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domingo, 15 de diciembre de 2013

TEMPORADA DE CAZA

"ESCENA DE CAZA"
De J. Francis Sartorius 




En esto de la caza, como en todo, cada uno tiene su estilo y depende también de las circunstancias. Por lo que he podido deducir por conversaciones entre cazadores en las que he estado presente, éstos se pueden dividir  en dos grandes grupos: los que acaban con su presa de un tiro certero, y los que prefieren disfrutar más del momento, y deciden perseguirla hasta acabar con ella de puro agotamiento. Esta filosofía parece haberse instalado igualmente en el mundo laboral. En este caos económico que ahora estamos viviendo, hay también dos tipos de empresarios. Los que deciden deshacerse de sus empleados con el tiro certero del despido,  sin tener en cuenta la experiencia de éstos, ni los años que han estado trabajando para su empresa de una manera responsable.  Y los que antes de llevar a cabo esa decisión, que ya tienen tomada de antemano, deciden jugar un poco más con el empleado, hasta exprimirle la última gota. El problema está en que en este juego hay dos protagonistas: el cazador y la presa. Y ésta también tiene la posibilidad de elegir, aunque a priori parezca imposible por su aparente desesperada situación. Esto lo he podido ver a través de dos historias que me han llegado en estos días pasados. La primera la protagoniza una mujer a la que su médico le anuncia que tiene que pasar por quirófano y, lógicamente, se lo comunica a su jefe. Éste pide a la empleada que solicite le retrasen la operación, pues "ahora" no es buen momento para que la empresa se quede sin una empleada en activo. La empleada decide aceptar, incluso a consta de su salud, y retrasa su operación. Cuando tiempo después va a que la operen,  el empresario le anuncia que está despedida.
La otra historia la protagoniza otra mujer, a la que un buen día su jefe le notifica que habiendo considerado que ella gana un sueldo excesivo, ha decidido reducírselo en un 45%.  Si estuviésemos hablando del sueldo de una ministra o de una jueza, esa reducción del 45% sería una mera anécdota,  pero es que de lo que estamos hablando es del sueldo de una camarera, aquí, en España. Si a este sueldo se le reduce un 45%, se le está reduciendo a la nada más absoluta. Esta mujer, a diferencia de la de la primera historia, y a pesar de las circunstancias, decide no tener miedo y,  no acepta. El jefe la despide, teniendo que hacerle la liquidación por el sueldo que había estado cobrando hasta la fecha del despido. A los pocos días de ser despedida, le ofrecen un nuevo trabajo con una buenas condiciones salariales.
Cada uno puede sacar sus conclusiones. La  moraleja que yo he sacado de todo esto es que aunque a veces  la vida te puede poner en la situación de presa fácil, si tienes la serenidad de pararte a pensar durante unos minutos, puedes cambiar el desarrollo de la historia, e incluso convertir al cazador en cazado.

1 comentario:

  1. En efecto, este juego neoliberal que tan bien describes y comparas con la caza, se da a diario en nuestras ciudades. Y cada vez hay más víctimas.

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