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martes, 13 de octubre de 2015

LOS ELFOS TOMAN TÉ


ILUSTRACIÓN DEL MUNDO DE LOS ELFOS
De Richard Doyle



Hay libros que no sabes cómo explicar, historias que son difíciles de contar porque parecen construidas a base de sensaciones que van más allá de lo racional, de lo humano. Éste es el caso de la novela que traigo hoy, su título: "La Vida de los Elfos" de Muriel Barbery. De la autora creo que no hay que hacer presentaciones pues desde que nos mostrara la "Elegancia del Erizo", su nombre ha quedado grabado en nuestras memorias. 
Lo que la contraportada de este libro explica es que nos vamos a encontrar con la historia de dos niñas que viven en diferentes países y que están destinadas a unirse porque tienen un don en común: las dos están en contacto con el mundo de los elfos. 
He de confesar que cuando cogí el libro en la biblioteca, tuve mis dudas, pero pensé que siendo como era la autora, una buena contadora de historias, por muy extraña que ésta me pareciera, no iba a perder nada con leerla. Para mi sorpresa lo que me encontré es una de esas historias-trampa. Así es como yo describo  las historias que están llenas de capas. Depende de cada lector hasta dónde quiere llegar  a "leer".  En la primera capa, al comenzar a recorrer con la mirada el relato, te encuentras con un bello lenguaje, con el que la autora te va describiendo el paisaje que rodea a una de las niñas. La naturaleza es un personaje muy  importante. Árboles, flores, ríos, animales, todo lo que desprende belleza y vida, es importante.
Tus ojos van avanzando poco a poco. A veces tienes que detenerte en alguna de las frases porque no habla de algo tangible, es entonces cuando te percatas de que ahí hay algo más. Algo que no se ve, ni se toca. Sólo se siente. Es el mundo de los sentidos, del instinto, del conocimiento heredado de nuestros ancestros. Ese conocimiento que mana de la naturaleza, y que algunos han perdido, y otros lo tienen adormecido en su interior, porque según hemos avanzado en el mundo, nos hemos alejado de lo importante, de nuestras raíces. Porque los humanos, como los árboles, tenemos raíces y necesitamos el contacto con la tierra, el aire, el agua, para sentirnos realmente vivos. Rodeados de hormigón y ruidos, nuestros oídos se han quedado sordos, no perciben otros sonidos, los que nos comunican con lo auténtico,  con nuestro propio interior.
Sigo avanzando y, de repente, me encuentro con frases como éstas:
-Las guerras tienen lugar en campos de batalla, pero se deciden en aposentos de gobernadores, que son hombres expertos en el manejo de ficciones. Sin embargo, también hay otros lugares, y otras ficciones...
-Hay que confiar en los músicos y los poetas.
Vaya, me digo, esto es más de lo que parece. Sigo avanzando, penetrando en la siguiente capa. Así es como voy enterándome de que Clara, una de las niñas protagonistas que ha sido enviada a Roma,  tiene el don de la música. Es capaz de tocar el piano sin haber recibido ninguna clase. Hay alguien que se percata de ese don y ha ido en su busca. Es el Maestro. Por medio de él, vamos conociendo más personajes, como Leonor, su esposa, una mujer a la que: el destino la había convertido en un alma soñadora dotada del poder del más allá, tanto que, junto a ella, uno sentía nacer ventanas al infinito y comprendía que solo ahondando en uno mismo se escapa de las cárceles. 
Pero, ¿para qué ha buscado el Maestro a Clara? Para ponerla en contacto con otro niña, María, que vive en Francia. Ambas tendrán que enfrentarse a una amenaza tomando parte en una batalla. María será el catalizador, Clara el pasador. La amenaza vendrá en forma de guerra, y como decía la primera de las frases que he trascrito aquí, ésta se decide en los aposentos de los gobernadores. La primera vez que Clara ve al Gobernador, sabrá que es la personificación del Mal. 
La señora Barbery nos explica en esta novela la importancia de la imaginación, de la creatividad. Alguien inventa una historia, y con ella puede llevar a la humanidad hacia un lado u otro. Es el poder de la palabra, primero hablada, luego transmitida también por escrito. El diálogo entre dos de los personajes de esta historia nos lo deja claro:
-¿Qué hace falta para cambiar la realidad?
-Pues historias.
Como ya les dije, ésta es una historia que no se puede contar. Hay que leerla y que cada cual saque sus propias conclusiones. Que cada uno se quede en la capa que quiera. Aunque quizá sólo siendo capaz de leer entre líneas, se podrá llegar al mundo de los elfos. Un mundo lleno de magia, aunque no tan distinto del nuestro. ¿Sabían ustedes que a los elfos les gusta el té? 
Dada mi afición a esa bebida, ¿será que habita un elfo en mi interior?

4 comentarios:

  1. Tengo dudas con este libro de Barbery porque el anterior, La elegancia del erizo, no me convenció por varias razones. Pero ahora me dejas con dudas, con lo cual lo mejor será que le eche un vistazo ;)

    Un abrazo

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    1. A mí me gustó "La Elegancia del Erizo". Éste es totalmente diferente, pero a pesar de mis primeras reservas, al leerlo, me he llevado una grata sorpresa.
      Barbery describe de una forma bella la naturaleza. Lo que me gusta de ella es que ahonda en la psicología de los personajes. Es una escritora que no da facilidades al lector. Y eso se traduce en que te hace pensar. Tanto en los personajes de su novela anterior, como en los de ésta, lo que más alimenta la escritora es su mundo interior su, a veces, complicada psicología.
      En esta novela nos describe la eterna batalla: el Bien frente al mal, la Luz frente a la oscuridad, el Conocimiento frente a la ignorancia. En lo que ahonda en realidad es en la batalla interna.
      Con lo que juega continuamente esta escritora es con las apariencias. En sus novelas, casi nadie es lo que parece.
      Si ahora no te apetece leerlo, no lo hagas. Cada libro tiene su momento. Pero no lo pierdas de vista.
      Un abrazo.

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  2. Me gustó mucho ese erizo, probaremos con el elfo. Recuerdo el personaje de la portera, se me quedó grabado. La luz frente a la oscuridad, como dices; aunque el personaje tuviera su hiel, que la tenía.

    Besos amiga elfo.

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    1. Los personajes de esta autora son muy ricos. Tienen muchas caras, como la portera de su novela anterior, una mujer que se hace querer por su buen fondo, y admirar por su inteligencia. Por la vida tan dura que ha tenido, tiene que disimular sus valores, esconderlos, sobre todo la ternura, entre las púas del erizo, para que no la hieran aún más.
      Los elfos tienen la sabiduría de la naturaleza, eso les hace sabios, pero no perfectos. Vamos, un poco como los humanos. Te recomiendo que les sigas en esta historia.
      Un abrazo grande.

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