Mi lista de blogs

sábado, 26 de julio de 2014

NUESTROS TESOROS COTIDIANOS

"NIÑAS LEYENDO"
De Vanessa Bell




Nuestra vida cotidiana nos va poniendo en el camino a personas y situaciones que nos pueden enseñar cosas importantes. Eso me ha ocurrido a mí esta semana que está a punto de terminar.
Tenía cita con el oftalmólogo en el Hospital Universitario. Se me ocurrió que para hacer más agradable la espera, podía cogerme algo para leer. Así que nada más entrar en el hospital, lo primero que hice fue buscar alguna librería. Y la encontré. Me arriesgué a preguntar si tenían algún libro de poesía, el hombre que regentaba la librería me dijo que lo único que tenía en ese momento era poesía para niños. En un principio le dije que no me interesaba y me dirigí hacia la sección de revistas. Viendo el desolador panorama que esta sección me presentaba, con las noticias en sus portadas del veraneo de los famosos, pensé que era mejor gastarme el dinero en algo más interesante, así que le dije al hombre que me enseñara los libros que me había indicado. Me mostró unos cuantos y, entre ellos, escogí uno porque me llamó la atención su título: "Las Palabras que se Lleva el Viento" de Juan Carlos Martín Ramos, con ilustraciones de Alicia Cañas. Editorial Everest (8,--€).
Una vez localizada mi consulta en el segundo sótano del edificio, me dirigí a la sala de espera en la que una enfermera me había indicado que tenía que esperar mi turno. Al entrar vi que estaba, literalmente, a oscuras. Dentro había cuatro personas adultas y dos niños. Éstos pegaditos a su madre. Instintivamente busqué un interruptor de luz, pues ahí no había quien pudiera ver, y menos yo que tenía intención de descubrir el libro que acababa de comprar. Cuando localicé los interruptores, se encendieron varias luces. A mi espalda alguien dijo: ¡Qué bien!.
Abrí el libro que resultó una grata sorpresa. Contiene unos poemas sencillos en su estructura, pero llenos de belleza, y que pueden gustar a los adultos también. Además sus ilustraciones de vivos colores, van como un guante  a cada uno de los poemas que adorna. De entre ellos, he escogido éste (más adelante se verá el  porqué), para compartirlo con ustedes:

EL PIRATA TATUADO

En el brazo del pirata
nada el tatuaje de un pez.
En la palma de la mano,
navega el barco
que nunca pudo tener.

Todo su cuerpo es un cromo,
lleva a cuestas mil historias
dibujadas en la piel.

Su bandera desgarrada
sobre el pecho,
el retrato de su loro
junto a un pie.

Pero ¡ay, pobre pirata!,
el mapa de su tesoro
se lo han tatuado en la espalda,
y no lo ve.

(Juan Carlos Martín Ramos)

Al salir del hospital pensé cómo era posible que cuatro personas adultas estuvieran en una sala de espera a oscuras, y ninguno de ellos tuviera la iniciativa, aunque sólo fuera por puro instinto, de buscar la luz.
Al día siguiente quedé con una amiga a tomar un té. Mi amiga me comentó que hacía tiempo que se sentía poco valorada en su casa. Nadie parecía seguir sus consejos, ni su marido, ni sus hijos, aunque en más de una ocasión se había visto a posteriori, que ella tenía razón.
Me pareció injusto porque sé que ella es una buena persona que siempre ha querido lo mejor para los suyos. Se da la circunstancia de que tiene la suficiente experiencia de la vida, además de conocimientos académicos, para poder tener una visión bastante clara a la hora de tomar decisiones o dar consejos.
Entonces me acordé de lo que había visto en la sala de espera del hospital, y pensé que hay gente que se obstina en no ver la luz, aunque la tenga delante de sus narices. Y esa luz a veces la tenemos a nuestro alcance en forma de interruptor, o personificada en un ser querido,  como en el caso de la familia de mi amiga.
Hay personas que les pasa como al pirata tatuado del poema del señor Martín Ramos, que tienen el mapa de un tesoro a sus espaldas, y no lo ven. Y ustedes se preguntarán cómo puede el pirata ver el mapa del tesoro que tiene tatuado en su espalda. Pues es tan sencillo como ponerse frente a un espejo, y copiar, o mandar copiar, lo que se refleja en él. Eso sí, teniendo en cuenta que lo que en el espejo aparece en el lado derecho, en la realidad, estaría en el izquierdo. Que no es cosa de dar vueltas a lo tonto.



Esta entrada se la dedico, con todo mi cariño, a mi amiga T., a la que yo siempre escucho su consejos, que en más de una ocasión me han servido de mucho. Ánimo, algún día los tuyos se darán cuenta de lo que tienen cerca.

2 comentarios:

  1. Las personas que más te quieren no llegan a comprenderte, suele ser así. No solo le ocurre a tu amiga T.
    Todo un descubrimiento ese pirata tatuado, la poesía de los niños puede ser gran poesía. Te aconsejo los de una amiga: "Música para la luna", lo tienes en Internet.

    Y el librero ¿no hizo la ola cuando le pediste poesía? Luz, nos falta luz y atrevernos a buscar el interruptor.

    Besos, amiga caminante.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues la verdad, Abejita, es que cuando le pedí un libro de poesía al librero, sí echó una sonrisita. No sé si se le habrá ocurrido lo que le comenté, que era que estaría bien que venderían en los hospitales un tipo de lectura bella, como puede ser la poesía, para ayudar a olvidarse del entorno y de los nervios que a veces llevas cuando tienen que mirarte cualquier parte de tí.
      Tomo nota del título de los poemas de tu amiga para buscarlos, ya te comentaré. Gracias por la recomendación.
      Un abrazo, compañera de camino.

      Eliminar