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miércoles, 1 de abril de 2015

LA HISTORIA NUNCA CONTADA

"ABRIL"
De Kolo Moser


Comienza el mes de Abril. Viene cargado de cosas nuevas. Mes tradicionalmente de lluvia (Abril, aguas mil). De días de fiesta y salidas para unos, de recogimiento y celebraciones religiosas, para otros.
Hoy estaba en un café con una amiga, cuando hemos oído los tambores que anunciaban una procesión. Mi amiga enseguida ha reconocido, por el color de las vestimentas que llevaban los que participaban en ella,  que eran de la Cofradía de la Soledad. A raíz de ésto hemos iniciado una conversación, y cada una ha expuesto su punto de vista. Por mi parte la he comentado que nunca he entendido esa especie de culto al dolor, al sufrimiento, como el caso de los que van latigándose en las procesiones. Para mi amiga se trata sólo de promesas que han hecho y que deben cumplir.
Otra de las muchas cosas que no entiendo de la religión que he heredado es por qué se le da más importancia a la muerte (otorgándole tres días de celebración), que a la Resurrección, que sólo tiene un día, el domingo. ¿No es precisamente ésta última lo que convierte al hombre que ha muerto crucificado, en un ser divino? Entonces, ¿no es ésa precisamente la que debería ser celebrada por más tiempo?
De todos los santos que he ido conociendo a través de las historias que me han ido contando, hay dos que son mis preferidos: Santo Tomás, porque fue el que no creyó hasta que vio. Cosa que me parece de lo más lógica y humana. Y José, San José, el padre "adoptivo" de Jesús. Es un personaje que siempre me ha dado la impresión que se le ha ninguneado en los relatos biblícos. Un hombre que fue capaz de dejarlo todo para ayudar a una mujer embarazada, sóla. Y lo hizo sin pedir explicaciones, sin exigir nada a cambio. Cargó con la responsabilidad de educar a un niño que no era suyo, y que por lo que le fueron contando, iba a causar una gran revolución. Hay que ser muy generoso y muy valiente para hacer algo así.
Cuando en clase de religión se trataba a los personajes biblícos como seres excelsos, tocados por un don divino, a mí siempre me surgían un montón de preguntas.  No entendía que no se hablase de sus flaquezas, de sus dudas, de sus miedos, al fin y al cabo eran hombres y mujeres de carne y hueso. No podía entender que no tuvieran momentos de rabia, de debilidad. Me parecían tan irreales, como perfectos me los presentaban. Hasta que llegó el día en que me dio por investigar por mi cuenta. Necesitaba beber de otras fuentes para saber cúal podía ser la versión más cercana a la realidad. Y fue así como empecé a leer libros de ensayo y novelas, que pudieran tratar del tema. Sabido es que aunque la novela se alimenta de la imaginación, a veces encierra más información de lo que parece. Y fue así como conocí a dos autores que me cambiarían totalmente mi percepción de lo divino y lo humano. Estoy hablando nada más y nada menos que de Erri de Luca y José Saramago. Cuando del primero leí "En el Nombre de la Madre", me sentí menos sola en mis divagaciones. En esta novela el señor de Luca nos narra la historia, que hemos oído mil veces, de la huída de María y José hacia Belen, para evitar que Herodes matara a Jesús al nacer. La diferencia es que el señor de Luca lo cuenta, como yo creo que debería verse toda esta historia, desde una versión humana. Nos habla del miedo de María. De su dificultad para traer un niño al mundo en las circunstancias que estaba. También nos cuenta lo que tuvo que aguantar José haciéndose cargo de una mujer sola, a punto de traer un hijo a un mundo que les era bastante hostil.
En cuanto a José Saramago, qué más se podría decir sobre él. Es uno de los grandes. Revolucionó el mundo literario estéticamente, contándonos historias sin utilizar apenas los signos de puntuación. Pero sobre todo removió conciencias con su manera de expresar sus ideas, de hacer pensar al lector. Con su valentía al mirar, desde otra perspectiva, temas que estaban acomodados en una tradición que parecía no querer admitir nuevas miradas. Leer su novela "El Evangelio Según Jesucristo", fue para mí como meterme en una lavadora en pleno centrifugado. Cuando salí de ella, estaba más limpia de viejas creencias, mi mirada se dirigía hacia otros ángulos, y eso me dio más seguridad. En la novela cuyo título he mencionado, el señor Saramago da voz a José, y lo hace para que pueda hablar con su hijo como cualquier padre lo haría. Qué padre no intentaría evitar que su hijo sufrirera, por muy divino que fuera ese hijo. Tanto al uno como al otro, nos los presenta desde su condición de hombres, de seres de carne y hueso. Capaces de rabiar, de amar, de llorar. A José como un hombre lleno de dudas sobre si estaría haciendo lo correcto, y para él lo correcto era intentar que su hijo sufriera lo menos posible.
A Jesús nos lo presenta como un hombre con deseos. Capaz de sentirse atraído por una mujer, como en el caso de Magdalena.
Hoy ha empezado Abril, y lo ha hecho trayendo, entre otras cosas, antiguas celebraciones. Pero a pesar de su antiguedad, ya no son vistas del mismo modo. Las hojas del calendario de tantos años, no han pasado en balde, como tampoco lo han hecho las páginas de los libros leídos.  Las primeras nos añadían años. Las segundas, conocimiento.
Cualquier época es buena para releer los libros bien escritos.  Pero ha sido el retumbar de unos tambores en la primera tarde de este mes de Abril, lo que ha despertado en mí las ganas de volver a un evangelio escrito por el gran José Saramago, y a una historia contada en el nombre de una madre, a través de la pluma de Erri de Luca. Si aún no los conoce, no deje de buscarlos en cualquier biblioteca o librería. Cuando los haya leído, verá que esas historias no habían sido nunca contadas, al menos, no de esa manera.

4 comentarios:

  1. Con el tiempo muchas cosas las vemos de diferente manera, también la religión.
    Los años nos dan otros ojos con que mirar. Será interesante leer esos libros, otro punto de vista más nunca viene mal. De niños no cuestionamos nada, aunque se echa de menos la "humanidad" en los personajes, para que fueran más cercanos. Siempre quedan dudas, como Sto. Tomás.
    Abrazos.



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    1. Por eso es tan importante que haya distintas voces sobre un mismo tema. Descubrir autores como los dos grandes que yo menciono en esta entrada, es abrir una ventana a escuchar la historia desde otro punto de vista. Escritores como Saramago y De Luca nos pueden aclarar alguna de las dudas que podemos tener, y a veces también nos obligan a crear nuevas preguntas en nuestra mente. Y así vamos andando de autor en autor, de libro en libro, hasta recorrer un largo camino...
      Un abrazo grande.

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  2. San José y Santo Tomás, los santos de la duda. No nos mostraban la parte humana de los santos en la escuela nacional católica o en las monjitas. Ahora tenemos libros como los de Saramago y de Luca, que me los apunto.
    La fe se cae a lo largo de la vida o permanece. Es un misterio, hay quien conserva las creencias irracionales, incluso gente de gran formación. Hay quien la pierde enseguida, hay quien la va perdiendo a lo largo de la vida...Yo la perdí pasada la treintena. De libro en libro, un largo camino en busca de una verdad con minúscula, sólo es tu verdad.

    Me estoy acordando de algunas esculturas medievales que representan a San José dormido y ausente, al lado de María y Jesús. El humilde artista románico comprendía su duda, tan humana, menudo papelón el suyo. Lo puedes ver en la iglesia de Ahedo de Butrón, por ejemplo.

    Un abrazo, amiga caminante. De libro en libro.

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    1. Me disponía a tomar una taza de té y me he asomado a esta ventana, cuando he visto que tenía un comentario nuevo, no he podido resistirme y lo he leído. Me parece interesantísimo lo que dices. Cada uno en ésto del creer o no, elige lo que quiere o lo que necesita. Recuerdo que he estado en alguna ocasión frente a una siuación límite, y reconozco que me he agarrado a todos los santos habidos y por haber porque necesitaba una ayuda más allá de la humana para soportar todo lo que tenía frente a mí.
      A mí me sirvió. Eso no significa que renuncie a seguir buscando respuestas, a saber más allá de lo que me han querido imponer, Sobre todo por eso, porque era una imposición marcada con el sello del miedo. Y con eso sí que no comulgo.
      Gracias por la información que me has dado sobre la escultura de San José, me la apunto.
      Seguiremos caminando, amiga. Seguiremos buscando de libro en libro, como tú dices.
      Un abrazote.

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