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lunes, 21 de abril de 2014

CÓMPLICES



Imagen sacada de Internet



Se ha levantado temprano, sin hacer ningún ruido, para no despertar a su marido. Se ha puesto encima la ropa que había dejado preparada la noche anterior. Ha cogido su bolso donde estaba el dinero, y ha salido pitando. Este es el día, su día. 
Una sonrisa asoma en su boca. El paso decidido. La cabeza alta. Sabe exactamente adonde va.
Nada más girar hacia la calle principal, le ve. Está esperándola en la puerta, tal y como habían quedado: antes de que las tiendas abrieran.
Cuando él se percata de su presencia, le hace un gesto con la cabeza, mientras esboza una sonrisa cómplice.
Por fín iban a hacer aquello que tanto anhelaban.
Antes de que ella llegue a su altura, él saca unas llaves y abre la puerta del local donde habían quedado.
La espera, sosteniendo la puerta para cederle el paso.
Ella, tras saludarle cortésmente, entra en el local. Él  la sigue. Están rodeados de libros.
Bueno -dice él, casi en un susurro-. Al fín estamos aquí.
El hombre se dirige hacia un mostrador de madera. Coge un paquete que había guardado tras él, y se lo entrega a la mujer.
-Espero que le guste.
Seguro que sí -le contesta ella mientras saca el dinero del bolso. No sabe cómo le agradezco todo lo que ha hecho para conseguir este libro. Mi marido había estado intentando localizarlo por varias vías, y no lo había conseguido. Espero sorprenderle. Luego, en un impulso, se acerca al librero y le da un beso en la mejilla.
-Gracias, no sabe lo que esto significa para mi marido.
El hombre le sonríe y se despide de ella, mientras le abre la puerta:
-Gracias a usted por confiar una vez más en mí.
La mujer vuelve sobre sus pasos de regreso a su casa.
Las calles siguen vacías, pero el corazón de ella va lleno de alegría.
Cuando llegue, entrará sigilosamente, volverá a desnudarse, y se meterá en la cama. Que su marido no se percate de su corta ausencia.
Pero antes, dejará el paquete sobre su mesilla,  para que cuando, minutos antes de levantarse, estire el brazo buscando el reloj  y mire la hora, como siempre hace, se percate de él.
Hoy es una de esas mañanas en las que no apetece nada, pero nada, levantarse de la cama.






Ante el cercano día del libro, dedico esta entrada a todos los libreros, que con su profesionalidad y entera dedicación, siempre nos consiguen los libros que nos hacen más soportable la, cada vez, más dura realidad.
Gracias por estar ahí.

¿Se creían que me iba a ir sin sugerir ninguna lectura?  Pues no. Ahí van unos títulos que pueden interesarles:

"PEQUEÑAS ALEGRIAS" De HERMANN HESSE.
Una joya que un buen amigo me envió por correo. Es de esos libros que hacen que te detengas y te percates de lo que realmente vale. Con su lectura se recupera el derecho a la lentitud, la observación de las pequeñas cosas y el disfrute de ellas. Que se nos está olvidando, de tanto correr y mirar pantallitas.

"LOS HILOS DEL CORAZON" De CAROLE MARTINEZ
Es la historia de una mujer que la vida no se lo pone nada fácil. Pero ella es de esos seres que llevan tanta luz dentro de sus corazones, que pueden ver la belleza, incluso estando rodeados de fealdad.
La forma de contar esta historia que tiene la autora, es una belleza en sí misma.

"LOS FABULADORES"  De Saki
Son relatos cortos. Irónicos, crueles, cínicos, pero tan seductores, que no se puede dejar de leer hasta terminarlos.

"LEER <LOLITA> EN TEHERÁN"  De AZAR NAFISI
Es una historia de amor, de libros. De amor por ellos, y de lo que en lugares donde anidan los fanatismos, cuesta ese amor. Ni siquiera los hombres se libran de pagar su alto precio.

El día del libro no hay que celebrarlo obligatoriamente buscando estos u otros títulos en las librerías, también se pueden buscar en las bibliotecas. Sobre todo ahora que las cosas están un poco difíciles. Lo importante es no privarse del placer de leer.

4 comentarios:

  1. Yo lo he celebrado en la Biblioteca Nacional, trabajando entre libros, aprovechando que allí no era festivo...

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    1. No podías haber elegido mejor sitio. Libros, silencio. Lo más parecido al paraíso.

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  2. Celebré el Día del Libro escribiendo un comentario a un libro, ya sabes, un cuento de María Teresa León. Me mandaron un mensaje de esos que circulan por ahí que decía: algo así como: "Feliz Día del Libro, yo soy muy feliz cuando libro". Y es así, soy muy feliz cuando libro con un libro.
    Me gusta tu historia de infidelidad...o de fidelidad.
    Besos, amiga caminante.

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    1. Para mí el día del libro empezó con sesión de lavadora y plancha, ¡uuf! Pero luego me tomé la revancha, y estuve ojeando un libro que estaba por estrenar, y ahí que metí la cabeza. ¡Qué gozada!
      Casi me sale un pareado.
      Eso he tratado de hacer con la historia que he creado. Contarla de tal manera que cada uno deje volar su mente en libertad. Es como cuando varias personas leen un mismo libro. Cada una ve una parte de la historia, que es una historia diferente en sí a la que ven los demás.
      Es la magia de la lectura.
      Un abrazo abejita caminante.

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