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sábado, 24 de mayo de 2014

C O M P L E M E N T A R I O S






A veces el correo, en lugar de empacharnos con propaganda de todo tipo, o aburrirnos con sobres de oficinas bancarias, nos da una sorpresa y nos hace llegar una pequeña joya. Eso me pasó a mí hace unos meses. Recibí un libro que me enviaba un amigo, apasionado de la lectura, e insaciable en lo que a adquirir conocimiento se refiere. Era "Narciso y Goldmundo" de Hermann Hesse.
La edición es ya antigua, tiene ese olor que se le quedan a los libros "viejos". Una mezcla de polvo y aire del pasado, contenidos entre sus páginas. Éstas además, están cubiertas de un tono amarillento que delata su ya larga edad. Me encantan estos libros.
He de confesar, para mi vergüenza, que no había leído nada de este autor, aunque sí lo conocía por algún que otro artículo sobre él.
Empecé a leerlo sin hacerme ninguna idea previa. Al principio me resultó chocante la forma de hablar de los personajes. Lo dejé un par de veces y leí entre medias otros títulos. Pero algo tenía este libro que me golpeaba en la síen, recordándome, una y otra vez, que lo tenía sin acabar de leer.
Por fín volví a él decidida a leerlo, y lo que descubrí fue la belleza, la sabiduría, la serenidad. Cosas que el tiempo no puede destruir, sino sólo agrandar.
Hermann Hesse nos cuenta la historia de dos muchachos totalmente opuestos: Narciso, aristocrático, culto, exquisito en sus maneras. Un muchacho amigo de pensar y analizar.
Por otro lado, está Goldmundo: pobre, con el único conocimiento que el andar de un lado a otro le ha aportado, atraído por lo carnal. Son opuestos, por eso mismo, complementarios. Cuando ambos personajes coinciden en un convento, Narciso decide intentar transmitir a Goldmundo lo que sabe. Goldmundo sin dejar de preocuparse por las mujeres que se cruzan en su camino, va descubriendo poco a poco, por las palabras de Narciso, otra forma de vivir, otra forma de pensar. Ambos inician un recorrido. Narciso por medio de su interiorización. Goldmundo recorriendo lugares que le llevarán hacia sí mismo.
Hay frases que Narciso dice a Goldmundo, que se te quedan en la retina, y en algunos momentos necesitas volver a ellas. Se las trascribo para que puedan disfrutarlas.
"Llamo despierto a aquel que, con la razon y la conciencia, se conoce a sí mismo y conoce sus más íntimas fuerzas, impulsos y flaquezas irracionales, y sabe contar con ellas".
"Nosotros somos transitorios, cambiantes, somos posibilidades, para nosotros no existe la perfección, no somos seres completos. Sin embargo, cuando pasamos de la potencia al  acto, de la posibilidad a la realización, participamos en el verdadero ser, nos hacemos un poco más semejantes a lo perfecto y divino".
"... el puro pensar, cuyo ejercicio y enseñanza es mi función, reclama cierta protección frente al mundo".

Este libro habla de lo poco que somos y de lo mucho que podemos llegar a ser. Ojala que esos que en estos días están intentando mostrarse como no son, leyeran este tipo de libros, reflexionaran y se dejaran empapar por su sabiduría. El mundo sería un poco mejor.

3 comentarios:

  1. Un libro para reflexionar que no conocía. Un baño de sabiduría. Promete.
    Si los buenos libros viajasen por el correo en la misma proporción que las cartas de los bancos...Mañana voy a mi colegio, al que me conoció chiquita y con chalina azul de lunares. Depositaré mi voto, es un deber...

    Un abrazo, amiga caminante.

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    Respuestas
    1. Me considero una persona muy, muy privilegiada porque tengo la suerte de tener amigos con inquietudes culturales, y eso me enriquece un montón.
      Te imagino de chiquita, y debías estar muy graciosa con tus lunares.
      Cuando pusieron la biblioteca pública en el edificio de la calle Valladolid, para mí, cada vez que iba a por un libro, era como si volviera a mi niñez. En ese edificio estaba el colegio de Las Teresianas, donde yo empecé mi andadura estudiantil. Allí aprendí a leer con mi primera cartilla, recuerdo que cuando me pasaron a la segunda, me sentí la niña más feliz y grande del mundo. Eso sólo fue el comienzo. Luego vinieron libros cada vez más complicados, cada vez más interesantes. Qué recuerdos...
      ¿Nos estaremos haciendo mayores, Abejita?
      Un abrazo.

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  2. Recuerdos, nos vamos haciendo mayores; bueno tú menos, que eres más joven.
    Los lunares eran graciosos pero no el rígido cuello de plástico que lo enmarcaba.

    Las personas con inquietudes enriquecen, los muermos empobrecen. Y los muermos también están entre algunos que se dedican a la enseñanza, palabra, con su título bajo el brazo.

    Sigamos con la mochila de la cultura a cuestas,

    Un abrazo

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