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miércoles, 20 de noviembre de 2013

CIUDADANOS DEL UNIVERSO





Hoy al conectar mi ordenador, Google me informaba de que es el día universal del niño, así que esta entrada va de ellos y para ellos.
Creo que fue el lunes que viajando por distintas cadenas del televisor, vi que en una de ellas estaban con el programa "El Hormiguero". Me quedé al oir al presentador que, para despedirse, iban a pasar unas imágenes de un "experimento" que habían hecho con unos niños. Les habían llevado a un estudio donde habían colocado un telescopio desde el que el niño debía mirar hacia el cielo. Lo que veía el niño en cuestión era una pareja de extraterrestres jugando con una pelota roja. El aspecto de dichos seres era como cabía esperar: El color verde les cubría todo el cuerpo. Las manos enormes con unos largos dedos, sobre todo el índice, que utilizaban para el saludo, como lo hacía el famoso E.T. . Sus cabezas eran grandes, con forma de pera, y en la frente lucían una especie de pequeña trompa. Sus pies eran tan grandes como sus manos.
En un momento determinado, los seres del espacio dejan caer la pelota, y aparece en el estudio donde estaba el niño. Entonces, y en esta reacción coincidieron todos los críos que pasaron por la prueba, se desgañitaron a gritar desde el telescopio, advirtiendo a los seres de otro planeta que se les había colado la pelota donde ellos estaban. Los extraterrestres, como es lógico, deciden coger un cohete y llegarse hasta nuestro planeta, aparcando su nave espacial, justo en el estudio donde estaba el crio en cuestión. Aquí ya las reacciones fueron distintas: desde la niña que decía, mientras se escondía detrás del hombre de la televisión que la acompañaba, que le daba vergüenza que los extraterrestres la vieran, hasta el niño que se agarraba a la mano del mismo hombre mientras decía un ¡Ooooh! de sorpresa, pasando por otra niña, ésta un poquito mayor que la anterior, que se moría de ganas de jugar a la pelota con ellos. Incluso repitió unas palabras que el hombre de la televisión le indicó que tenía que decirles a esos seres, para responder a su extraño idioma.
Lo que me llamó la atención de todos los críos, fue que ninguno dudó en intentar comunicarse con los extraterrestres. No les importó su aspecto físico, ni siquiera fue un impedimento que hablasen distinto idioma que ellos. Eran tantas las ganas que tenían de conocerles, de hablar, de jugar con ellos, que no veían ninguna diferencia con respecto a ellos mismos.  No se plantearon que pudieran ser malos por el hecho de ser diferentes, querían acercarse a ellos, al principio con alguna reservilla, sobre todo por parte de los más pequeños, no voy a negarlo. Pero ninguno se paró a analizarlos o a pensar en lo que podía depararles el tratar con seres de otro planeta.
Fue una lección para mí. Qué diferentes a los adultos, pensé, que cuando vemos a alguien que viste o habla de forma distinta a nosotros, mantenemos las distancias, por si las moscas.
Los niños son así. Su mente está tan abierta que no conoce límites. Su corazón es tan grande, que en él cabe cualquiera, independientemente de donde venga.
Cosas como el miedo o la desconfianza, no les cabe dentro.  Eso se lo vamos inyectando poco a poco los adultos.
Ellos no construyen fronteras, ni  vallas anti-personas,  ni muros. Son ciudadanos, no del mundo, sino del universo.
Para ellos transcribo este poema que se titula:

NIÑOS EXTRANJEROS

Niño sioux o iroqués,
niño turco o japonés,
helado niño esquimal,
yo me siento vuestro igual.

Vosotros veis arces rojos,
hay leones en vuestros ojos;
coméis huevos de avestruz,
o tortuga, o alcuzcuz.

Vuestra vida es divertida,
pero a mí me va la mía,
y estoy seguro que a ratos
os gustaría cambiaros.

Coméis cosas muy curiosas;
prefiero mis cosas.
Vivís más allá del mar;
yo en casa, y no se está mal.
Niño sioux o iroqués,
niño turco o japonés,
helado niño esquimal,
yo me siento vuestro igual.

(Sacado del libro:"JARDIN DE VERSOS PARA NIÑOS"
de Robert Louis Stevenson)



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