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sábado, 23 de enero de 2016

LA REBELIÓN DE LOS SIMIOS

"LA TEJEDORA" 
De William Adolphe Bouguereau


La primera vez que leí "Jane Eyre" de Charlotte Brontë, ya mayorcita, me di cuenta de lo bien estructurada que estaba la sociedad de aquella época para que nadie se saliera de la fila a la que había sido asignado. 
Hay niños a los que, desde su nacimiento, se les otorga todo tipo de cuidados y medios para que sigan perteneciendo a la clase privilegiada en la que han nacido. A otros, sin embargo, desde críos también, se les asigna un lugar, pero éste de sufrimiento y carencias, para que sean sumisos, callados, totalmente domables y sigan formando así, parte de ese grupo de personas a las que se les convence de que han nacido para ser animales de carga.
Los tiempos han cambiado, sí, pero no algunas mañas. Los que pertenecen al primero de los grupos que he mencionado arriba, no están por la labor de que vengan otros, no a quitarles, sino ni tan siquiera a compartir sus privilegios, y es entonces cuando el abanico de su ingenio se abre para evitar que ésos a los que consideran inferiores, puedan acceder a cualquier tipo de mejora social. Las vías que utilizan para conseguirlo pueden ser desde la educación hasta la sanidad.
Si a un niño, desde pequeño, se le convence de que no sirve para estudiar, y además se le van cerrando puertas de ayudas para que acceda a una buena educación, no es difícil adivinar como va a terminar. 
La salud, o más bien la falta de ella,  es otra vía para conseguir sumisión. ¿Sabías -me comentaba hace unos días un conocido - que hay empresas farmacéuticas que ofrecen a los científicos que han descubierto nuevos fármacos que pueden curar determinadas enfermedades, el doble de dinero de lo que ganarían por sacar ese fármaco al mercado, para que no lo hagan y así hacer que esa enfermedad no se cure, y puedan seguir  vendiendo sus pastillas? Y lo malo es que hay científicos que aceptan el soborno.
Ahora entiendo -le dije- por qué hay enfermedades "crónicas". Esas enfermedades que no se curan nunca. En lugar de poner en cada pastilla la dosis adecuada del componente curativo, se reduce dicho componente hasta la mínima existencia, o no se pone directamente, y así lo que se podría curar con un reducido tratamiento, se alarga hasta la eternidad. Éso por no mencionar que plantas curativas que se vendían en herboristerías,  las han retirado de la venta de esos establecimientos aduciendo que no eran buenas para la salud, y ahora las empresas farmacéuticas las han incluido en sus propias medicinas. Si no eran buenas, ¿por qué las utilizan ellos? Y si lo eran ¿por qué desprestigian que otros establecimientos las vendan?

Hace poco hemos tenido una Elecciones Generales, y ya se sabe que el tiempo de Elecciones es tiempo de mentiras oficiales. Tiempo de presentar informes manipulados hasta la saciedad. Una de las mentiras oficiales más repetidas en este período electoral y post-electoral es la referente a los Servicios Sociales. Hace poco salió la noticia de que los Servicios Sociales de Castilla-León eran los segundos mejores de toda España. Cuando lo oí, no sabía si echarme a reír o a llorar. Cualquiera que esté dentro del mundo de los Servicios Sociales bien como trabajador o como usuario-sufriente, sabrá que esa declaración se aleja bastante de la cruda realidad. El tiempo que se otorga para el cuidado de dependientes, enfermos y ancianos, se va reduciendo hasta la ridiculez. ¿Qué clase de atención puede recibir  una persona que no se puede valer por sí misma en veinte ridículos minutos? ¿Cómo se puede ser tan cínico de defender, desde un puesto de Inspector de los Servicios Sociales, que a una persona dependiente se le puede dar de comer en cinco miserables minutos? 
Otra de las cosas que no se menciona en esos informes tan "blancos" es que el personal que trabaja cuidando a los dependientes, no ha recibido cursos de formación y reciclaje desde hace años. Quizás por éso haya cuidadores que todavía no sepan cosas tan esenciales como  que con los mismos guantes que se ha hecho el aseo de la persona que están cuidando, no se puede preparar o servir la comida a dicha persona. ¿No deberían ser ellos los que dieran un ejemplo de higiene? ¿Por qué entonces son tan tacaños con el material necesario para el cuidado y limpieza de las personas dependientes?
Yo entendería que se redactaran con sumo cuidado los informes que se presentan ante la Comunidad Europea, si las ayudas o subvenciones que se consiguieran con ello, fueran directamente a los únicos destinatarios que deberían tener esas ayudas: a las personas dependientes. Pero resulta que no es así. Cuando dichas subvenciones llegan a nuestro país, pasan por tantos despachos, que al final lo que queda para los verdaderos destinatarios, es decir los dependientes,  es apenas una calderilla. Por eso nunca hay presupuesto para lo esencial.

El mundo tiene ya muchos siglos, pero hay quien se empeña en seguir tratando a sus semejantes, sobre todo a los más débiles, como si fueran animales. Se olvidan de que venimos del mono, sí, pero de aquel primer simio que un día decidió  dejar de caminar a cuatro patas, mirando hacia el suelo. Como él, caminamos con el cuerpo recto y la cabeza alta, por eso sabemos que hay un horizonte más allá de la fila donde quieren obligarnos a caminar. Eso es lo que, a diferencia de los que intentan aplastarnos, nos ha hecho ir hacia el camino de la evolución. 


6 comentarios:

  1. Deberíamos dejar de ser tan ingenuos: nos engañan con demasiada facilidad...

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    1. Quizá más que ingenuidad por nuestra parte es inferioridad de medios. Ellos poseen, por ejemplo, información privilegiada que nosotros no tenemos a nuestro alcance.
      Saludos, Pedro.

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  2. Jane Eyre vive en un internado terrorífico, donde moldean a las niñas pobres para ser esposas o institutrices sumisas. Me conmovió a mi también, desde la primera vez. Confío en que la educación en todo el mundo sea liberadora y no fabricante de obreros sumisos.
    Tuve el privilegio de ser alumna de Luis Martín Santos, en el Instituto Cardenal López de Mendoza. En una asignatura de COU de Introducción a las Ciencias de la Educación nos leía un cuento titulado "Si los tiburones fueran personas". Si los tiburones fueran personas en el fondo del mar habría escuelas donde los pececillos aprenderían a nadar felices hasta las fauces de los tiburones. Es un cuento de Bertolt Brecht que tiene mucha miga:
    http://nuestrobosque.activoforo.com/t986-si-los-tiburones-fueran-personas-bertolt-brecht
    Besos, amiga caminante

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    1. Voy a buscarlo y a dejarme engullir por sus fauces.
      Gracias por compartir títulos tan interesantes.
      Un abrazo, amiga del camino.

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  3. Leyéndote, me he acordado de algo que ha pasado esta semana...No sé si has leído las noticias...bueno esas que se esconden detrás de otras...jajaja..parece ser que han llamado la atención en Inglaterra a los padres que llevan a los niños y las niñas al colegio. Resulta que iban en pijama, la mayoría de ellos, y les han pedido que den ejemplo. De hecho parece que les van a dar más autoridad a los colegios para que puedan establecerse normas sociales...una de ellas tan evidentes como la de ir vestidos al colegio. Hay gestos pequeños que no tienen nada que ver con la pobreza o riqueza o con la necesidad de que haya formación al respecto. Conozco a todo tipo de personas...y la pobreza no va ligada al a falta de información y formación...y menos hoy en día.
    Un beso grandísimo y que disfrutes de todo lo que haces y te rodea.

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    1. No conocía la noticia, pero al leerla me he hecho varias preguntas: ¿Los niños iban sin vestir debidamente porque no tenían otra ropa o porque no tenían quien se ocupara de ellos? Estamos creando una sociedad en lo que lo importante son los resultados empresariales. Somos elementos de producción. Piezas de un engranaje sin alma. A los más dependientes, bien por mucha o poca edad, como los ancianos o los niños, o por falta de recursos o salud, se les va dejando en la cuneta. Y ahí es donde me surge otra pregunta:¿Hacia dónde nos lleva tanta prisa, tanta indiferencia? Lo que vamos sembrando ahora a nuestro paso, en un mañana no muy lejano, nos lo vamos a tener que comer. Como para seguir mirando hacia otro lado.
      Gracias por dejarme tus comentarios que me hacen pensar.
      Una abrazo, María.

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