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sábado, 1 de febrero de 2014

SOBRE PERROS Y SERES INHUMANOS




El ser humano es una constante caja de sorpresas, a veces para bien y otras para mal.
Hace unos días, mientras esperaba que el semáforo se pusiera en verde para los peatones, pude oir una conversación que, todavía hoy, me da vueltas en la cabeza. Justo a mi lado estaban tres chicos jóvenes. Uno de ellos sujetaba la cadena a la que estaba atado un perro, cachorro, de piel color marrón oscuro, y del que parecía ser su dueño. En un momento determinado, refiriéndose al perro, el muchacho dijo:
-Voy a pegarle desde pequeño, para hacerle malo.
Se me heló la sangre.
Dirigí la mirada hacia el perrillo, y vi que, ajeno totalmente al plan malévolo que se estaba maquinando contra él, estaba olisqueando el suelo,  moviendo la cabeza de un lado a otro. Movimientos que hacían ondear sus blanditas orejas, similares a dos pequeños filetes de hígado de cordero. Un cordero que, al parecer, había sido elegido para el sacrificio.
No entiendo, pensé, como alguien puede llegar a tal punto de crueldad. ¿Por qué lo hace?  Si no le gustan los perros, ¿quién le obliga a tener uno? y, si realmente le gustan ¿cómo puede hacer algo así con un animal que, estoy segura, de ser necesario, haría lo que fuera por su dueño? ¿Qué puede pasar por la mente de un joven para llegar a llenarla de tanta basura?
Días después en la radio, uno de esos brillantes tertulianos que suelen soprendernos con sus sesudas conclusiones, afirmaba, sin cortarse un pelo, que lo que hace falta en este país es aumentar la presión fiscal. Y me pregunté ¿a quién hay que aumentar la subsodicha presión, a los que ya declaramos a Hacienda o a los que no lo han hecho en su vida y van a seguir sin hacerlo a pesar de poseer riquezas a lo largo y ancho de este planeta?
Para rematar la fiesta, hoy he leído en la prensa que Christine Lagarde, (directora gerente del Fondo Monetario Internacional), opina que, para afianzar la llamada mejoría española, hay que bajar más los sueldos y acabar con tanto empleo fijo.
Entonces volvieron a mi mente las palabras del joven dueño del perro: "Voy a pegarle desde pequeño, para hacerle malo". Y pensé si será ése el mismo método que están utilizando los políticos que nos toca sufrir, contra nosotros. Nos están continuamente dando como si fuéramos sus perros-cachorros, para convertirnos en lo que ellos son.
Sospecho que hay dos cosas que les molesta especialmente a nuestros dirigentes políticos. Una es que a pesar de su constante acoso con nuevas leyes que disminuyen, cada vez más, los ya diminutos derechos de los ciudadanos, éstos son capaces de defenderlos e incluso reconquistarlos de una forma civilizada y dentro de la legalidad.
Otra cosa que no pueden soportar los políticos que nos están tocando sufrir es que la gente tenga tiempo para el disfrute, para el deleite. Para eso abren dos vías de ataque. Una: se suben los precios de los artículos que tengan que ver con la cultura, llaménse entradas de conciertos, obras de teatro, etc. .  Otra: se bajan los sueldos, con lo que se obliga a la gente a que tenga que trabajar más horas, por menos. A este método que ya es tan antiguo como la humanidad, le ponen un término de lo más civilizado y políticamente correcto: "afianzar la mejoría de un país", cuando en realidad se podría describir con una sola palabra: esclavitud.

Hay perros que dan miedo por sus colmillos,  otros atemorizan con su mirada.  Los hay que asustan con un sólo ladrido. Pero lo que de verdad da miedo de algunos perros,  son sus dueños.


Al hilo del tema que trato en esta entrada, les recomiendo que lean una maravillosa novela escrita por Penelope Fitzgerald: "La Librería". En ella se relata la historia de una mujer que decide abrir una librería en un pequeño pueblo inglés. Decisión que pondrá en guardia a todos los poderosos del lugar.
Le ayudará en su intento una niña de diez  años.
Como aperitivo les dejo esta frase sacada de la mencionada novela:
"Igual que seguía considerando que la gravedad es una fuerza que atrae las cosas hacia sí, y no una simple cuestión que se encarga de las que menos resistencia opongan a ella, estaba segura de que el carácter era una lucha entre las buenas y las malas intenciones."


4 comentarios:

  1. Es triste, parece ser que todo lo que nos trata tenemos que pagar la misma moneda a los que están por debajo de nosotros. Nadie aprende la lección:
    -Que bajen los sueldos a los políticos, que no sean fijos, y los que han incumplido eliminados del partido sin compensación
    -los que quieren animales, son para mostrar cariño y no de juguete ni para matratarlos, cuanto animales hay abandonados???

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    1. Me da la impresión que los políticos, en general, no viven en el mundo real. Así que es muy difícil que busquen medidas reales para los problemas, pues no tienen una visión de los mismos.
      En cuanto a los animales, igual que a la naturaleza, les estamos mostrando nuestro lado más destructivo.
      Gracias por tu comentario, Jezabel. Y una abrazo.

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  2. Me temo que hay una tendencia a la maldad en el ser humano: no es genético, es social y educacional. Por eso, por eso mismo, hay que dar ejemplo siempre de lo contrario y procurar educar en valores y amor. Aunque parezca que fracasamos.

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    1. Estoy totalmente de acuerdo contigo en que es una cuestión de educación. Y aunque con ella no se consiga cambiar la aptitud de todos los que actúan irracionalmente, con que se consiga con alguno de ellos, ya no tenemos que hablar de fracaso.
      Gracias por tu comentario. Saludos.

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