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miércoles, 16 de abril de 2014

CARTA A UN EMPRESARIO


"UNA MUJER ESCRIBIENDO UNA CARTA"
De Gerard Ter Borch



Me dirijo a Vd. señor empresario, al que puedo ver  ya de camino a ese lugar que ha elegido para pasar estos días vacacionales. Vacaciones que se ha ganado, despues de un largo período de trabajo sin descanso. Y  lo hago no con el ánimo de molestar, sino sabiendo que por tener esos días libres, gozará de más tiempo para leer estas líneas y reflexionar sobre ellas.
Si yo le preguntara qué es más importante para usted: el dinero o la salud. Posiblemente usted me contestaría que lo segundo.
Ahora le pido que haga un ejercicio de imaginación. Imagínese que una mujer va  al médico porque le ha salido un bulto en un pecho. Tras una serie de controles que debe hacerse en varias consultas, se le hace una biopsia para determinar el tipo de tumor que es. El resultado es: positivo. Es decir, tiene cáncer.
Está totalmente en manos de lo que digan los médicos. Antes de la operación, tendrá que pasar por unas cuantas sesiones de qimioterapia con todo lo que eso significa: pérdida del cabello, pérdida de fuerzas que le dejaran durante, por lo menos, varios días, sin fuerza física. Pérdida de glóbulos en la sangre, que si no se recuperan antes de la siguiente sesión de quimioterapia, causará que ésta se tenga que retrasar  por lo menos una semana.  Eso sin mencionar los vómitos que  a veces los dos litros diarios de agua que tiene que beber, aunque sea invierno y no tenga mucha sed, no podrán evitar.
Despues viene la operación, que en caso de esta persona acaba en mastectomía, es decir, se le corta el pecho.
Cuando se le da el alta hospitalaria, insisto, hospitalaria, no médica, tiene que volver a nuevas sesiones de quimioterapia, para asegurar que la zona donde estaba el tumor, quede bien limpia. Vuelta a beber, durante varios días, dos litros diarios de agua. Vuelta a sufrir posibles vómitos. Nuevamente no poder ni con el propio cuerpo. Y manteniendo en todo momento una sonrisa en la boca, porque eso le recuerda que todavía está viva.
Después de eso siguen nuevas pruebas para ver cómo va evolucionando.
Tendrá que cambiar de hábitos de vida. Llevar una peluca que no soporta, ponerse una prótesis para que no se note que le falta un pecho. Y aunque es una mujer fuerte, podrá necesitar ayuda psicológica para enfrentarse a su nuevo yo.
Enfermedades como el cáncer no son como la gripe. Llevan un proceso de curación, que suele ser más largo que el de esta última.  Y eso significa tener, entre otras cosas, que dejar de ir a trabajar.
No sé si es sólo debido a la actual crisis económica o, a otras cosas, como la falta de respeto hacia el otro, el caso es que se están banalizando las enfermedades, incluso de gravedad.  Y con ello se está intentando obligar a las personas enfermas a que aceleren su proceso de curación y vuelvan al trabajo cuanto antes, a riesgo de perder su puesto de trabajo si no lo hacen. Esto no lo digo yo, también lo ha dicho algún médico en la prensa,  cuyos pacientes han pedido el alta antes de tiempo, con el peligro para su salud que eso conlleva. Pero es que además, desde algunos medios de comunicación, en un alarde de excesivo optimismo, extienden el falso mensaje de que una persona que tiene cáncer puede hacer una vida totalmente normal. Y ponen como ejemplo algún personaje famoso.
Una misma enfermedad no tiene el mismo desarrollo, ni consecuencias, ni proceso de curación en unas personas que en otras. Por lo que, lo que le ocurra a Menganito por muy famoso que éste sea, no siempre es lo mismo que le puede estar ocurriendo a cualquier otra persona, más o menos famosa que él.
Si ha leído hasta aquí, abusando un poco de su paciencia, le voy a pedir un último esfuerzo.  Ahora imagínese que la mujer de mi historia es su hija, o su esposa.
Esto se lo digo para que la próxima vez que una de sus empleadas le comunique que tiene que coger la baja por enfermedad, antes de inclinarse por la postura más cómoda, que sería aprovecharse de su posición, reflexione y responda, no como un jefe, un mal jefe, sino como un ser humano. Y actúe con esa empleada de la misma manera que le gustaría que, otro en su lugar, actuase con su hija o su esposa.
Le deseo felices días de descanso.

3 comentarios:

  1. Amiga paseante, no sé por qué mis últimos comentarios desaparecen.

    Un abrazo

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  2. Ahora que veo que no se los traga la tierra, quiero decir el Blogger, te comento.

    Quiero pensar en empresarios que ven en sus trabajadores algo más que una pieza sustituible por otra. ¿Soy una ilusa?

    Un abrazo, amiga paseante

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    Respuestas
    1. Hola Abejita:
      No, no eres una ilusa. Hay empresarios capaces de ver al ser humano más allá de su categoría profesional. Pero ultimamente también se han acentúado los egoísmos, y hay quien sólo ve aquello que puede darle un beneficio, a consta de quien, o lo que sea.
      Esta entrada me la sugirió el encuentro con una antigua compañera de colegio. Estaba trabajando en un organismo oficial, cuando la diagnostcaron un cáncer de mama. Después de estar bastante tiempo de baja, volvió al trabajo. Como no la podían despedir, pues habría sido ilegal, uno de sus superiores la hizo la vida imposible, hasta que consiguió que ella decidiera marcharse. Ahora, además de el tratamiento oncológico que todavía mantiene, tiene que acudir a una cosulta de un psiquiatra para intentar superar un cuadro de ansiedad que la presión que ha sufrido en su trabajo, le ha ocasionado.
      Utilizar una baja médica como excusa para echar a alguien de su puesto de trabajo es ilegal.
      El acoso psicológico, que es lo que mi amiga ha estado sufriendo, es un delito.
      Lo triste es que el indeseable que lo ha hecho, sigue en su puesto de mando.
      Me dices que te desaparecen a veces tus comentarios. A mí últimamente también me pasan cosas raras con el ordenador. Estoy convencida de que las máquinas tienen la capacidad de actuar por su cuenta. Parece que tuvieran vida propia.
      Te mando un abrazo, compañera de caminos.

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