
"UNA VIDA SOLITARIA, c. 1873"
de Hugh Cameron
El año se nos ha hecho viejo. Está agotando sus últimos días. Hay que ir soltando lastre. Desprenderse de todo aquello que ya no nos sirve, guardarlo en una cabaña, y cerrar la puerta con llave. Seguir hacia delante, ligeros de peso, porque en el camino por descubrir, encontraremos vivencias, personas, situaciones, que nos irán llenando los días por estrenar. Nosotros también nos iremos haciendo más mayores, pero si tenemos bien abiertos los ojos, los oídos y sobre todo, el corazón y la mente, nos convertiremos en más sabios.
Atrás quedarán encuentros, momentos de risa y de llanto. Los éxitos que unos pocos han alcanzado a costa del fracaso de otros muchos.
Llevaremos en nuestro disco duro el recuerdo de las personas que queremos, los que aún podemos encontrarnos en el recorrido, y el de los que hemos perdido para siempre.
Este año -me decía el señor que atiende el kiosko donde suelo comprar los sábados la prensa-, es el primer año que la gente no dice eso de: bueno, si el Año Nuevo no es mejor, por lo menos que sea como éste. Nadie quiere que se repita la situación que estamos viviendo. Todos dicen que quieren que cambie. Que es necesario que sea mejor, pero mucho mejor.
No es de extrañar, porque hay gente que lo está pasando muy mal.
Un modelo socio-político-económico que permite que una gran parte de una sociedad esté abandonada en la miseria por aquellos que mienten al decir que les representan, es un modelo no sólo inútil, pues no cumple su verdadero fin, que es el de acoger a todos los ciudadanos, sino vergonzoso y letal.
Que haya gente que ni siquiera trabajando tenga sus necesidades más vitales cubiertas, demuestra hasta dónde ha caído nuestra sociedad.
No valen las falsas promesas de aquellos que dejan caer de vez en cuando una limosna, que ni siquiera sale de sus bolsillos, como si de alimentar a un grupo de gallinas se tratara. Se trata de cubrir los derechos fundamentales de todos los ciudadanos. Derechos como el de educación y sanidad públicos. Derecho a una vivienda digna. Derecho a poder manifestarse pacíficamente en público, sin ser tratado como un delincuente.
El Viejo Año está a punto de marcharse definitivamente.
El Nuevo está por llegar...
"LA VISITA"
de Arthur Hopkins
Como esa visita-sorpresa que aún no ha crecido lo suficiente para alcanzar al llamador.
De nosotros depende "alimentarlo" para que crezca sano, fuerte, o dejarlo que se vaya convirtiendo en un ser débil, famélico, fantasmagórico.
El Año Nuevo está a punto de tocar a nuestra puerta. Recibamóslo con ilusión, con alegría, con ganas de darle todo lo bueno que podamos crear entre todos. Cada uno de nosotros, desde los que están en puestos de máxima responsabilidad, al resto de los ciudadanos, todos tenemos la obligación de dar a este Nuevo Año lo mejor de nosotros. Cometeremos errores, porque como escribió Kafka: "El camino verdadero, pasa por una cuerda que no está tendida en alto, sino a un palmo del suelo. Parece dispuesta más para tropezar con ella que para que se la recorra", pero se pueden ir corrigiendo sobre la marcha. Lo que no debe faltar en cada una de nuestras decisiones, en cada uno de nuestros actos es: la conciencia, la voluntad de hacer las cosas correctamente. ¿Lo intentamos?