Imagen sacada de Internet
( Traducción del letrero impreso en la camiseta: "Prefiero ser Rebelde a ser esclava")
Hoy quiero comentar una película que pusieron en los cines en plena Navidad. Una de esas películas que suelen poner en las salas más pequeñas, (las grandes se dejan para temas de más tirón como alguna que otra guerra en alguna que otra galaxia), su título: "Sufragistas". Ignoro si tiene alguna nominación para los Oscars. Si no es así, debería tener varias. El reparto, la ambientación, el vestuario, son magníficos. La acción, basada en hechos reales, se sitúa en los albores de la 1ª Guerra Mundial. Un grupo de inglesas sufragistas, deciden luchar para dar voz a las mujeres. Cuando se habla de dar voz, no es sólo en política, también en derechos laborales, que brillan por su ausencia. Quien mejor lo sabe es una de las protagonistas de la historia: Maud Watt, (papel interpretado por la buena actriz Carey Mulligan), una mujer que a sus veintitantos años está casada, tiene un hijo, y carga sobre su cuerpo, los constantes abusos laborales y sexuales del patrono de la fábrica donde trabaja.
Son tiempos difíciles (cuales no), las sufragistas no caen bien a ciertos sectores de la sociedad. La presión que sufren Maud y el resto de mujeres que se atreven a dar un paso hacia adelante en contra de tanta injusticia, viene desde varios lados. Tanto desde ese sector acomodado en la esclavitud de esas mujeres, como de sus propias familias. El responsable del orden Arthur Streed, interpretado por mi admirado Brendan Gleeson, lo deja claro, cuando en una de las manifestaciones de las mujeres, Streed les dice a los policías que no las detengan, que las acompañen hasta la puerta de sus casas para que sus maridos se "ocupen" de ellas. La cara llena de moratones de una de esas mujeres, que aparece en la escena que sigue a la orden del responsable de seguridad, deja bien evidente que algunos de los maridos, forman parte del engranaje social de persecución y derribo de esas mujeres.
La primera vez que Maud es detenida y llevada frente a Streed para ser interrogada, ella se defiende diciendo que no es sufragista. Y es verdad, entonces no lo era. Paradójicamente quien la lleva a formar parte de ese grupo de mujeres comprometidas, son sus represores. Unos por activa, como el propio Streed, o su jefe en la fábrica, que no deja de acosarla. Otros por pasiva, como su marido, que acorralado por su propio miedo, no hace más que hundirla cada vez un poco más.
Cuando una sociedad es injusta, comienza a hacerlo con los que están más abajo, pero no se detiene ahí, sigue hacia arriba. Así vemos como las mujeres de la alta sociedad de aquella época, no estaban mejor consideradas por sus maridos. Aunque herederas de las grandes fortunas de sus familias, en cuanto pasaban por el altar, perdían todo derecho sobre sus posesiones, que acababan bajo el control de sus esposos. Ésto lo vemos en una de las escenas más explícitas de la película, cuando una mujer acaudalada, detenida por la policía por formar parte del grupo de sufragistas, es rescatada por su marido, que paga su fianza. Ella le pide que no deje a sus compañeras en la cárcel, que pague también la fianza de las demás. El marido se niega rotundamente, y ella le responde: Pero si el dinero es mío.
Otro de los poderes que no siempre está donde debiera es la prensa, que pone unos medios que ya están evolucionando hacia una mayor modernidad, (empiezan a aparecer las primeras cámaras fotográficas sin trípode), al servicio no precisamente de la verdad. La muerte de una de las sufragistas, Emily Davidson, que decide ponerse frente al caballo del Rey George V, durante la celebración del Derby Epsom , (papel interpretado por la actriz Natalie Press), será el detonante que haga reaccionar a esa prensa.
(a la izquierda la actriz Natalie Press, a la derecha fotografía de la auténtica Emily Davidson.
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Hay que reconocer que, afortunadamente, no todos los hombres dieron la espalda a esas mujeres. Tal y como se puede ver en alguna de las escenas de la película, hubo algunos que incluso fueron con ellas a las manifestaciones. Hombres lo suficientemente inteligentes como para darse cuenta que esas mujeres a las que se las estaban negando una serie de derechos, mientras se las trataba como meros trozos de carne, no eran otras que sus propias madres, hermanas, hijas y esposas.
Los tiempos han cambiado. Algunas mujeres han logrado estudiar en la Universidad, incluso llegar a puestos de responsabilidad en sectores empresariales, financieros y políticos. Pero ¿todas ellas son dignas sucesoras de aquellas pioneras? Me pregunto qué pensarían mujeres como Emily Davidson de las féminas que, habiendo alcanzado puestos de poder y responsabilidad, se limitan a anunciar políticas de continuidad, convirtiéndose en meros brazos ejecutores de los mismos abusos e injusticias que los de sus predecesores masculinos. ¿No sentirían esas primeras sufragistas una punzada en su interior, mezcla de dolor y vergüenza?
Si bien es verdad que se han logrado muchas cosas, hay otras que están por reconquistar. No hace mucho se aprobó una ley que castigaba a los que se atrevieran a insultar a personas de autoridad.
Hace poco se aprobó una subida de 6 € al mes, para los sueldos mínimos. Si dividimos 6 € entre 30 días al mes, nos da un resultado de 0,20 céntimos de subida al día. Si éste resultado lo dividimos entre 8 horas, que suele ser la jornada laboral media, nos da un resultado de 0,025 décimas de céntimo de subida, el precio de la hora laboral. Supongo que a ésto se habrá llegado contando con los representantes sindicales. El mensaje que se está dando con este tipo de acuerdos es que el trabajo de las personas que cobran ese salario, no vale nada. Y encima lo hacen subestimando la inteligencia de los trabajadores ¿Hay mayor forma de insulto?
Películas como la que aquí comento, son necesarias para recordarnos lo que aquellas mujeres conquistaron, pagando incluso el alto precio de sus vidas. Es la historia que debería transmitirse a las nuevas generaciones para que valorasen lo que se ha conquistado, y siguieran luchando por lo que aún queda por ganar y por lo que, durante estos últimos años, se ha ido perdiendo.
Querida Dorcas, yo también fui a ver Sufragistas en una sala pequeñita de mi ciudad, precisamente la tarde del día de Navidad. Iba con varias de mis primas y no imaginas cuanto la disfrutamos. Al final de la película algunos espectadores arrancaron en aplausos y no pudimos evitar unirnos. La historia de hombre ha sido cruel con los desfavorecidos y los "débiles", entre ellos las mujeres. La valentía y la fuerza de las Sufragistas fue todo un hito y tienen más que merecida nuestra atención y nuestro sincero homenaje. És labor nuestra seguir transmitiendo a las nuevas generaciones los valores de libertad y justicia que tantos otros defendieron antes. Un abrazo muy grande y mis mejores deseos para este 2016, Dorcas.
ResponderEliminarHola Marie:
EliminarEs impresionante lo que tuvieron que sacrificar para conseguir que se oyeran sus reivindicaciones, que no eran otras que las de todos los más desfavorecidos. Gracias a ellas y a otras muchas mujeres que como ellas lucharon, nosotras podemos disfrutar de algunos derechos. Como dices,tenemos que traspasar a las generaciones que nos siguen, los valores que ellas defendieron, para que su llama no se agote.
Te confieso que en más de una escena, estuve a punto de ponerme en pie y aplaudir cada uno de los gestos de valentía que tenían las protagonistas de la historia.
Te deseo un año lleno de cosas buenas. Un abrazo.
La tengo pendiente. Todo lo que oigo sobre ella es bueno.
ResponderEliminarÉsta es una de esas películas para llevar a colegios y universidades, y hacer debates después de verla. Ojalá que la den muchos premios, así quizá la vuelvan a poner.
EliminarUn abrazo, Pedro.
Me ha impresionado lo que cuentas de la policia que las llevaba a su casa para que su marido "se ocupara" de ellas. El enemigo en casa.
ResponderEliminarTiene que ser muy buena esa película.
¿Sabes en qué película vi yo por primera vez a una sufragista? En la inocente Mary Poppins, la madre de los niños era una mujer burguesa que se manifestaba por el voto para la mujer. Es un detalle que se me quedó, eso de vota la mujer, aunque cuando vi esa película por primera vez yo era una niña que vivía en un país en el que no votaba nadie. La memoria es muy caprichosa.
Un beso, amiga caminante.
El dejar que los maridos fueran quienes reprimieran desde sus casas a sus mujeres, no era para otorgarles a ellos ningún privilegio. Era una forma de tenerlos también controlados . Mientras se dedicaban a éso, no pensaban en defender sus derechos.
EliminarTienes razón, no me había detenido a pensar en la escena que señalas de Mary Poppins. Es curioso como cada persona se fija en una determinada escena de una misma historia. Lo bueno de ver buenas películas, es que después, te pones a hablar con otras personas y cada una saca un recorte diferente. Es como ir construyendo un puzle.
Un abrazo, compañera de paseos.