comprobar que su forma variaba. 
Quizás piensen al leer esta entrada que les estoy destripando toda la exposición. No es así. Ésta que aquí les cuento es la exposición que yo he visto, pero estoy segura que cuando ustedes vayan a verla, descubrirán la suya propia. Es la grandeza del arte, que a cada cual le sugiere algo, igual o diferente a lo que les ha sugerido a los demás. Lo único que les puedo aconsejar es que no se la pierdan. Todo el arte, toda la belleza que puede emanar del agua, les está esperando.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

CARTAS PARA NAÚFRAGOS

La gente no deja de sorprenderme y la mayoría de las ocasiones, para bien. Últimamente se me han cruzado historias que así lo demuestran. Alguna que me han contado desde distintos medios, otras, como la que les voy a relatar a continuación, las he vivido en primera persona.
Me dirijo a mi trabajo, cabizbaja, pensando en lo que tengo que hacer nada más llegar. Delante de mí, un hombre con gafas de cristales negros, que se guía con la ayuda de un bastón, se dispone a girar hacia la derecha, justo  en una esquina del Teatro Principal. Al hacerlo, se da de bruces con unas de esas vallas metálicas, que a veces ponen para impedir el paso en las calles cortadas. Alguien las ha dejado ahí de forma descuidada, sobresaliendo más allá de la esquina del edificio. El hombre se detiene durante unos segundos, sin saber qué hacer. Me acerco a él y le pregunto:
-¿Necesita ayuda?
Él entonces reacciona empujando las vallas hacia el centro de la fachada del teatro.
No, gracias -contesta-. Voy a apartar ésto, por si pasa algún compañero, para que no se golpee con ellas.
Él se acaba de dar un buen golpe, pero no piensa en éso. Lo que centra su atención es evitar que alguien en sus mismas circunstancias, pueda sufrir la misma situación.
No hacen más que poner estorbos en medio -le digo.
Sí -contesta, ahora con una sonrisa.
Como veo que está bien, me despido de él para seguir mi camino.
Buen día -me desea.
Llego a mi trabajo con la sensación de que me acaban de abrir los ojos. 
Por la tarde, al llegar a casa, busco instintivamente un libro de poesía que estoy leyendo a pequeños sorbitos,  para que me dure más. Como si de un rico elixir se tratara. Es la Antología Poética de Ángel González. Y busco este poema, por aquello de que, de vez en cuando, me viene bien recordar las cosas importantes de la vida:

Ciego
¿Ciego a qué?
No a la luz:
a la vida.

¿Sordo a qué?
No al sonido:
a la música.

Abre los ojos,
oye:
nada ve,
nada escucha.

Como si al mundo entero 
una nevada súbita
lo hubiese recubierto
 de silencio y blancura.

Leer estos versos me traslada a una película que encontré en el mes de agosto, en la Biblioteca Pública, y que me sirve también como ejemplo del tema que estoy tratando, esta vez desde la ficción. Su título: "Cartas al Padre Jacob". El director y guionista de esta maravillosa historia es Klaus Härö.


"LA CARTA"
De Julián Alden


Una mujer condenada a cadena perpetua (durante la película sabremos el porqué), recibe la noticia de que se le ha conmutado la sentencia, y tras doce años de prisión, se le otorga la libertad. Su representante legal le comunica que tiene la posibilidad de empezar a trabajar como ayudante de un sacerdote, ya mayor, que vive sólo y que necesita que le ayuden, entre otras cosas, con la correspondencia. Dado que no tiene a donde ir, la mujer decide aceptar el trabajo. Al llegar a la casa del anciano, la mujer comprueba que es ciego. 
Dadas las circunstancias, todo parece ponerse a favor de que la mujer se aproveche del pobre viejo. Pero en esta historia, como en la vida misma, nada ni nadie es lo que parece.
Aparte de la mujer, la única persona que se acerca a la casa del sacerdote, es el cartero, que todos los días le lleva la correspondencia. A través de la lectura de esas cartas, y de las respuestas en forma de buenos consejos que el sacerdote va dando a cada uno de sus feligreses, iremos conociendo más sobre estos dos impresionantes seres humanos.
La sensibilidad del director-guionista de esta película no se ve sólo en la magnífica historia que ha escrito y dirigido. También en su banda sonora. En una de las escenas en la que el sacerdote le cuenta a la empleada como desde niño fue aprendiéndose de memoria los pasajes de la Biblia, el señor Härö ha elegido como fondo musical nada menos que "La Barcarola de los Cuentos de Hoffmann", una verdadera delicia para los oídos.
Pero no quiero engañarles, ésta es una historia triste, dura, porque es la historia de dos personas que parecen no tener nada, ni a nadie, excepto unas cuantas  cartas. Unas cartas que a la mujer le servirán para que abra su corazón a un hombre, al que no le importan los errores que ella haya cometido en el pasado. La acepta tal cual es. Y al sacerdote, esas misivas le harán sentirse útil. Serán el puente para que su ayuda llegue a los demás. 
Y aquí no me puedo resistir el ponerles otro poema de Ángel González:

¿Sabes que un papel puede...?

¿Sabes que un papel puede cortar como una navaja?

Simple papel en blanco,
una carta no escrita

me hace hoy sangrar.


La última carta que la mujer "lee", es la que va a mostrar a estos dos personajes el camino que el destino les tenía reservado.
No les cuento más, sólo pedirles que no se pierdan esta joya.


domingo, 6 de septiembre de 2015

SOBRE EL CRUEL DESTINO QUE NOS UNE

Imagen sacada de Internet



Uno de los aciertos de TVE ha sido reponer durante este verano el programa "This Is Opera". Para el dedicado al Destino y el poder que  tiene éste sobre las personas, eligieron nada menos que la ópera de Verdi  "La Traviata". No creo que haya nada que añadir sobre esta bellísima obra. Por si todavía hay alguien que no la conoce, haré un breve resumen. La historia comienza cuando una mujer cortesana y un joven de familia noble, se conocen y enamoran. La vida de la mujer había sido hasta entonces durísima, ya desde la niñez. Todo parece que va a cambiar cuando el hombre del que está enamorada le propone matrimonio. Pero es entonces cuando el Destino se sirve de la persona del padre del joven noble, que convence a la protagonista de esta historia, para que rechace la proposición de su hijo y lo abandone. 
Es curioso el Destino porque parece poseer dos caras. Una la utiliza para separar, como en La Traviata, a dos personas que se aman. Otras, sin embargo, el Destino lo que hace, en una especie de vuelta de tuerca, poner en nuestro camino a personas que más de una vez hemos deseado no conocer nunca. ¿No se han preguntado alguna vez por qué en su vida se ha cruzado una determinada persona que no sólo no les ha aportado nada positivo, sino que encima les ha hecho daño? Últimamente he estado reflexionando sobre ésto, y he llegado a una serie de conclusiones que quiero compartir con ustedes.
A veces el Destino nos pone personas buenas en nuestro camino para que saquemos lo mejor de nosotros mismos. Pero otras, se sirve de las personas menos buenas, o directamente malas con, según lo veo yo, un doble fin. Por un lado poner a prueba nuestra fuerza interior, nuestra resistencia,  y por otro, sacar igualmente lo mejor de nosotros. Sí, han leído bien. Porque no me negarán que es muy fácil obrar correctamente cuando estamos rodeados de buenas personas. Lo difícil, y ahí es donde está la vuelta de tuerca de la que les hablaba, es seguir siendo buenos cuando nos rodean los malos. Pero es que es a las malas personas, precisamente, a las que utiliza el Destino para rasgar velos que ocultan la verdad, y resquebrajar algunas máscaras que esconden algunos rostros. 
Cuando alguien comete malas acciones que perjudican a los que le rodean, automáticamente cada cual se posiciona. Los hay que, incluso desde sus puestos de responsabilidad, con  la misma mano que utilizan para  indicarle   el camino que tiene que tomar aquel que ha obrado ilegalmente, con el fin de que pueda esquivar una y otra vez la justicia, esa misma mano, digo, es la que posan encima de la espalda de la víctima o víctimas que están sufriendo las consecuencias del mal obrar de la mala persona,  para ofrecerles un falso consuelo, e igualmente falso apoyo.
Al final, parece que lo único que hace el Destino, es utilizar como Comodín a las malas personas para obligar a aquellos que van de buenos por la vida, sin serlo, a que muestren  todas sus cartas, a que enseñen sus verdaderos rostros.

"El destino ayuda a quien lo acepta y arrastra a quienes lo resisten"
(Séneca)


miércoles, 2 de septiembre de 2015

PUNTEOS REIVINDICATIVOS

Según el diccionario puntear significa, cuando de música estamos hablando, pulsar por separado, con una púa o con los dedos, las cuerdas de una guitarra, u otro instrumento similar, de forma que los sonidos salgan desligados. Esta introducción viene a cuenta de una película que vi el lunes y que quiero comentarles. Su título: "Ricki", dirigida por Johathan Demme.
Ricki (interpretada por la magnífica Meryl Streep),  es una mujer que un día decide dejarlo todo, incluidos marido (interpretado por Kevin Kline), e hijos, para hacer realidad su sueño de ser cantante de rock.  Eso dejará una estela de consecuencias, que a lo largo de la película nos harán saber los propios protagonistas. Porque puede que cuando se puntea una guitarra se consiga desligar las notas, como he dicho al principio. Pero en la vida, todo parece estar bastante ligado. Cuando el ex-marido de Ricki decide llamarla para pedirle ayuda ante la grave crisis que la hija de ambos está sufriendo, debido a su reciente separación, y ella aparece en su casa para darle su apoyo, todas las notas discordantes que hasta entonces, parecían estar en modo de silencio, rompen en una especie de estruendo.
Por los inteligentes diálogos, veremos que estamos ante algo más que una película musical. El director aprovecha el desparpajo de Ricki para criticar desde la indiferencia de los políticos hacia la gente que dicen representar, hasta los controles a los que los ciudadanos están constantemente sometidos. Ver a Ricki desprenderse de toda la "joyería" que lleva encima, para pasar el control del aeropuerto, es todo un show. Pero el control, nos advierte el director de esta película, no es sólo desde los poderes políticos, también en las empresas se puede hacer sentir a un empleado como un ratón, sin despeinarse. La escena en la que el encargado del supermercado donde trabaja Ricki, éste  llama la atención a la mujer sobre el descuido que ha tenido al tratar a un cliente,  no tiene desperdicio. Demuestra como con una sonrisa, y qué sonrisa, (no me extraña que proliferen tantas clínicas dentales últimamente), un encargado retorcido puede hacer que el tamaño de una empleada se reduzca al de un liliputiense.
Quiero resaltar las magníficas interpretaciones de dos actores. La de Rick Springfield, como Greg, actual pareja de Ricki. La escena en la que le pone las cosas claras a la rockera sobre sus sentimientos hacia ella, haciéndole ver además que no es la única que ha cometido errores en la vida, está llena de fuerza. 


Escena de la película "Ricki"
(Imagen sacada de Internet)

Otro de los duelos interpretativos que podemos disfrutar en este film es el que mantienen la actual esposa del marido abandonado, personaje interpretado por la elegante Audra McDonald, y la propia Ricki. Ambas mujeres están frente a frente, los reproches son lanzas puntiagudas que esperan a ser lanzadas sin piedad. Es curioso que se llegue a esta situación, cuando ambas mujeres quieren lo mismo: lo mejor para los hijos. Pero son dos personajes con métodos totalmente opuestos. Ricki representa la rebeldía, el defender el derecho a elegir libremente, sin pensar en las consecuencias. La nueva esposa: el equilibrio, el mantener un orden para que todo funcione serenamente. Por encima de esos dos estilos tan encontrados hay, como he dicho, un punto en común: conseguir lo mejor para los hijos. Están condenadas a entenderse.
He dicho anteriormente que ésta no es sólo una película musical. Pero la música, siendo Ricki una rockera, tiene también su protagonismo. Las actuaciones de Ricki y Greg ponen las pilas a cualquiera. Quiero destacar la escena en la que Ricki, ya en la casa de su ex, toca una canción utilizando como instrumento, casi de percusión, su guitarra. Una canción que, según confiesa, la ha compuesto ella misma. Me ha parecido bella, como la voz y el sentimiento de la actriz al interpretarla.
No se pierdan ni una nota de esta historia.