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martes, 22 de diciembre de 2015

LA MEJOR CENA DEL AÑO

"INVIERNO 1586"
De Lucas Van Valkenborch


Hace ya unos cuantos años, coincidí en un curso de inglés con una chica con la que enseguida conecté. Era de ese tipo de mujeres que son como un cascabel. Alegre, activa, con unas inmensas ganas de aprender todo lo que pudiera. Cuando fuimos intimando y pasamos de ser compañeras de clase a ser amigas, comenzamos a compartir historias familiares. Un día cercano a las vacaciones de Navidad, me sorprendió diciéndome que esa  Nochebuena, como había sucedido ya en otras anteriores,  no sabía con quién iba a compartir la cena. 
Es que -me contó- tengo un hermano que cada año invita a casa a una persona que se encuentra sola, o que está pasando una mala racha. Este año no sé quién nos tocará.
Pero,  ¿al resto de la familia no os importa? -me interesé.
-El primer año su mujer le montó una bronca, pero como vio que no le sirvió de nada porque al año siguiente insistió en el tema, al final ella y los demás nos hemos acostumbrado.
¿Y no tenéis miedo de dejar entrar a un extraño en vuestra casa? -insistí.
No sé cómo lo logra -me respondió-, el caso es que consigue hacerse amigo de todo el mundo, y no hemos tenido problemas con nadie. Es como si mi hermano tuviera una antena para captar a la buena gente.

Al terminar ese curso y por circunstancias de la vida, mi amiga y yo dejamos de vernos durante un tiempo, cuando volvimos a reencontrarnos, ambas teníamos muchas cosas que contarnos. Nuestras vidas habían cambiado en varios aspectos. Uno de ellos, era la pérdida de seres queridos. Ella me comentó que su hermano, el captador de buena gente, había fallecido. Me lo contó con un doble sentimiento de pena y rabia. La pena era lógica, siendo como era su hermano. La rabia le venía cada vez que pensaba que era una injusticia que alguien de buen corazón como su hermano, se hubiera ido para siempre. No hay que decir que desde su ausencia, ya no habían compartido la cena de Nochebuena con ningún otro desconocido.
Al hermano de mi amiga se le salía el corazón del pecho de bueno que era. No soportaba que hubiera gente que lo pasara mal, mientras él y los suyos tenían comida de sobra. Pero lo que compartía en realidad no era sólo eso, sino compañía, risas, calor de hogar. Se ganaba a la gente  no sólo hablando con ella, también escuchándola.
Supongo que para el extraño que entraba en la casa de mi amiga,  sería igualmente una situación un tanto atípica, y que sobre todo al principio, se encontraría como fuera de lugar. Pero conociendo a mi amiga, como tiempo después conocí a alguna de sus hermanas, doy por hecho que conseguirían entre todos que el extraño se sintiera como en su casa.
Cada vez que se acerca la Nochebuena, me acuerdo de esta historia. Me parece tan bonita que he querido compartirla con ustedes. 
Qué diferente sería el mundo si de vez en cuando mirásemos con atención a la gente que nos rodea. 

Como esa noche tan buena está también llena de magia, y en muchos hogares se recibe la visita de ese hombre vestido de rojo con larga barba blanca y ojos de pillín detrás de sus gafas de redondos cristales, voy a sugerirles algunas lecturas, por si a última hora se deciden a pedirle a Papa Nöel que les traiga algún libro.

"Cuentos de Fantasmas" de Edith Wharton. Esta escritora americana es una de mis debilidades literarias. Su maestría a la hora de contar relatos es sorprendente. En estas historias cortas sobre casas encantadas, logra mantenernos en tensión. No sé cómo lo hace, pero tiene una manera de escribir, que es capaz de hacer que el lector se sienta amenazado, incluso por el aire.

"Las Gafas de Oro" de Giorgio Bassani. Éste ha sido el primer título que he leído de este autor, pero creo que no será el último. En esta novela corta el señor Bassani nos cuenta la historia de un médico rural, Fadigati, cuya atracción por los jóvenes, va a ser utilizada en su contra, no sin crueldad, incluso por alguno de ellos. Todo ello sucede además cuando empieza la persecución de los judíos en Europa. 

"Una Chica en Invierno" de Philip Larkin. Éste autor inglés nos narra la historia de Katherine una refugiada que trabaja como bibliotecaria en una ciudad inglesa. Nos cuenta también el reencuentro de ésta con un antiguo amor. Eso hará que los recuerdos vuelvan a la mente de la protagonista y en su recorrido por ellos, los lectores iremos sabiendo más sobre ella, sobre el joven de sus desvelos y la, un tanto extraña, relación de éste con su hermana. Es curioso que este triángulo me ha recordado por momentos la novela de Patricia Highsmith "El Talento de Mr. Ripley".
Las descripciones que hace de la biblioteca donde la joven trabaja, me han hecho sentirme como en casa.

Estos libros se pueden encontrar también en la Biblioteca Pública. El verdadero regalo es poder leerlos.

Aprovecho para desearles a todos una muy Feliz Navidad. 





6 comentarios:

  1. Admiro tu afición a la lectura, la tenacidad y constancia con que llevas el blog. Te leo a menudo aunque no te diga nada. Me gusta cómo transmites lo que te sugieren lo que otros escriben, sin ninguna pereza y que siempre es de agradecer.
    Te deseo unas Felices Navidades.
    Abrazos.

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    1. Es curioso lo que me pasa con los que tenéis la amabilidad de, además de leer mis entradas, dejarme de vez en cuando unas líneas, cuando llevo un tiempo sin saber de vosotros, os echo de menos. A ti ya te estaba extrañando y eso que no te conozco.
      Para mí no es un esfuerzo hablar de libros porque son mi pasión, y con las pasiones no se puede hacer mejor cosa que compartirlas.
      Te agradezco mucho tus amables palabras y espero que tengas una muy Feliz Navidad.
      Recibe un abrazo lleno de bolas de colores.

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  2. Hermosa historia. Ojalá todos sentáramos así a alguien en nuestra mesa. El mundo sería mucho mejor. Besos y Feliz Navidad.

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    1. Te deseo Pedro, que tú también tengas unos felices días y ya aprovecho para decirte !Feliz Año Nuevo!.
      Un abrazo.

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  3. Tiene mérito sentar a un desconocido a la mesa en Nochebuena, pero lo difícil es hacer que se sienta cómodo. Me parece heroico.
    Al gordo de rojo yo no le pido nada, que yo soy de Reyes Magos. Para los letraheridos no hay mejor regalo que un libro; pero no es tan fácil acertar, a no ser que conozcas muy bien sus gustos, y aún así...lo que a uno le encanta a otro le parece un latazo. Esos libros tienen muy buena pinta,el de la bibliotecaria sobre todo.

    Cada vez que paso por delante de la librería del Espolón, miro dentro a ver si te veo con las manos en la masa,digo en el libro.
    Pasa bien estos días y un abrazo, amiga caminante.

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    1. Yo también soy más de los tres Reyes. Desde pequeña me han parecido unos personajes que tenían que tener un montón de historias que contar. Eso de que vengan desde el lejano Oriente montados en camellos, les da un exotismo que no tiene el señor de rojo.
      En lo de los libros tienes razón. Para mí es más difícil dar con el libro exacto que pueda gustarle a alguien, sobre todo si no conoces bien a la persona. Es tan difícil como elegir un perfume. Ahora que lo pienso, de perfumes entiendo menos.
      Que tengas una feliz salida del viejo año y una buena entrada hacia el nuevo.
      Un abrazo grande.

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