"MUJER INDIA CON SKIES"
De Cornelius Krieghoff
La nieve tiene algo de purificadora. Al dejarse caer sobre la tierra en forma de manto blanco, la abastece de la humedad que necesita para ser más fértil. La prepara para que en primavera pueda abrirse en todo su esplendor, apenas la acaricie el sol con sus dedos de rayos dorados.
Cada vez que exala su aliento en forma de copo, limpia el aire.
Cuando nieva, los desniveles parecen desaparecer. Es tramposa pues nos da una imagen del paisaje menos peligrosa de lo que puede ser. Ella todo lo allana.
La nieve hace que nuestros pies sean como animalillos rumiantes, sólo perceptibles por el crickeo que cada uno de nuestros pasos va arrancándole al terreno que pisamos.
No hay nada que pueda aportar más paz que la contemplación de una extensión de tierra nevada. Sólos: el cielo, ese blanco horizonte, y tú.
La nieve es una metáfora de nuestra vida. Nos deja grabar en ella nuestras huellas, para poco después cubrirlas con una nueva capa. Nos dice que no somos tan importantes en la tierra. Lo que hace un minuto existía, ya no está. ¿Para qué entonces ir pisoteando, destrozando todo lo que en ella hay? ¿No es mejor caminar sin que nuestros pasos perturben lo que ya existía mucho antes de llegar nosotros, y seguirá existiendo más allá de nuestra partida?
A veces me he parado en medio de un campo nevado, he cerrado los ojos, y he escuchado el silencio. Es el sonido más precioso que hay sobre la tierra. Lo único capaz de conectarte contigo mismo. No hay posibilidad de engaños, de esquivos, de rodeos. Tú contigo, frente a frente. Ese blanco sirve de pantalla de proyección, donde los recuerdos van pasando como en una película de cine mudo. Todos tus primeros planos sin maquillaje. Tal cual eres. No hay escapatoria. Es entonces cuando la blancura que te rodea puede llegar a quemar. Pero es un fuego purificador, como la nieve. Con ella, lo blanco es blanco.
Hoy según iba mirando caer la nieve tras el cristal, me ha venido a la memoria un poema de Claudio Rodríguez que dedica a este elemento, tan engañoso, que hace ver que es sólido, y se convierte enseguida en líquido. El poema se titula "Nieve en la Noche", y de él he sacado estos bellos versos:
La nieve, tan querida
otro tiempo, nos ciega,
no da luz. Copo a copo,
como ladrón, recela
al caer. Cae Temblando,
cae sin herirse apenas
con nuestras cosas diarias.
Tan sin dolor, su entrega
es crueldad. Cae, cae,
hostil al canto, lenta,
bien domada, bien dócil,
como sujeta a riendas
que nunca se aventuran
a conquistar. No riega
sino sofoca, ahoga
dando no amor, paciencia.
Y borró los caminos.
(Versos sacados del poema "Nieve en la Noche" de Claudio Rodríguez, incluido en su libro "Alianza y Condena").
Nieva en nuestra ciudad. En mi ventana se mece un geranio rojo. Leo versos. Mi amiga caminante me los envía. Un abrazo.
ResponderEliminarCualquier flor que sea capaz de aguantar este temporal, debería ser considerada una heroina.
ResponderEliminarLa ciudad cambia totalmente cuando se viste de blanco.
Un abrazo.