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sábado, 9 de enero de 2016

LA *EROSICIDAD DE UN CUERPO DESNUDO

"INTERIOR DEL ESTUDIO"
De David de León-Mattieu Cochereau


Cuando un poeta escribe sus versos, se va desprendiendo de todo el ropaje que lleva encima, hasta quedarse desnudo ante quien quiere escucharle o leerle. Se convierte en el centro de atención primero, de admiración o rechazo después. Es como uno de esos modelos que posan en los estudios de pintura. Bello, sí, pero también muy frágil, porque está en el centro de muchas miradas. Cada una de ellas le captará de diferente forma. Una vez captado por esos ojos ajenos,  ya no será el mismo. A su forma real se le irán añadiendo los sentimientos o sensaciones del que le contempla y dibuja. 
Cada vez que un lector se acerca a un poema y lo lee, éste muda su piel tomando la del lector por unos instantes. Así, entre esos versos declamados o leídos, se van colando otras historias, las de las imágenes que la mente del lector va creando o recordando a través de su lectura.  Eso me ha pasado a mí al leer el libro de poemas  "PIEL" de Pedro Ojeda Escudero. Sus versos desnudos haciéndose preguntas y dando respuestas, han mudado en otra historia, ¿quieren que se la cuente?

"FRILEUSE" ("TÍMIDA")
De Anders Zorn


Clara era una de esas niñas tímidas hasta la exageración. En clase de gimnasia, cuando tenía que cambiarse , le horrorizaba la idea de que alguna de sus compañeras pudiera ver su cuerpo desnudo. Eso hizo que desarrollara una habilidad digna de admiración para cambiarse de ropa, sin mostrar ni un centímetro de su cuerpo. Pero por mucho que se cubriera, no lograría estar fuera del alcance de la crueldad de otras niñas, que se burlaron una y otra vez de su exceso de recato.
Cuando Clara llegó a la adolescencia, la cosa no mejoró. Cada vez que contemplaba en el espejo su cuerpo desnudo,  siempre encontraba algún defecto. No se gustaba, y el pensar que los demás pudieran rechazarla también, la decidió a crearse una coraza que impidiera ver sus verdaderas formas. Si algún chico intentaba acercarse para conocerla mejor, ella se enfundaba su escudo protector, y conseguía disuadirle. Así logró que algunos la vieran como la chica rara de la pandilla, otros como una especie de enigma imposible de resolver.

**¿CÚANTO ES
lo que de verdad importa?

¿Qué número de cosas 
te guardas en el secreto lugar 
que ni tu corazón sabe? 


La vida, en su vieja sabiduría, se encargaría de hacer que Clara aprendiera a mirarse, aceptarse y quererse, tal y como era.
Una noche, al ponerse su pijama, Clara notó que tenía un bulto en uno de sus pechos. Al día siguiente decidió ir al médico. Cuando un tiempo después el oncólogo le anunció que el resultado de la biopsia era positivo, una losa cayó sobre su cuerpo, y se preguntó para qué se había ocultado tanto del mundo.

**SOLO LOS VERSOS PUEDEN expresar
el tiempo derrochado. Como herida,
como ruda pregunta que nos abre:
donde dejaste el cuerpo del delito 
de todos tus silencios. En los blancos
tan pulcramente limpios entre cada 
palabra.

A partir de ahí, el camino que tuvo que recorrer Clara con su cuerpo tocado por un destino cruel por lo incierto, fue largo y duro. Tuvo que aprender a desnudarse una y otra vez ante miradas de extraños. Su cuerpo dejó de ser suyo, para pasar a pertenecer a la ciencia. 
Al día siguiente de la operación, al despertar, decidió ante el asombro de los que estaban con ella en la habitación del hospital, que quería ir al baño a asearse. Se puso frente al espejo. Vio que en la parte derecha de su pecho, había un vacío que antes no estaba. Alzó su mirada y dijo a la nueva persona que se reflejaba: 
-Ahora eres así, y así te vas a aceptar.  
Entonces vio que ese reflejo, le regalaba una sonrisa.

**NO QUIERO MÁS PAISAJE
que la certeza tibia 
de tu carne en presente,
guion y mapa del mundo
por tu revolución 
al fin 
comprensible y humano.


Clara consiguió curarse por fuera y por dentro. Ahora ama cada parte de su yo, como si fuera el mayor de los tesoros. Decidió reanudar su andadura por la vida sin miedo, sin corazas. En lugar de armadura, lleva una sonrisa puesta que abre su corazón a toda persona de bien que quiera acercarse a ella. 

La historia de Clara es la de tantos hombres y mujeres que han padecido un cáncer de mama. A los que lo han superado, y a los que están en pleno recorrido del camino hacia la curación, les dedico esta entrada. ¡Ánimo y fuerza!


Los que suelen pasar por este blog, ya sabrán de mi afición a jugar con las palabras. En el título de esta entrada, me he permitido la libertad de fusionar dos palabras en una, me refiero a la palabra "Erosicidad", que es el fruto de la suma de "Eros" (nombre del dios de la mitología griega responsable de la atracción sexual, el amor y el sexo) más la terminación de la palabra "Heroicidad".

Todos los poemas señalados con dos asteriscos, están sacados del libro arriba mencionado: "Piel" de Pedro Ojeda Escudero.


7 comentarios:

  1. Y has fabricado una hermosa palabra: erosicidad. Héroes y heroínas ante la enfermedad, a la fuerza te dirían.
    Creo que conoces a Clara.
    Yo también estoy con "piel", un libro de tacto suave y epidérmico. El amor salva, la piel.

    Un abrazo, amiga caminante.

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    1. He tenido la suerte de encontrarme con varias Claras, mujeres luchadoras, capaces de levantarse una y otra vez, de emerger de sus propias cenizas.
      Tienes razón, el amor salva la piel de todos los peligros porque la impermeabiliza.
      Un abrazo amiga de caminos.

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  2. Ah, qué regalo me has hecho. Muchas gracias. Qué hermoso. Besos.

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    1. El regalo es que haya poetas y poesía en el mundo. ¿Qué sería del planeta sin poemas? ¡Uf, no quiero ni pensarlo!. Gracias a ellos y a ti por vuestros libros.
      Me parece muy bien que lo compartas en facebook. Cuando la belleza expresada en palabras se extiende, ésta crece y crece. Un abrazo grande, Pedro.

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  3. Acabo de compartirlo en mi muro de Facebook. Gracias.

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  4. Una historia muy real, contada con mucha sensibilidad. Qué suerte cuando las lecturas sugieren. Para el que lee, y por lo que se ve un orgullo para el que escribe.

    Abrazos.

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    1. Cuando leemos, es como si nos asomáramos a un espejo. Vemos algunos de nuestros gestos en cada una de las palabras, y a lo escrito, le añadimos el sentimiento que ponemos al leerlo. Así los poemas y las historias van creciendo y creciendo.
      Un abrazo.

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