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domingo, 30 de agosto de 2015

VUELTA A EMPEZAR

"Lilas Ventanas Abiertas"
(Imagen sacada de Internet)



El mes de Agosto se nos está acabando, quizás con una sensación de más velocidad en el transcurrir de los días por ser como es, uno de los meses vacacionales. Septiembre está a la vuelta de la esquina. Un montón de vivencias, de encuentros, de lecciones que aprender dentro y fuera de las aulas nos están esperando. Para las primeras habrá profesores y libros a los que poder acudir, para las segundas, siempre habrá un ser querido, un amigo o incluso alguna persona desconocida que en un momento determinado se cruce en nuestro camino, y nos eche una mano. O así debiera ser.
Los políticos también se estarán poniendo las pilas. Les esperan unos meses de mucha actividad. Tienen que lavarse bien la cara para presentarnos una nueva imagen. Pero con eso no va a bastar. Esta vez, no. Atrás quedan todos los grandes errores cometidos, pero no sus terribles consecuencias. Ésas están muy presentes en las vidas, ahora hechas añicos,  de muchas personas que están pagando las consecuencias de esos errores.
Mi padre siempre decía que cuando la vida te cierra una puerta, al poco te abre una ventana. No hay que perder la esperanza. Pero hay que tener muy en cuenta quién no ha dado la talla en su momento, y no volver a confiar en él, jamás.
Cada vez que se recuerda a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial,  se dice que no se debe caer en los mismos errores. Y ya ven, en pleno siglo XXI siguen circulando trenes llenos de gente a los que nadie quiere ni siquiera ver. Como si no existieran. Barcos, por llamarlos de alguna manera, que van a la deriva, llenos de vidas que a nadie parece importar.  Personas que bien podríamos ser usted o yo.  No aprendemos.
Hay un poema de Ángel González, al que estoy descubriendo estos días en su "Antología Poética", titulado "El Derrotado", que expresa muy bien la situación que viven los inocentes que pagan las consecuencias de conflictos y tejemanejes políticos, que ellos no han provocado. De ese poema saco estos versos:
Tú emprendes viaje hacia delante, hacia
el tiempo bien llamado porvenir.
Porque ninguna tierra posees,
porque ninguna patria
es ni será jamás la tuya,
porque en ningún país
puede arraigar tu corazón deshabitado.


Por mucho que insistan aquellos que llevan, de muy diversas maneras, a países enteros a la ruina, los fracasados no son los que tienen que huir de su propio país. Los verdaderos fracasados son los que intentan hacer conquistas utilizando métodos antidemocráticos, destrozando vidas ajenas. Pero también somos fracasados los que viviendo en otros países, y sabiendo que hay personas que en su huida lo están pasando muy mal, no les ayudamos. Nuestra indiferencia, nos hace cómplices. 

Una de mis últimas lecturas "veraniegas" ha sido un maravilloso libro que no llega ni a las sesenta páginas pero, ¡qué páginas!. Su título: "La Analfabeta", de Agota Kristof. Es una obra autobiográfica en la que su autora nos relata los momentos fundamentales de su apasionada existencia.
Agota nació en Csikvánd (Hungría) en 1935 y es en ese idioma, el húngaro, en el que empezará a conocer las letras, luego las palabras y más tarde, las frases, que la llevarán a los ríos de la lectura. Ríos que acabarán en el mar de la creación literaria. Pero no será un viaje sencillo porque la realidad estará llena de cambios bruscos, todos provocados por la guerra. Y mientras que el mundo que le rodea insiste en destrozarse, ella no puede dejar sus dos pasiones: la lectura y tiempo después, la escritura.
"Leo. Es como una enfermedad. Leo todo lo que cae en mis manos, bajos los ojos: diarios, libros escolares, carteles, pedazos de papel encontrados por la calle, recetas de cocina, libros infantiles. Cualquier cosa impresa.
Tengo cuatro años. La guerra acaba de empezar."

"Incluso ahora, por la mañana, cuando la casa se vacía y todos mis vecinos se van a trabajar, tengo un poco de cargo de conciencia por instalarme en la mesa de la cocina a leer los diarios durante horas en vez de... fregar los platos del día anterior, ir de compras, lavar y planchar la ropa, hacer mermeladas o pasteles...
Y, ¡sobre todo!, en vez de escribir.
Pero por mucho que ella no quiera saber nada de la guerra, la guerra la buscará a ella y a su familia. Se verán obligados a salir de su ciudad y a huir a una ciudad fronteriza, donde una parte de la población hablará otra lengua: la alemana. Para ellos una lengua enemiga. Pero ahí no acabarán los cambios. Un año más tarde otros militares ocuparán su país y la lengua rusa se hará obligatoria en las escuelas. Las demás lenguas serán prohibidas.
Agota tendrá que volver a aprender a leer de nuevo, en otra lengua. Y así continuamente. Vuelta a empezar las veces que haga falta. No puede dejar de leer y menos de escribir. Nació analfabeta, como todos, pero la diferencia es que ella no quiere quedarse ahí. Y seguirá aprendiendo durante toda su vida. Para ella leer y escribir es como respirar. Lo necesita para estar viva.
En el capítulo "Cómo Hacerse Escritor", lo dice claramente:
"En primer lugar, hay que escribir, naturalmente. Luego, hay que seguir escribiendo. Incluso cuando no le interese a nadie, incluso cuando tenemos la impresión de que nunca interesará a nadie. Incluso cuando los manuscritos se acumulan en los cajones y los olvidamos para escribir otros."

Otro de los alicientes que tiene este pequeño-gran libro es el Prólogo de Josep María Nadal Suau. Confieso que suelo leer los prólogos después de haberme leído el libro. Soy de las que prefieren sacar sus propias conclusiones de la lectura  y, después, compararlas, hacer una especie de diálogo con lo que opina el prologuista. En el caso del señor Nadal Suau, me ha resultado muy interesante e instructivo. 

Empezamos una nueva etapa. De nosotros depende lo que queramos hacer de ella. Echar una mano a alguien que lo está pasando peor que nosotros, no es una obra de caridad, es una obligación moral. Aprender cada día algo nuevo que sirva para hacer un poco mejor este mundo que algunos se empeñan en destrozar, evitará no sólo que seamos unos analfabetos de la vida. Evitará que seamos unos fracasados. 
En cuanto a las mentes iluminadas de los que dicen regir nuestros destinos como ciudadanos, hagan el favor de bajarse del pedestal en el que llevan tanto tiempo subidos, y empiecen a hacer en serio el trabajo para  el que realmente se les está pagando.




2 comentarios:

  1. Volvemos a empezar, en realidad seguimos en lo de siempre. El tiempo sólo es una forma de poner orden en el caos de sensaciones que nos vienen del exterior, así lo decía mi viejo profesor de Psicología. Mañana iré a mi centro de trabajo, otra vez lo mismo pero diferente, ha habido muchas jubilaciones.
    Tu padre tenía razón,si se cierra una puerta se abre otra. De vez en cuando vivimos un punto de inflexión y nuestra vida da la vuelta. Es cuando se pone a prueba nuestra capacidad de adaptación. Aprendemos del pasado, pero tropezamos a veces en la misma piedra, la historia nos da múltiples ejemplos de ello.
    Sigamos leyendo, que en eso ni tú ni yo vamos a cambiar.
    Besos, amiga caminante.

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    1. Hay que seguir leyendo, seguir aprendiendo, pero llevando a la práctica los conocimientos adquiridos porque si no ¿de qué sirven?
      Adaptarse en un momento determinado puede ser bueno, pero no debemos "adaptar" nuestra mirada a la miseria ajena, sobre todo teniendo medios para combatirla. Exijamos a los que dicen representarnos que los utilicen para lo que son realmente: mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos.
      Un abrazo grande.

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