Mi lista de blogs

domingo, 1 de febrero de 2015

SIN MIEDO

"CAMINO A NINGUNA PARTE"
De Julian Alden Weir



Una de las advertencias que más se me ha repetido desde que era pequeña, es que tuviera cuidado con mis actos y con mis palabras porque todo ello tenía una consecuencia. La novela que quiero comentarles hoy trata de eso, de las consecuencias que accarrea cada una de las acciones que realizan los protagonistas de la historia, y de la postura que adoptan  ante situaciones cotidianas y menos cotidianas. Todo comienza cuando Michele Amitrano, un chaval de nueve años, decide no seguir las instrucciones de sus padres de no subir a una montaña. Ya se sabe cómo son los niños. Pero es que en el mundo de los niños también hay sus reglas, y a veces nobleza obliga. Si otro niño le reta a una carrera para ver quién sube antes esa montaña, ¿qué va a hacer? ¿debe quedar como un cobarde o como un blandengue?  Michele no es ninguna de las dos cosas, eso lo iremos descubriendo a lo largo del recorrido al que su acto de desobediencia le lleva. Pero además de eso Michele es capaz de analizar todo lo que ve, todo lo que oye. El viaje al que nos lleva el autor de esta sorprendente historia, Niccolò Ammaniti, a través de la mente analítica del niño, es un viaje hacia el conocimiento de lo que realmente está sucediendo en el mundo que le rodea. Un niño que está despertando a ese mundo, cuetiona todo lo que le dicen los adultos, empezando por sus padres, quienes a veces le parecen seres extraños, que no llega a conocer del todo. En la mente del niño no cabe que su padre le dé unos consejos, y luego actúe de una manera que no parece fiel a sus palabras. Así que empieza a hacerse preguntas, y será en la búsqueda de las respuestas, cuando averigüe la verdad. Toda la verdad.
Michele también tiene otros niños a su alrededor. Niños como Salvatore, Remo, Barbara, con quien nuestro pequeño protagonista tendrá un acto de caballerosidad, que le complicará más aún la existencia. Y está también Antonio Natale, El Calavera. El jefe de la pandilla, quien con su manía de hacerse el fuerte a base de abusar de los más débiles, obligará a Michele a desarrollar toda su inteligencia, incluso su astucia, para contrarrestar la fuerza bruta que Antonio tiene. Además está su hermana, María, más pequeña que Michele, quien dará de vez en cuando una nota de humor a la historia. Con sus ocurrencias aportará una refrescante gota de agua fresca en medio del desierto que les rodea. Porque no hay que olvidar que el paisaje de Acqua Traverse, donde se sitúa esta historia,  paisaje quemado por el sol de Agosto, es también un personaje más.
Lo que nos enseña esta novela es que nadie ni nada es lo que parece. Que el alma humana es tan complicada, que ofrece constantemente una dualidad. Parece albergar en ella al mismo tiempo el bien y el mal. Es cada cual, en último término, quien debe decidir decantarse por uno u otro. Y de esa decisión, dependerá la felicidad o la ruina no sólo de quien la toma, sino también de los que le rodean.
Niccolò Ammaniti ha creado una historia-trampa en la que nos va dejando pistas, como pequeños guijarros que parecen querer mostrarnos el camino. Nos hacer creer durante el recorrido que ya lo sabemos todo, y si es verdad que hay cosas que se van intuyendo, al llegar al final, te das cuenta de que ha estado jugango contigo, lector, porque lo importante no era lo que ocurría, sino la posición que cada uno había decidido tomar ante lo que estaba ocurriendo. La postura que decide tomar el pequeño Michele está clara en el título de la novela, que aún no les había mencionado: "No Tengo Miedo". En esta frase se encierra la filosofía de una de las pocas verdades que le dice su padre: "Dejáte de monstruos, Michele; los monstruos no existen. A quien tienes que tener miedo es a los hombres, no a los monstruos".
Es el miedo el que nos impide la mayoría de las veces llegar al verdadero conocimiento de las cosas. Michele irá descubriendo la inutilidad de este sentimiento, como lo deja claro en una de las escenas que protagoniza junto a su hermana María, cuando oyen a los adultos que están en su casa, discutir a voces.  Una escena, a mi entender, llena de ternura, inocencia, y sabiduría.  La sabiduría que sólo pueden albergar el corazón y la mente de un niño noble. Se la transcribo literalmente para que ustedes también la disfruten.
"María vino a tumbarse junto a mí.
-Tengo miedo.
-Ellos tienen miedo.
-¿Por qué?
-Porque están gritando.
Aquellos gritos eran como resoplidos de lagarto.
Cuando los lagartos se ven acorralados y vas a cazarlos, abren la boca, se hinchan y resoplan tratando de meterte miedo, porque ellos tienen todavía más miedo que tú; tú eres el gigante, y no les queda otra salida que procurar asustarte. Y si no sabes que son inofensivos y no hacen nada y que están fingiendo, no se te ocurre tocarlos".

(Fragmento sacado de la novela "No Tengo Miedo", de Niccolò Ammaniti)

Éste es otro de los libros que deberían ser de lectura obligada en los institutos.
No se lo pierdan.

4 comentarios:

  1. Por lo que dices, en esta novela se entremezclan muchas visiones, planteamientos y perspectivas. Es difícil, por no decir imposible, alcanzar la "verdad" (si es que se puede llegar a alcanzar) desde solo una perspectiva.

    Una propuesta muy atractiva. Me lo apunto!

    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La habilidad del autor de esta historia, es que ha sido capaz de conducirnos por ella a través de la mente de un niño de nueve años. Él es el que va haciendo las averiguaciones, siguiendo unas veces su instinto, otras por medio de las deducciones que va sacando, hasta llegar a conocer lo que realmente está ocurriendo a su alrededor. A esa verdad me refiero.
      Siempre me ha parecido muy difícil ser capaz de dar el tono de voz exacto a un niño en una historia, sin quedarse en la ñoñería, o pasarse, y ponerle un lenguaje que no le corresponde a su edad. Este autor consigue ese equilibrio.
      Saludos.

      Eliminar
  2. Me apunto la sugerencia.
    El miedo protege en algunos momentos de la vida pero vivir con miedo es no vivir, dejar de ser feliz, dejar de descubrir cosas, dejar de ser solidario...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El niño protagonista de esta historia, tan bien escrita, no quiere tener miedo, aunque a veces lo tiene, ¿quién no? Esa voluntad es la que le empuja a saber más de todo lo que le rodea. A preocuparse de otros, como tú dices. Y se convierte, sin pretenderlo, en uno de esos héroes anónimos.
      Qué bien ha dibujado este autor el alma humana. Sus contradicciones.
      Si yo fuera profesor, intentaría "colarles" este libro a mis alumnos.
      No puedo evitar intentar compartir los buenos libros.
      Saludos.

      Eliminar