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sábado, 22 de noviembre de 2014

POBRES DE LOS POBRES

"CARIDAD O LA FAMILIA INDIGENTE, 1865"
De William-Adolphe Bouguereau


Siguiendo la sugerencia que Marie, desde su blog A Book a Day Keeps de Doctor Away, lanzaba en una de sus entradas (en ella hablaba de las consecuencias de la Primera Guerra Mundial), de leer el libro "Ellas Solas" de Virginia Nicholson, fui a buscarlo a la biblioteca y ahora estoy sumida en su lectura. En uno de sus capítulos titulado: "En la Estantería" la autora relata la situación de la mujer en aquella época, describiendo el día a día de una mujer de clase baja y otra de clase media-alta. Voy a transcribir parte de ese capítulo literalmente, porque creo que puede resultarles interesante comprobar las enormes diferencias entre ambas clases.
"Cuando, en l9l9, la joven Frances Graham se fue a vivir con su marido Jim, un minero del condado de Durham, no tenían agua caliente, electricidad ni cuarto de baño. Su madre la había educado para las tareas domésticas:<No sé por qué éramos así, pero el día de mi boda, barrí yo misma el arroz del suelo>. Normalmente, Frances trabajaba de pie desde las seis y media de la mañana hasta las diez y media de la noche. Fregar, lavar e ir a por agua caliente eran tareas agotadoras; su vida se había convertido en una lucha permanente contra el hollín y los bichos.
Más adelante añade:
Las más desafortunadas tenían que lidiar con los malos tratos, el alcoholismo y la infidelidad de sus maridos.

Aunque no les oprimía la pobreza, se esperaba que las mujeres de clase media y alta, como sus hermanas más pobres, limitaran sus actividades al ámbito doméstico. Nadie pensó nunca en preguntar a una mujer casada por lo que hacía, pues todos lo sabían: su destino consistía en llevar una vida absurda dedicada al ocio. "Si había que avivar el fuego de la chimenea, llamábamos a la criada. Una dama no debía esforzarse", recordaba una joven que se había educado en la Inglaterra eduardina. Había que arreglar las flores, dar de comer a los canarios y devolver las llamadas. Era indispensable saber bordar y jugar al bridge. Había que llevar a las hijas a clases de baile e intercambiar los libros en las bibliotecas, pero en general la vida dedicada a recibir visitas no era precisamente dura".

Afortunadamente los tiempos han cambiado, o al menos, iban cambiando. Porque de un tiempo a esta parte, un enorme retroceso se ha ido instanlando en nuestra sociedad. Al crecer las diferencias en derechos laborables, se han ido engordando las diferencias sociales. Y ha ido ocurriendo de una manera tan sibilina, que no nos hemos dado cuenta, hasta que hemos tenido la soga al cuello.
Hace no mucho leí en la prensa que tras uno de esos sesudos estudios sociológicos que suelen encargar los iluminados de nuestro país a una empresa,  habían llegado a la conclusión que en las zonas de las ciudades donde vivía la gente de clase media-alta, poseedores en su mayoría de estudios superiores, estaban más mentalizados en temas como la conservación del medio ambiente, y lo demostraban, entre otras cosas, en el reciclaje de sus basuras. Por el contrario, en las zonas donde habitaban los ciudadanos de clase baja, en los que era menor el número de ciudadanos que terminaban sus estudios, este tratamiento de sus desechos no se daba.
Lo que no decía el informe era que en las zonas de clase alta, tenían, prácticamente a la puerta de su casa, un contenedor para plásticos,  otro para la basura orgánica y otro más para los cartones, mientras que en las zonas más humildes, se colocaba un sólo contenedor, y salvo en fechas previas a la celebración de elecciones, en que se cambiaba por otro en mejores condiciones, éste solía ser bastante viejo.

Ya lo dice el padre de Jane en la película "La Joven Jane Austen": Nada deteriora tanto el espíritu como la pobreza.
Quienes mediante una política descerebrada insisten en alargar las jornadas laborales, acortar los salarios, subir las tasas académicas, en un constante intento de privatizar la educación y la sanidad  en este país, lo saben bien.
Claro que el que nos dejen sin nada, no nos obliga a tragarnos todas sus mentiras.
Por cierto, y volviendo a la película arriba mencionada, ¿alguien me puede explicar por qué si se ve la película en versión original, la frase que arriba les indico la dice el padre de la protagonista, mientras que en la versión doblada al español se la han "colocado" a la madre?  Parece que es lo mismo, pero no lo es. Sobre todo si tenemos en cuenta que el padre de Jane es pastor de su iglesia.

4 comentarios:

  1. Tampoco era muy envidiable la vida de las burguesas victorianas; aunque su vida fuera confortable. No me gustaría pasar el día arreglando floreros y bordando, qué aburrimiento. Pero lo de la clase baja era mucho peor, por supuesto.
    La incultura es la peor pobreza, lo saben bien los canallas.
    Besos, amiga.

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    1. Parece que el propósito de la política es poner cada vez más difícil a los que menos medios tienen el que lleguen a alcanzar un nivel de vida confortable. La llave es la cultura, el conocimiento, como tú bien dices. Una manera de quitar esa llave es deteriorar las condiciones laborales.
      Un abrazo, amiga.

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  2. Me temo que de esta tendencia solo se podrá salir con movimientos revolucionarios. El capital -debemos volver a expresiones que parecían no ser ya necesarias- solo cede ante el temor.

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    1. Debemos ser igual de tenaces que ellos, solo que en dirección justamente contraria. Ir siempre hacia delante, para que las expresiones y la actitudes que ya deberían ser obsoletas, no sigan estando al día.
      Gracias por tu visita, Pedro.

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