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sábado, 8 de abril de 2017

SUSURROS DE COLOR

(Imagen sacada de Internet)

Los cuadros de Antonio Basavilbaso García rebosan verdes tan profundos como los bosques a los que  visten.  Azules, blancos y verdes luminosos que dan cuerpo a las olas de sus paisajes marinos. Coches cuya velocidad nos hace descubrir la intensidad de los colores de sus chapas metálicas y sus luces. Árboles que esconden duendes y energías, y muestran rostros. Carruajes arrastrados por caballos tan desbocados como los sentimientos que representan. Escritores que levitan dentro de un círculo luminoso, acompañados por los mágicos personajes protagonistas de las historias que crearon. Rostros y vestidos étnicos que nos descubren la rica variedad de nuestro planeta. Pinturas que en ocasiones parecen fotografías-posters llenas de paisanaje a punto de ponerse en movimiento y saltar a este otro lado.
Las Islas Canarias, Madrid (España),  o La Plata (Argentina), son algunos de los lugares de los que la retina de este pintor captó sus bellos y mágicos rincones, y su mano de artista plasmó en los lienzos. 
La exposición del señor Basavilbaso García ahora y hasta el 30 de los corrientes en el Arco de Santa María, es una explosión de colorido y belleza. Un regalo para cualquiera que la visite. Alimento para todos nuestros sentidos. 
Lo mismo que la mujer del cuadro que encabeza esta entrada, apoya su espalda sobre la corteza de un árbol para escuchar el susurro de éste que le transmitirá su energía, mis ojos se volverán a posar alguna otra vez sobre los cuadros de este pintor para, a través de ellos, alimentar mi cuerpo y mi espíritu de belleza.
Haciendo referencia al apellido de este pintor "Basavilbaso" he descubierto que es el nombre de una localidad de interior, una estación ferroviaria nacida tras el paso del tren el 30 de Junio de 1887, a la vera de la cual se asentaron grupos de inmigrantes, en este caso de origen judío. La primera colonia judía llegada al país, y fue también la precursora de la primera Cooperativa Agrícola Sudamericana, llamada Lucenville. Estos pioneros fueron conocidos como gauchos judíos. Desarrollaron la agricultura y la cría de animales en un espacio donde eran prácticamente inexistentes.
La escritora francesa Elena Poniatowska en su novela "Leonora" sobre la vida de la pintora surrealista Leonora Carrington, pone en boca de uno de sus personajes una de las  definiciones más bellas y desgarradoras que he conocido sobre ser judío: "Ser judío -dice- es un largo grito que atraviesa la  noche."

Ser artista del pincel, creo yo, como en el caso de Antonio Basavilbaso García es un latigazo de fuerza, color, volumen, belleza en suma.

¿Se la van a perder?

6 comentarios:

  1. Orgía de color en el Arco Santamaría. Recomendable.
    Besos, amiga caminante.

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    1. Colores vivos, fuertes, para la escenas urbanas. Colores suaves para el paisaje marino. Envolviendo formas, movimientos, vida.
      Un abrazo grande amiga de caminos.

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  2. Una de mis varias frustraciones es no saber pintar...

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    1. Es todo un arte ser capaz de plasmar toda la grandeza de un paisaje, una mirada o un gesto en un lienzo.
      Tú dominas la palabra, herramienta con la que también dibujas paisajes y paisanajes.
      Un abrazo.

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  3. Precioso...tanto lo que escribes sobre el cuadro y la belleza del mismo. Gracias por darnos a conocer este pintor. Carrington fue una mujer muy adelantada a su tiempo. No sabía que Elena escribió sobre ella. Me lo apunto también...suena maravillosamente bien.
    Un beso grande.

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    1. Carrington rompió con todos los moldes en los que iba a ser encajada desde su cuna. Fue capaz de ver lo que los demás no veían y lo expresaba en sus pinturas de una manera libre.
      Un abrazo.

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