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jueves, 3 de marzo de 2016

UNA PEQUEÑA HISTORIA

"LOUISA MAY ALCOTT
Autora de "Mujercitas"
(Imagen sacada de Internet)


La señora, mejor dicho, señorita Davies, tiene ochenta y cinco años, vive en un pueblecito de Palma de Mallorca. Ese lugar es su hogar desde antes de los años sesenta. Cuando llegó allí, ni siquiera había luz o agua corriente en algunas de las casas. Ahora todo ha cambiado. Llegó por casualidad, tenía cuatro meses para disfrutar, y decidió viajar a  España. Cuando los cuatro meses llegaban a su fin, dividió en dos partes una hoja de papel. En el lado izquierdo escribió los varios motivos que tenía para volver a Norteamérica, de donde es ella. En el lado derecho,  las razones por las que debía quedarse. Razones que se redujeron a una sola: porque quería hacerlo. Ganó el lado derecho. 
Vive en una casa que compró cuando estaba en ruinas. Tiene una amplia balconada que da a un maravilloso paisaje lleno de árboles. Ésa fue la razón por la que adquirió una casa por la que nadie daba nada. Anteriormente había vivido en otra casa en la que tenía un ventanal sobre el que se podía leer el cartel de : "Cuidado con los gatos". Supongo que ese cartel era para avisar a los viandantes de que por allí salían unos gatos, evitando así que los pisaran, más que para advertirles sobre su fiereza.
La señorita Davies es de ese tipo de personas que toman decisiones por pequeños motivos. Tan pequeños, y a la vez tan grandes, como ella misma.
Al poco de llegar, decidió crear una biblioteca. Como no había muchos edificios vacíos donde elegir, la puso en un rincón de un pequeño bar. Allí fue colocando libros, pocos al principio. Algunos en castellano, otros en inglés.
Casi se me olvida mencionar que la señorita Davies es escritora. Vive sola porque, según ella misma reconoce, le gusta hacer siempre lo que le viene en gana. De este modo no tiene que dar explicaciones a nadie. Y porque, piensa, es en soledad la mejor forma de que pueda concentrarse en la escritura. Luce corto su cabello, totalmente blanco. Sus ojos son chiquitos y brillantes, como la cabeza de los alfileres que antiguamente utilizaban las mujeres para sujetar el velo que cubría sus peinetas.
Sigue conduciendo su propio coche, aunque también le gusta viajar  en tren, sobre todo en ésos en los que puedes recorrer las ciudades, mientras  disfrutas de sus lugares más emblemáticos.
La señorita Davies, mezcla de Miss Mapple y Agatha Christie, parece un personaje recién salido de uno de sus libros. Libros que suelen hablar de todo lo que ha ido encontrando en el lugar donde vive y sus alrededores, durante todos estos años.
La señorita Davies es valiente, decidida, creativa, sensible. Sigue conservando en su rostro una sonrisa de niña, y una mirada curiosa sobre todo  lo que la rodea. La señorita Davies está viva por fuera y por dentro. Y a mí, de mayor, me gustaría ser como ella.



6 comentarios:

  1. Yo siempre quise vivir en Saint Mary Mead, cómo me gustaban esos pueblos de la campiña inglesa con jardines primorosos y paseos por el campo siempre verde con un gastado traje de tweed. Pero vivo en una ciudad castellana donde vivir en una casa con jardín es un lujo y el campo se agosta y se seca. ¡Bueno! Disfruto con “las infinitas hileras que flanquean el Arlanzón”, “como hacerlo por una catedral áurea de nervaduras góticas, con nidos de pájaros en vez de claves”. Óscar Esquivias dixit.
    La literatura nos acompaña y nos ayuda a vivir. Cuando era chica leía "Mujercitas" una y otra vez, las hermanas March eran mis hermanas.
    No conozco a la señorita Davies, pero yo también quiero ser como ella...
    Besos amiga caminante

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    1. A la señorita Davies la conocí por medio del programa que suelen poner en la segunda: "Destino España", que habla de las personas llegadas de muchas partes del mundo, y que han acabado quedándose a vivir aquí. Hay historias preciosas e interesantes.
      Te ha salido un comentario muy literario. A mi Óscar Esquivias me gusta más como conferenciante que como escritor.
      Un abrazo.

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  2. Interesante y muy importante historia, la de esta encantadora y valiente señora. Bonito ha sido leerlo como tu lo cuentas.
    Los que no tenemos valor para vivír así la vida, nos conformamos con entrar en las vidas de otros por un rato, a través de la lectura.
    Abundando en lo que dice Mª Ángeles, quién no se emocionó con la vida atribulada y romántica de las hermanas March, cuando éramos adolescentes. Entonces las valientes eran ellas.

    Abrazos.

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    1. Tienes razón, el vivir así es una cuestión de valor, y cuanto más retrocedemos en el tiempo para descubrir mujeres decididas, el valor era mayor puesto que las trabas sociales que tenían que superar para lograrlo también lo eran.
      Cuando conocí el personaje de Jo March, fue como una ráfaga de aire fresco.
      Un abrazo.

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  3. Ah, es excelente eso de tomar decisiones por pequeños motivos. Qué buena forma de contar una vida.

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    1. A veces los grandes cambios en nuestra vida dependen de sencillos planteamientos. Detrás de ellos suele haber bastante valentía.
      Un abrazo, Pedro.

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