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domingo, 5 de octubre de 2014

VICTIMAS DE LA POLÍTICA


"PALACIO IMPERIAL, TOKYO"
De Giovanni Bigatti



Hace un tiempo, una buena amiga me envió el libro que quiero comentar hoy. Al empezarlo a leer, me di cuenta que requería una lectura pausada. Leer una página, cerrarlo y meditar. O releer un fragmento que estaba en una página que ya había pasado hacía días, porque no se me iba de la cabeza. Ese libro es "El Samurai" de Shusaku Endo.
La historia se sitúa en el siglo XVll, pero parece acontecida la semana pasada. Los protagonistas son dos hombres de países, religiones y culturas totalmente distintas. Por un lado tenemos a Hasekura Rokuemon, el samurai, que vive junto con su esposa y dos hijos en las tierras de la cenagosa llanura. Tierras que Su Señoría les otorgó a cambio de las tierras de Kurokawa, que habían pertenecido durante muchas generaciones a su familia. Lejos de ser un privilegio, lo que el padre de Hasekura vio en este traslado fue una forma de castigo por haber dado albergue y ayudado a escapar a unos rebeldes.
En el otro lado tenemos a el padre franciscano Velasco, que se ha impuesto como meta conseguir llegar a obispo.
Se preguntarán cómo dos caminantes de rutas tan distintas pueden confluir en el mismo camino. El detonante es la intriga política. Las autoridades japonesas quieren apartar a las potencias extranjeras fuera de sus límites, pero en lugar de hacerlo mediante el enfrentamiento, lo hace utilizando una legación de cuatro samurais, entre los que se encuentra Hasekura, que envían, en este caso, a España. El padre Velasco irá con ellos en calidad de traductor, aunque en su mente está el intentar convertir a ese grupo de japoneses al cristianismo, para conseguir una buena imagen ante sus superiores, y llegar a conseguir su codiciado nombramiento de obispo.
En un principio parece que el que se unan ambos personajes,  es tan difícil de conseguir como que lo hiciera el agua y el aceite, pero las no pocas dificultades y trabas que encuentran en el camino, les irán acercando uno a otro. Se irán conociendo mejor. Y cuando dos "enemigos" están cara a cara  es cuando se dan cuenta de que lo que ven frente a ellos no es más que un "versión" de sí mismo.  El otro no es más que el reflejo que un supuesto espejo pudiera devolverle.
A pesar de todo lo que les distancia, al final les une el hecho de saberse utilizados por todas la intrigas políticas de sus superiores de uno y otro país. Porque los intrigantes de ambos lados son también prácticamente gemelos. Hay una frase que lo resume claramente, cuando uno de los señores de el samurai, le dice:
-Habéis tenido la desventura de caer entre las mareas cambiantes del gobierno.

Según se van quedando sólos, se va viendo cómo son realmente. Es así, en soledad, despojados de todo apoyo,  cuando sale el verdadero hombre. Es ahí cuando se descubre que, incluso en aquel que en un principio parecía escoria, hay un fondo de dignidad. Y entonces piensas: no te han vencido del todo.

Es lo que suele  ocurrir con las buenas novelas, que traspasan los siglos y continúan, a pesar del tiempo, siendo totalmente actuales.

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