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miércoles, 28 de enero de 2015

LECTURAS PARA COMBATIR EL OLVIDO



Ilustración del libro
"ROSA BLANCA"
De Roberto Innocenti


Tenía pensado comentar una novela que acabo de leer, pero la realidad se me vuelve a cruzar en mi camino. Ayer en el programa "El Intermedio" de la 6ª, con motivo del aniversario de la liberación de los prisioneros de los campos de concetración nazis, entrevistaron a dos supervivientes de esos campos de exterminio. Uno alemán, aunque se sentía en gran parte español, el otro sí era español de nacimiento. Ambos tenían una triste historia en común, fueron llevados al campo de concentración de Mauthausen,  cuando eran unos niños.
Me llamó la antención que los dos hombres tenían el rostro con un tono rosado, casi rojo, como el que se les queda a las personas de piel blanca, que han estado mucho tiempo al sol. El otro rasgo que se me quedó grabado fue sus miradas. Cuando hablaban contestando a las preguntas del entrevistador, sus ojos se dirigían hacia un horizonte que nadie más que ellos podían ver. En el caso del hombre alemán, contó que le enviaron a ese campo con sus padres por error, pues allí sólo mandaban a los adultos para trabajar. Al  poco de llegar le separaron de ellos, y nunca volvió a verlos. Quedándose sólo, un grupo de españoles que estaban también alli prisioneros, se encargaron de cuidarle. Uno de ellos decidió "adoptarlo".
Ambos hombres habían dado su testimonio que forma parte de un libro, que se acaba de editar, sobre los españoles en los campos de concentración, siento no poder dar el título exacto. Fue tanta la impresión que las palabras de estos dos hombres me causaron, que no tomé nota.
A la pregunta del entrevistador al hombre alemán de por qué no lo había hecho público hasta ahora, él  contestó que porque no entendía la razón de que le hubiera pasado todo eso. Seguía sin comprender por qué se le había tratado de esa manera, si no había hecho nada malo.
El hombre español llegó acompañado por su madre, que a los dos meses de estar allí, murió. Fue desgarrador oirle decir que no había podido llorar por ella, porque a esas alturas, ya estaba tan acostumbrado a ver morir gente a su alrededor, que no pudo derramar ni una lágrima.
Contó también cómo aprendió a entender ciertos gestos. Los alemanes habían dejado una parte del campo sin muro, sólo había una alambrada eléctrica. Hacia ella fueron algunos prisioneros que no pudieron soportar todo el sufrimiento que estaban padeciendo. Los alemanes sabían para qué la iban a utilizar.
A ellos les llevaron allí, porque eran republicanos. Supo que los alemanes preguntaron a Franco qué quería que se hiciera con ese grupo de españoles, a lo que el generalísimo contestó que hicieran lo que quisieran. A ese grupo de españoles les colocaron un distintivo azul en la ropa,  para dejar constancia de que eran apátridas (sin patria). Al preguntar el entrevistador a este hombre si creía que había merecido la pena ser republicano y sufrir tanto por ello, él contestó, emocionado, que lo llevaba en el corazón, con mucho orgullo.
Hay un libro ilustrado por el genial dibujante Roberto Innocenti que cuenta la historia de una niña que vive en una pequeña ciudad alemana, a la que llegan un día un montón de soldados y  a partir de ese día, todo cambia. El título es: "Rosa Blanca", los textos son de Christophe Gallaz. Es un cuento para adultos, pero que éstos deberían leer y explicar a los niños de ya una cierta edad. Este tipo de historias hay que transmitirlas de generación en generación, para que no caigan en el olvido.
Las guerras suelen tener denominadores en común. A todas la víctimas se las intenta no sólo derrotar sino humillar, hasta destruir.
El hombre es capaz de generar una inmensa bondad, así como una terrible maldad. Recuerdo que cuando hablaba en casa de que alguien me parecía mala persona por esto o aquello, mi padre siempre decía la misma frase:
-Ay, hija. No tienes ni idea del grado de maldad que puede alcanzar un ser humano.
Y al decirlo miraba a lo lejos. Con la misma mirada que tenían ayer los dos supervivientes del campo de concentración.
Han pasado muchos años ¿el ser humano ha aprendido? Me temo que algunos no. Siguen creyendo que sus ideas son las mejores, las únicas. Y no les basta con creerlo, quieren imponérselas a los demás. Por eso no hay que olvidar.
Para terminar, he elegido una frase sacada del libro de ensayo de Amos Hoz: "Contra el Fanatismo". Se empieza por pequeñas dictaduras, y se puede acabar creyéndose el dueño del mundo y de sus habitantes. Es una frase no exenta de ironía, lo que no le impide que esté repleta de sentido común.
"Creo qe la esencia del fanatismo reside en el deseo de obligar a los demás a cambiar. En esa tendencia tan común de mejorar al vecino, de enmendar a la esposa, de hacer ingeniero al niño o de enderezar al hermano en vez de dejarles ser. El fanático es una criatura de lo más generosa. El fanático es un gran altruista. A menudo, está más interesado en los demás que en sí mismo."

2 comentarios:

  1. Ama a tu prójimo como a ti mismo, pero no olvides que es otro. El fanatismo es obligarle a ser como tú, imponerle tus ideas. Dice muy bien ese libro de ensayo. Cuidado con los que dicen ser poseedores de la verdad, la única verdad.
    Besos, amiga caminante.

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    1. La primera frase que dices resume perfectamente la esencia de lo que debería ser nuestro comportamiento. Eso llevado al campo de la política, y de la economía redundaría en bienestar para todo el mundo. Pero por lo visto no interesa. Se siguen utilizando pequeñas y grandes dictaduras envueltas en falsas promesas de bienestar para unos pocos, lo que no dicen es que es a costa de unos muchos.El Holocausto fue un genocidio a escala mundial. Lo que se está haciendo ahora mismo con los países que consideramos del tercer mundo, mundo al que pertenecen cada vez más países, ¿qué es?.
      Ahora han acordado erradicar el hambre para el año 2030. Qué burla más grotesca. Qué cobardía, qué inhumanidad.
      Gracias por dar tu sabia opinión.
      Saludos amiga caminante.

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