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lunes, 27 de abril de 2015

SOLEDADES



Imagen sacada de Internet


Ayer domingo salí por la mañana sin rumbo fijo. Llovía. Dejé que fueran mis pies los que decidieran  hacia donde ir. Cuando llegué a la altura de la Sala de Exposiciones "Consulado del Mar", una foto que estaba expuesta junto a la puerta, llamó mi atención. Era una fotografía de un hombre caminando sólo. Se le veía de perfil. Llevaba la cabeza cubierta con lo que parecía una gorra con visera. Había sido captado mientras cruzaba un paso de cebra. El suelo estaba semicubierto de polvillo de nieve. Huellas de neumáticos en diferentes direcciones, aportaban un aire de movilidad. La fotografía servía a modo de presentación de la exposición que realizaba el fotógrafo que la había hecho: Jorge Delgado. Sin pensármelo, entré. La sala estaba vacía de público. Sólo había dos hombres, el conserje, y otro hombre al que yo no conocía de nada y que se me acercó, diciendo con una expresión de ironía en su rostro:
-¿Intentando guarecerse de la lluvia?
No -contesté-. He entrado porque me ha llamado la atención la fotografía que está expuesta a la entrada. Tiene algo de misterio.
Entonces me percaté de que el hombre sonreía.
¿No será usted el fotógrafo? -reaccioné un poco tarde.
Sí -contestó satisfecho.
No sé cómo, iniciamos un recorrido por cada una de las fotografías que exponía. Desde el principio me sentí cómoda, como si le conociera de toda la vida. Hay personas que tienen esa cualidad, la de hacer sentirse a gusto a las personas que les rodean.  Joge Delgado es una de esas personas.
Tuvo la santa paciencia de irme explicando la técnica de las fotografías, pero no antes de que yo diera mi versión, lo que a mí me parecía ver. En algunas cosas coincidimos. En otras no. Pero eso en contra de lo que pudiera parecer, en lugar de distanciarnos, nos acercó, porque cada punto de vista aportaba algo nuevo a la imagen que teníamos frente a nosotros.
Jorge tiene una mirada profunda. Lo que capta en sus fotografías es la esencia de los paisajes y, sobre todo, de las personas a las que inmortaliza con su cámara. Es capaz de ver la fuerza de unas manos arrugadas. El orgullo en unos pómulos marcados. Fotografía la buena compañía de un homre sólo que se siente a gusto consigo mismo en esa soledad. Y la soledad más terrible entre una pareja que hace tiempo dejó de serlo, aunque estén sentados uno junto al otro, bajo la misma sombrilla, mirando el mar. Esta última imagen me trajo a la mente otra que mi cabeza había grabado en el disco duro de mi memoria. Esa otra imagen la había visto en una de mis asiduas visitas al blog de Pedro Ojeda: "La Acequia". En su entrada del 24 de Marzo, que tituló "Huelga General de la Universidad Española", entrada que aconsejo que lean, si no lo han hecho ya, porque es muy interesante, Pedro había puesto una foto suya durante la exposición que hizo el día de la huelga de los universitarios. En la foto aparece él, rodeado de unas banderas. Un poco más atrás, tan sólo se ve a otro hombre. Una de las personas con su comentario, manifiesta que nadie parece apoyarle, que está sólo entre unas cuantas banderas. Todo esto me hizo reflexionar sobre la soledad. Sobre los diferentes tipos que hay, y que yo pondría en dos grandes grupos: la elegida, y la impuesta. El hombre que elige estar sólo en un momento determinado, no se siente aislado, ni temeroso, ni triste porque él ha buscado esa soledad para estar consigo mismo. A veces la elección de la soledad se hace indirectamente al tomar una postura ante una situación, como es el último ejemplo que les he expuesto. En el caso de las personas que son lo suficientemente valientes para exponer sus ideas ante un grupo de gente, sin que nadie les arrope, tampoco creo yo que debieran sentirse sólos, aunque desde fuera parezcan totalmente abandonados. Un hombre que lleva consigo  sus convicciones, y las defiende con coherencia delante de quien sea, en el fondo, nunca estará sólo. Como nunca estarán realmente acompañados aquellos a los que lo único que les importe sea decir lo correcto, en el momento exacto, para no desentonar. Porque son personas sin criterio y, sobre todo, sin valor.
Es curioso la cantidad de reflexiones que pueden brotar al contemplar una imagen.

Ya ven lo que puede dar de sí una mañana de domingo. Sales de casa pensando que vas a estar sóla, y te encuentras con el privilegio de ser guiada por una exposición de bellas fotografías, nada menos que por el artista que las hizo.
La exposición estará hasta mañana día 28. Si pueden, no se la pierdan.

2 comentarios:

  1. Me hubiera gustado escuchar a Jorge Delgado. Y a ti.
    El día que visité esa exposición el fotógrafo estaba con Ignacio del Río que le daba su punto de vista acerca de cada foto. Me hubiera gustado escucharles, a los dos, pero me dio apuro hacer el papel de cotilla.
    Un gran artista.
    Besos amiga caminante.

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  2. Tú de cotilla no tienes nada, y seguro que hubieras aportado puntos de vista interesantes a su conversación.
    Durante el recorrido por su exposición, Jorge me comentó que había estado hablando con Ignacio del Río.
    La imagen que me ha quedado "fotografiada" de este artista, es que cuida las fotos porque ama el paisaje que en ellas recoge. Los árboles, por ejemplo, les fotografía de una manera que les saca toda la magia que tienen.
    Siento no haber visto la exposición antes porque así hubiera hecho el comentario con más tiempo para que la gente supiera de él. Aunque supongo que muchos ya le conocerán, y otros quizás le hayan descubierto de repente, como yo cuando ví el letrero que le anunciaba.
    Ojalá que vuelva a exponer.
    Gracias amiga porque siempre me dejas bonitas palabras. Un abrazo grande.

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