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miércoles, 15 de junio de 2016

LAS SIN SOMBRERO

Hubo un tiempo en que llevar sombrero era no sólo un signo de distinción y elegancia, en ocasiones, era obligatorio. Y fue esa obligatoriedad, lo que le hizo a un grupo de mujeres de la generación del 27, decidirse a quitárselo en un gesto de rebeldía y lanzarlo al aire para siempre. Eran mujeres escritoras, artistas plásticas, dramaturgas, pensadoras, mujeres con nombre propio:
Rosa Chacel, Ernestina de Champourcin, Marga Gil Röesset, Mª Teresa de León, Maruja Mallo, Concha Méndez, Angeles Santos, Maria Zambrano, Josefina de la Torre. Mujeres creadoras pero cuya obra quedó en la sombra para que todo el foco se centrara en la de sus compañeros de generación.
 Fue tal el alcance de ese simple gesto, que se dejaron de vender sombreros, hasta tal punto que un grupo de hombres que pertenecían al gremio, viajó hasta Madrid para pedir a la gente que volviera a comprar tan bello, a la vez que práctico complemento.




     Mujeres de la Generación del 27
          (Foto sacada de Internet)                      

Hace unos días en una entrevista a un grupo de niños en un programa de televisión, les preguntaron qué querían ser de mayores y cuanto les gustaría ganar de sueldo al mes. Uno de los chavales, que tendría entre siete y diez años, contestó que él quería llegar a ser un futbolista famoso, y en cuanto al sueldo, quinientos cincuenta euros al mes, le parecía el sueldo ideal. La periodista, irónica, le preguntó para qué esos cincuenta euros que quedaban ahí "colgando". El niño enseguida respondió:
-Por si tengo que echar una mano en casa, para que puedan comprarse lo que necesiten.
Le tocó  luego el turno a una niña, que aseguró quería ser veterinaria. El sueldo que quería ganar era de treinta euros al mes.
La más resalada fue una cría de menor edad que quería ser masajista, cuando la periodista le dijo que ella necesitaba un masaje y que cuanto le iba a cobrar, la cría le contestó que a ella, por ser famosa, se lo daba gratis.
 Estuve dándole vueltas a la diferencia de sueldo, manteniendo aparte la percepción que un niño tiene del valor del dinero, entre el del niño y el de la primera niña. Me pregunté si el que la cría pidiera tan escaso salario, tendría algo que ver con la profesión que había elegido, o era el hecho de que fuera una niña lo que le hizo "recatarse" y no  pedir demasiado.
Las cosas han cambiado mucho desde el 27, pero siguen existiendo diferencias salariales entre hombres y mujeres en la misma categoría profesional. A pesar del riesgo que al pedir una equiparación entre ambos, puedan aprovechar para  hacerlo a la baja, quizá sea bueno recuperar gestos de rebeldía. Aunque supongo que ahora lo transgresor sería ponerse y no quitarse el sombrero. Y para eso no hay límites ni de género ni de edad.

Foto sacada de Intenet









6 comentarios:

  1. Se nos ha olvidado la mitad de los seres humanos...

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    1. A lo largo de la historia siempre ha habido voces que se han acallado, presencias que se han ignorado. Hay personas que pasan por el mundo haciendo de eternas sombras, siendo como son cada una de ellas valiosisimas.
      Un abrazo.

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  2. Cabeza loca no quiere toca y las españolas nunca hemos sido amigas de sombreritos, muy al contrario que las francesas con su chapeau encasquetado. Tal vez en el ambiente social de esas escritoras fuera obligatorio, todas de clase media alta. Y de ahí lo de la rebelión...
    Yo pienso que la liberación de la mujer vino con quitarse otra prenda: ¡la faja! Eso sí era una atadura opresiva, como unos pantalones de ciclista con puntillas y de color carne. ¡Qué horror la faja pantalón que todavía llevaban algunas de mi quinta!

    Nos quitamos tan incómoda prenda y nos pusimos a trabajar, lo más natural del mundo. Lo de desigual salario no lo he sufrido, en la función pública es impensable. Y en la empresa privada, sé que existe, no me explico los subterfugios para algo tan anticonstitucional.

    Me voy a dar un paseo. Un abrazo, amiga de caminos.

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    1. Pues aunque no te lo creas están volviendo las fajas. Ahora son más estéticas, pero hay están.
      No hay nada mejor que un buen paseo. Espero que lo hayas disfrutado.

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  3. Sabía de las sin sombrero del 27...me ha gustado encontrármelas por aquí...era una manera de diferenciarse. Creo que ahora sería todo lo contrario. Pero aún quedan espacios que conquistar, y países donde quitarse un poco los "sombreros"...
    Un beso

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    1. Ellas encontraron en ese gesto una manera de hacerse ver. Ahora hay en muchos lugares en los que las mujeres tienen que seguir luchando por hacer oír su voz. Como bien dices,María, todavía queda mucho por conquistar.
      Un abrazo.

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