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martes, 9 de septiembre de 2014

LAS MATAN CALLANDO

"EL INTERROGATORIO 1897"
De Laszlo Pataky




Aproveché la mañana del caluroso domingo para ir a pasear. Apetecía con esa temperatura ir andando por la orilla del rio. Se nota que el verano está en sus últimos coletazos porque la escasa hierba estaba seca, pisoteada por los muchos pasos de los caminantes que, como yo, habían buscado el frescor del agua. Llegué hasta la playa artificial, y como suelo hacer, me paré a contemplar el agua. Algunas aves se dejaban mecer por ella, mientras sus compañeras la planeaban con una agilidad y ligereza sorprendentes. Después de un buen rato contemplando los distintos tonos de verde de la otra orilla, decidí volver a casa. ¡ Con qué facilidad desconecto cuando el paisaje me rodea!.
Iba apurando los últimos metros antes de volver al asfalto, cuando mis ojos se toparon con el mensaje que alguien había escrito en una de las piedras del muro, que va paralelo al rio:

No tortures a quien quieres
! No seas mandril !


A partir de ahí, el camino ya no fue igual. Se tornó más pesado. Me pregunté quién habría escrito esas palabras y, sobre todo ¿por qué? Quizás esa persona estaba sufriendo malos tratos, o sabía de alguien cercano a ella que estuviera en esa situación. ¿Eran esas palabras un grito de socorro, o una advertencia a quien estaba ocasionando ese dolor?
Pensé que fuera la que fuese su situación, no debía guardar silencio porque ése era el mejor aliado de quien estuviera ocasionando ese sufrimiento. Las penas cuando se guardan, engordan hasta aplastarnos.
Hay un poema que he sacado de un libro titulado: "Se Me Ha Perdido Un Hombre" de Carilda Oliver Labra. Editorial Fundación Jorge Guillén, que ilustra muy bien lo que una tristeza guardada puede hacer:

TRISTEZA QUE POR SER MUCHA

Tristeza que por ser mucha
jamás en verbo batalla;
pudorosa, cuando calla
nadie lo sabe ni escucha.

Dolor que por ser tan hondo
le cabe silencio encima
y va gastándose en rima
mientras adentro lo escondo.

Pena que por ser tan pura
no hace alarde de cantada
y en el pecho, enamorada,
sufre rango y sepultura.

Angustia que por ser fuerte
en soliloquios se abisma
y alimento de sí misma
con su vida me da muerte.

(Carilda Oliver Labra)

Siempre hay alguien cerca a quien poderle contar lo que está ocurriendo. Hablar en estas situaciones es abrir una ventana y dejar que el miedo se airee y desaparezca. Y en cuanto se va el miedo, salen las fuerzas para defenderse, hasta de debajo de las piedras.
Como no me he podido quitar esas palabras de la cabeza desde entonces, he pensado que debía contarlo y poner aquí, por si alguien en esa situación no lo sabe, que hay dos teléfonos gratuitos donde pueden buscar ayuda: el 112 de emergencias y el 016 donde hay gente que ayuda y asesora a las personas que puedan estar en esa difícil situación.
Cuando alguien es maltratado psicológica o físicamente, el denigrado no es sólo quien sufre ese maltrato, sino también, y mas aún, quien lo ejecuta. Cada vez que alguien golpea a otro con la palabra o con el puño, se vuelve menos humano y más mandril, o sea más animal.

A veces la realidad se nos cuela, y perturba el paisaje.

2 comentarios:

  1. Las matan porque las consideran como una propiedad, canallas.
    A ver si te pesco río arriba, camino de la "playa", algún domingo.
    Las mujeres hablamos poco.

    Un abrazo, amiga paseante.

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  2. Parece que estuviéramos destinadas a escuchar y acatar. Pero las cosas han cambiado bastante en muchos lugares. En otros no. Por eso es importante que las que podemos hablar lo hagamos, para defender los derechos de aquellos que no pueden hacerlo.
    A mí es fácil "pescarme". Soy un pez de orilla de rio. Suelo pararme constantemente para contemplar la quietud del agua. Me encanta.
    Un abrazo, Abejita.

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