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miércoles, 26 de agosto de 2015

OPTIMIZANDO EL SENTIDO COMÚN

"LA FIESTA DE LA COLCHA"
De Edgar Melville Ward

De todas las labores que antaño hacían las mujeres con sus manos, la confección de una colcha me parece que es una  de las más bonitas, y no sólo por el resultado final, sino porque  el tiempo que transcurría durante la labor, era un tiempo que a ellas les servía para intercambiar opiniones, dudas, sentimientos. Era una excusa para socializarse, una manera de enriquecerse con las experiencias intercambiadas verbalmente. 
La elaboración de esas colchas hechas con retales que quedaban de otras labores, parecería  a primera vista sencilla, pero requiere, sobre todo, de una cierta coordinación. Según explicaba una mujer sobre este tema en un reportaje que vi hace un tiempo, no se puede poner cualquier trozo de tela al lado de otro. Tiene que haber una cierta afinidad de color y estampado entre un retal y otro para que, al final, al contemplar la labor acabada, sea la armonía la que predomine. 

Llevamos un tiempo en el que se oye muy a menudo la palabra "optimizar". Y una de las expresiones que más se repite con dicha palabra es: optimizar recursos. Si buscamos en el diccionario, una de las acepciones que éste nos da para dicha palabra es: Conseguir que algo llegue a la situación óptima o dé los mejores resultados. 
No sé a ustedes pero cuando la expresión "optimizar recursos" se utiliza con algo que tiene que ver con lo público, se me mete el miedo en el cuerpo. Y si no, vean estos ejemplos:
Se construye en una ciudad un nuevo hospital, más grande que cualquiera de los que ya estaban en funcionamiento. Lo lógico es que al ser más grande, se contrate más personal para cubrir las plazas. Lo que se hace sin embargo, es "optimizar los recursos humanos". Es decir, no sólo no  se amplía la plantilla del personal, sino que, si viene el caso, se reduce. De esta manera si antes un médico debía atender a, pongamos como ejemplo 10 pacientes, ahora le tocarían 15. Y ustedes se preguntarán ¿y cómo lo hace? pues muy fácil, "optimizando el tiempo" esto es: si antes  estaba 10 minutos con cada paciente, ahora estará sólo 2 minutos. Lo bueno de este modelo es que  sirve lo mismo para médicos, para enfermeras, para auxiliares. Al final el resultado es que el escaso personal está desbordado y el  paciente se siente desvalido. Dando una vuelta más de tuerca, aún se puede mejorar. Para que la escasez de personal no se note tanto, se "optimizan los recursos" es decir, si el nuevo hospital tiene, pongamos como ejemplo 50 camas más, lo que se hace es cerrar alguna de las plantas, y así el personal no tiene que ocuparse de tantas camas. Claro que esa medida tiene como resultado que cuando hay enfermos en Urgencias a los que se les dictamina el ingreso en el hospital, deben esperar a que tengan una cama libre de las que están ocupadas, porque  las que están libres, como corresponden a las "optimizadas", no se puede contar con ellas.
La razón de todo este cambalache: que no hay dinero. ¿Por qué? Porque cuando se construyó el enorme hospital, costó mucho más de los presupuestado. Por lo visto lo único que optimizaron al calcular su coste final, fue el sentido común. Si ésto lo trasladamos a los Servicios Sociales, Residencias de Ancianos, Colegios, Administración o cualquier otro apartado que lleve el sello de Público, lo que tenemos es un sistema que no alcanza las metas para las que fue realmente creado.

Hay recursos económicos, si el dinero se vuelve a poner donde debe estar. Tenemos también recursos humanos. Lo único que hay que hacer es ponerlos al servicio de los que realmente deben estar: los ciudadanos. Poner cada pieza donde corresponda para que, una vez colocadas todas, el resultado sea como en el caso del patchwork o colcha de retales, una bella labor realmente útil y llena de armonía. Una labor óptima.





  

4 comentarios:

  1. ¿Optimizar? ¡Socorro!

    Las obras públicas serían unas colchas chapuceras, con los retales engurruñidos. No sé si existe el verbo engurruñir.

    Besos amiga caminante

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    1. No me había parado a pensar en las obras públicas. Me temo que tienes razón, en ese campo conseguir una buena coordinación es casi trabajo de milagreros.
      Me encanta tu sentido del humor.
      Un abrazo grande.

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  2. Dorcas,
    yo no entiendo mucho de economía, ni de datos y cifras, pero cuando oigo la palabra optimización, solo puedo pensar en rebajar costes y en obtener rentabilidad. Y claro esto lo relaciono con una gran empresa, y le veo su lógica. Pero lo asocio a los servicios públicos y, como a ti, me asalta el miedo y las lágrimas. Pero es que ¿la sanidad o la educación deben ser rentables? Por el amor de Dios, ¿no es la obligación del estado garantizar el bienestar y el interés de los CIUDADANOS? Con mucha pena, veremos a donde nos llevan todas estas políticas.
    Y en cuanto a la colcha…¡qué bonita imagen me has traído a la mente Dorcas! No se si has visto la película Donde reside el amor (en inglés original How to make an American quilt). Trata precisamente de un grupo de mujeres que confeccionan una colcha de matrimonio y en cada retal dejan impresos sus propios recuerdos. Es una película preciosa y la música…¡oh la música! Te dejo un fragmento para que puedas escucharla :) Gracias por traerme tan buenos recuerdos y un abrazo muy grande. https://www.youtube.com/watch?v=PNIiPBsnftI

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    1. Tú lo has dicho muy bien, Marie, no se puede intentar hacer rentables los Servicios Públicos que se han creado para el bienestar de las personas. Esa no es la meta para la que fueron creados. Pero es que además, el supuesto ahorro que continuamente están haciendo ¿se reinvierte en mejorar esos servicios? No. Al final sólo sirve para engordar aún más los sueldos de los de siempre.
      Es irónico que esos cerebritos que aseguran cosas tan disparatadas como que se debe optimizar el tiempo de atención a un anciano, enfermo, o discapacitado, dándole el desayuno, por ejemplo, en cinco minutos, esos mismos, digo, son los que luego abandonan una y otra vez su despacho para tomarse un café o dos, o tres. Y cada uno de ellos les lleva más de una hora.
      No sé qué es mayor si su incompetencia o su cinismo.
      En cuanto a la película que mencionas, sí la vi hace mucho tiempo. Recuerdo la cálida luz que envolvía la casa donde se reunían. La historia de la mujer nadadora que un día decide dejar de nadar. Luego se sabe el por qué. En cada retal iba impregnado un trozo de vida de la persona que lo estaba cosiendo. Me pareció una historia muy bella. Gracias por darme el enlace para poder volver a escuchar su música. Para mí las bandas sonoras de algunas películas son muy especiales. Y gracias por asomarte a esta ventana, sobre todo para dar tu opinión en temas como el que he planteado. Últimamente la gente parece no querer opinar. Por supuesto es libre de hacerlo o no, pero creo que es muy importante que intercambiemos puntos de vista sobre estos temas. Así que, gracias otra vez, y recibe un abrazo cariñoso.

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