Mi lista de blogs

sábado, 5 de diciembre de 2015

REALIDADES A LA CARTA

Había quedado con una amiga para charlar un rato. El tiempo se nos pasó enseguida y antes de darnos cuenta, ya era hora de despedirse. Decidí acompañarla hasta donde tenía aparcado su coche. Justo enfrente de él, vimos a un hombre que parecía mayor, aunque quizás era su aspecto lo que le hacía aparentar una edad que tal vez no tuviera. Llevaba una prenda de abrigo que le quedaba bastante holgada. Lo mismo ocurría con sus pantalones. Era como si se hubiera puesto la ropa cuando estaba más fuerte y después de vestido, se hubiera ido encogiendo, dejándola casi vacía. Los zapatos le quedaban también grandes, y parecían pesarle al andar pues en lugar de levantar los pies para dar cada paso, los arrastraba. Llevaba un sombrero del que sobresalía su pelo ya un poco largo y cano y cuya amplia ala, cubría parte de sus gafas. Estaba sacando cosas de un contenedor de la basura. Lo que otros habían desechado, el hombre lo cogía y lo ponía, con movimientos lentos, cuidadosamente, encima de lo que parecía el esqueleto de un coche de bebé. 
Nos quedamos mirándole durante unos minutos sin decir una palabra. 
Cuando iba ya sola hacia mi casa, seguía con una bola en la garganta. Pensé que ese hombre bien podía haber sido mi padre.
Días después volví a quedar con esa misma amiga para tomar un café en el centro. La calle estaba llena de gente. Bares, mesones y lugares de picoteo estaban a rebosar. Fue entonces cuando mi amiga saltó la frase:
-Vaya, dicen que hay crisis pero aquí no se nota.
No pude evitar contestarla, no sin ironía:
Mira a ver si entre toda esta gente ves al hombre que estaba el otro día rebuscando en el contenedor.
Mi tono no me debió salir tan irónico como hubiera deseado, pues mi amiga se quedó sorprendida, y tan sólo pudo balbucear:
-Es verdad. Él seguro que no está.
En un espacio reducido, pueden convivir realidades muy opuestas y cada persona decide  hacia cual de ellas dirigir su atención. Pero el hecho de que una determinada realidad no esté siendo observaba por nadie, no la hace desaparecer. Sigue ahí, hasta que alguien la vea y decida, en el caso de que sea una realidad horrible, que hay que cambiarla.

"Cuando el Profesor da la Espalda"
de Jacob Taaumann



Cuando se acerca un período de vacaciones o fechas señaladas, como ahora ocurre con la Navidad, se empeñan desde diversas fuentes en darnos una versión de la realidad edulcorada. Y no digamos si encima la Navidad coincide con unas Elecciones Generales.  De repente no existen problemas económicos ni de ninguna otra clase. Todo está bien para todos. ¿Crisis? ¡por favor!, eso pertenece al pasado. 
Hace un par de días una entusiasmada reportera anunciaba, desde uno de los telediarios, que en estas navidades se calcula que el gasto medio de cada familia española aumentará en un diez por ciento.
Igualmente no han hecho más que repetir que durante este largo puente de la Constitución, los aeropuertos, las carreteras y los hoteles, verán aumentada la circulación de personas. Lo dicho, nuestra economía está floreciendo por momentos. 
Lo que no dicen es que algunos de los que van a aumentar este año el gasto navideño son los mismos que lo hicieron el año pasado, y el anterior. Son los únicos que pueden hacerlo, aquellos a los que la crisis les enriqueció más de lo que ya estaban. Pero hay otra parte de la población, otra realidad de la que no hablan, no sé si porque no la ven o, simplemente porque no les da la gana  mirarla de frente y denunciarla. La realidad de aquellas familias que no tienen ingresos suficientes ni para lo más básico. Como para que aumenten su gasto navideño en regalos y viajes. 
El verdadero buen político no es el que ignora los problemas, y mucho menos el que falsea la realidad, sino el que la ve, la reconoce, la denuncia y pone manos a la obra para cambiarla. Porque el cambiarla no es imposible. Basta voluntad y valentía. Pero en lugar de eso, nos dan discursos de falso positivismo. ¿Recuerdan la teoría del vaso medio lleno o medio vacío? Nos han querido convencer de que el ver el vaso medio vacío es de pesimistas, derrotistas, gente negativa sin futuro. No estoy de acuerdo. Si el vaso está medio vacío hay que decirlo claramente  e informar de si quien se ha llevado la mitad de ese agua que falta, lo ha hecho porque realmente tenía necesidad de saciar su sed, o lo ha hecho por especular con ella. 
¿De verdad puede alguno de ustedes creer que el profesor del cuadro que he elegido para adornar esta entrada, habrá permanecido eternamente dando la espalda a todo lo que acontecía en su clase? 
Las realidades a la carta, no existen. 


2 comentarios:

  1. Los políticos no es que den la espalda a la realidad es que desde su realidad no se contempla esa otra realidad.
    Me gusta el cuadro que incluyes en esta entrada. El profe se siente aliviado dando la espalda de vez en cuando, el escribir en la pizarra es un buen pretexto. Nada que ver con el dar la espalda de los políticos.

    Besos,amiga caminante.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por eso, porque no tiene nada que ver el dar la espalda de un profesor con lo que hacen los políticos es por lo que he puesto el cuadro. El profesor deja un "tempo" para él y para los niños y sus travesuras, pero sabe que eso va a durar poco. En cuanto se dé la vuelta, el orden volverá a reinar en la clase.
      En el caso de lo políticos solo se vuelven durante el período pre-electoral. El resto del tiempo a seguir viviendo de espaldas a la realidad cotidiana de los ciudadanos.
      Un abrazo.

      Eliminar