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miércoles, 5 de agosto de 2015

LA IMAGEN DISTORSIONADA

Continuamente estoy oyendo y leyendo sobre la importancia que tiene la imagen que transmitimos a los demás. Lo mucho que hay que cuidarla para dar un aspecto de confianza, de credibilidad, sobre todo en situaciones como una entrevista de trabajo. Hay que cuidar el aspecto, la forma de hablar, incluso los movimientos. Pero me pregunto: ¿el ser aceptado o no, depende sólo de la persona que está siendo observaba o analizada?
Hace unos días tuve que ir a un organismo oficial. A la entrada tenían una de esas máquinas de control de seguridad en la que había que dejar el bolso y demás objetos que llevases en la mano, así como los que fueran metálicos, para que no pitara la alarma. Como había bastante gente esperando, pude observar la diferencia de trato que recibían unas personas de otras por parte del guardia de seguridad. A unos les daba el tratamiento de "usted", (solía ser a las personas de una cierta edad), a otros, sin embargo, les dirigía un tuteo un tanto cortante.  Justo delante de mí había un chico joven, alto. Vestía una camiseta sin mangas, limpia y planchada, y unos piratas vaqueros, impolutos. Llevaba una mochila de color negro, haciendo juego con sus sandalias. En su pelo lucía unas pequeñas trenzas apuntando hacia arriba. Como simple dato añadiré que su piel era también de color negro. Cuando le llegó el turno de pasar sus objetos por la máquina de control, el tono, y la mirada del guardia de seguridad se endurecieron. La mirada que el joven devolvió al guardia, dio fe de que estaba siendo consciente de la diferencia de trato.
Sé perfectamente lo que podía estar sintiendo ese joven en ese momento porque yo también he tenido que soportar más de un juicio, sin conocimiento de causa (les remito a mi entrada titulada "Mi Gorrito Peruano"). He tenido que soportar que personas que no me conocían de nada, con una simple mirada, hicieran un balance de mi persona. El problema de ese tipo de balances es que se hacen sobre una mirada que suele estar condicionada por una serie de prejuicios. Esos prejuicios son los que hacen que la persona que analiza, reciba, no la imagen real, sino una imagen distorsionada del objeto de su observación.
Deberíamos limpiarnos de vez en cuando los ojos, los internos quiero decir, para poder ser capaces de dirigir a los demás una mirada limpia.
Hay gente a la que no le gusta "maquillarse". Prefiere presentarse ante los demás de una manera más natural, a pesar de los riesgos que ello conlleva. En esa aptitud no se debe ver descuido, ni abandono, y mucho menos una amenaza. Es simple naturalidad. Para esa gente he escogido del libro titulado "Caja de Resistencia", de Juan Leyva, este poema:



Muéstrate como eres
pero no lo hagas cerca de los cazadores
no soportan el punto de mira vacío
que camines contra el viento
y que pases distraído
cuando duermen.


"ARCADIA"
De Thomas Cowperthwait Eakins

2 comentarios:

  1. No debería ser así, pero así es. Te catalogan con una mirada. Asoman los prejuicios a la primera de cambio. Y se equivocan, nos equivocamos muchas veces.
    En cuanto al tú y el usted, a mí no me agrada que me traten de usted, me siento muy mayor. Y el usted establece una distancia que puede ser más cortante que ese tú que dedicaron a ese chico.
    Mostrarnos como somos, pero con cuidado, qué bien lo dicen esos versos.Los cazadores están al acecho.
    Un abrazo, amiga caminante.

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    Respuestas
    1. La diferencia de trato no está tanto entre el tú y el usted, sino en el tono que se pone al pronunciar cualquiera de ellos.
      En cuanto a la distancia, hay personas a las que las tuteas y de las que no te sientes nada cercana.
      Los poetas tienen el don de decir mucho con pocas palabras, y encima suelen estar llenas de belleza.
      Un abrazo grande.

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