Cuando abrimos un libro lo hacemos con la intención de descubrir una historia nueva, pero sucede que hay libros que son un espejo mágico donde ha quedado grabada la imagen del autor y por ser mágico, cuando el lector acerca su rostro con la intención de empezar a leerlo, lo que ve no es la imagen del que lo creó, sino la suya propia. Son libros evocadores de olores, sabores, personas, lugares, melodías. Son libros que rebosan felicidad, dolor, dudas, certezas, rabia. Por eso nos recuerdan tanto a nosotros mismos. Todo eso es lo que contiene el libro de poesía que quiero comentarles hoy. Su título:"Caja de Resistencia" de Juan Leyva, editorial Algaida Poesía. Lo primero que me llamó la atención fue, precisamente eso, el título. Me pareció muy sugerente la palabra "resistencia", y dada la realidad que nos está tocando vivir, muy actual. Cuando empecé a leer la contraportada, me llamó la atención que el propio autor confesaba que "escribía con las tripas: no llenas, sino fuera". Y pensé, vaya, otro que no puede evitar ser visceral. Y sentí que tenía que empezar a ojearlo. Hecho lo cual, ya no pude soltarlo.
A golpe de verso, el señor Leyva hace un recorrido por los distintos estados de ánimo que causan las vivencias diarias. Habla del amor y de las diferentes fases por las que éste va pasando. El amor que se va colando en esa primera cita:
(1) Habrá dos platos en paralelo a nuestras barbillas
donde caerán las migas de las miradas.
Estaremos esperando
que el servicio se olvide de nosotros.
El tiempo
lo cargará todo a su cuenta.
Amor que con el tiempo, va creciendo en interés:
(2) me interesa seguir visitando tu cuerpo
y que me hagas pagar sobre él
con el máximo interés
todos los atrasos.
A veces el factor tiempo juega en contra y lo que hace es deteriorar ese amor, hasta llegar al abandono.
(3) Hay abandonos que quedan como amigos (ja).
Hay abandonos de los que eres el responsable, y te
meterías una dosis de futuro, para no abordar el
presente.
Hay abandonados y abandonadas, que juegan al
pañuelo, y gana el que más corre o el que engaña
antes.
Pero no sólo evoca sentimientos. También lugares y las personas que los habitan.
(4) Los primeros pueblos estaban durmiendo, podía
percibir su respiración de alpaca.
4) Apariciones de pastores místicos en la curva, oliendo el
viento, ardiendo en la nada,
No me pregunten por qué pero estas últimas palabras, me hicieron viajar mentalmente a otro libro que había leído hacía un tiempo: "Intemperie" de Jesús Carrasco. Novela que podríamos decir que forma una especie de trilogía con las tituladas "No Tengo Miedo" de Niccoló Ammaniti y "Una Semana en la Nieve" de Emmanuel Carrère, de las que hablé respectivamente en mis entradas del día 1-ll-15 y 3-Xl-14.
En el caso de Jesús Carrasco, nos cuenta la historia de un niño que huye de alguien, por algo, que el autor nos va descubriendo a lo largo de la novela. En su huída, se encontrará con un pastor que le enseñará cómo sobrevivir en una paisaje que, de tan hostil, parece también uno de los malos de la historia.
Juzguen por ustedes mismos si hay o no, una cierta similitud con esta frase con la que, Jesús Carrasco, describe la imagen del pastor junto a la hoguera:
"La luz de la fogata proyectaba su sombra flamígera contra las chumberas de su espalda".
Volviendo al libro de poemas, cuanta vida hay en la Caja de Resistencia de Juan Leyva. No es extraño que haya ganado el XXXlll Premio de Poesía Ciudad de Badajoz.
No se resitan ustedes, y leánlo.
(1) Versos sacados del Poema: "La Primera Cena"
(2) " " " " "El Interés"
(3) " " " " "Abandonar"
(4) " " " " "Nacional 234"