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lunes, 4 de julio de 2016

REVOLTOSAS TXIMELETAS

"Mariposas de las Peras Anual, 1910
de Guillermo Stephen Coleman



Dos niñas sentadas en una terraza. A la más pequeña no le llegan los pies al suelo. Tiene su cabeza cubierta. Se agazapa tímidamente tras el cuerpo de la más mayor, mientras señala con su pequeño dedo algo que le ha llamado la atención. Algo que está a más altura de la suya. La niña mayor también lo observa. Cuatro ojos ensimismados. Dos miradas dirigidas hacia una delgada rama. ¿Qué es lo que ha captado su atención? Un par de mariposas que revolotean. Tan bonitas, que han eclipsado  la belleza del paisaje marino del fondo, o al menos la atención sobre él.
Los vestidos de las niñas, con su colorido, quieren competir con la naturaleza que les rodea. El blanco mármol de la terraza añade ese toque de fresco equilibrio.
Hay nubes en el cielo, sin embargo, el día no es gris.
Un abanico abierto sobre el regazo de la joven espera, quizá, a que se acerquen más las mariposas para enredarse con ellas en la danza del viento.
Una flor roja se asoma entre el rizado cabello y el gorrito que cubre la cabeza de la joven. Sus pétalos se han abierto al captar el fino sonido del aletear de las mariposas. 
Todo se ha parado y todo está en movimiento. La naturaleza, incluso en sus más pequeños representantes, nunca se detiene. Todo crece, todo cambia, todo se mueve. Cada segundo el paisaje se transforma y lo hace de una manera tan humilde, tan discreta, que apenas nos percatamos. Sólo aquellos ojos de mirada limpia pueden captarlo. Y entonces el equilibrio es perfecto. 

Hay varias formas de decir "mariposa" en euskera. A mí las que más me gustan son: "tximeleta" y "pinpilinpauxa". El pasado sábado, día 2, el paseo Atapuerca se llenó de tximeletas que revoloteaban alrededor de un acordeón. Cinco pinpilinpauxas danzaron al son de sus teclas. Quien tocaba esas teclas no era otro que Kepa Junkera. Las cinco pinpilinpauxas, cinco jóvenes que acompañan con sus voces, instrumentos y danzas, al señor Junkera. Música folk llena de vida, de energía, capaz de iluminar la más oscura de las noches. La fuerza que este músico transmite con sus notas, hace que la gente comience  a danzar, a saltar, a unirse en una cadena humana. Incluso consiguió que un gallo adelantara su canto a la una de la madrugada.
Como alguien me dijo, la música de Kepa Junkera es capaz de espantar los malos espíritus. 
Los buenos espíritus  de los ancestros venidos de  bosques celtas, vascos, gallegos, danzaron al son de las notas refrescantes del señor Junkera. Druidas, duendes y hadas se unieron en un círculo de melodías. Se emborracharon de notas musicales. Se abandonaron al sonido que brotaba de un acordeón. Los dedos de Kepa Junkera se convirtieron también en alas de mariposa, y sacaron sus mejores revoloteos.
Notas y mariposas consiguieron crear magia.


5 comentarios:

  1. Palabras onomatopéyicas para las mariposas. La riqueza de una lengua antiquísima, un tesoro cultural, nunca un bofetón político. Ya te he contado
    Espero pque hayas acabado bien el día
    Hay días y días. Un abrazo amiga.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. Tenemos una gran riqueza de lenguas y culturas en nuestro país. Hay palabras tan bonitas en cada una de ellas. Su sonido en algunos casos es casi musical.
      El mejor final para un mal día es tener un buen encuentro, como me ha pasado a mí hoy. Ha sido un placer, aunque me temo que yo estaba un poco "out".
      Un abrazo, compañera de paseos.

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  3. Qué dos hermosas palabras. Merecen un ser tan hermoso y mágico como las mariposas.

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    1. Hay palabras que además de definir aquello que nombran, lo hacen añadiéndole musicalidad.
      Saludos.

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